Si yo fuera Presidente Municipal

José Guadalupe Isabeles Martínez

Porque ya no es permisible interpretar nuestra fortuna como un premio, mucho menos todas nuestras desventuras como un castigo de dios.

Karl Marx asumía que los filósofos antaño se habían dedicado a interpretar y entender el mundo, no obstante de lo que se trataba ahora era de transformarlo. Por ello estoy cierto que ya no debemos seguir al margen de nuestra desgracia. Hoy más que nunca tenemos que ser parte de su más profunda transformación. Es impostergable un gobierno municipal incluyente, sensible, receptivo y más democrático.

Si yo fuera presidente municipal, asumiríamos como responsabilidad propia el bienestar integral de los habitantes; construiríamos la municipalidad más transparente del sur de Jalisco; mejoraríamos el desempeño y capacidad de respuesta del gobierno; nos anticiparíamos a problemas y cambios; tomaríamos en cuenta a todos y cada uno de los sectores sociales; enfocaríamos nuestros más grandes esfuerzos a subsanar las causas del pandillerismo; haríamos contacto con la red de incubadoras empresariales del Tec de Monterrey para apoyar los negocios locales.

Lucharíamos por la unificación de criterios para conseguir recursos económicos y diseñar el plan de manejo de la Laguna de Sayula como sitio Ramsar; implementaríamos un Plan Municipal de Austeridad; echaríamos a andar el modelo de Presupuesto Participativo; y tendríamos un zar anticorrupción; empoderaríamos a hombres y mujeres para la toma de decisiones.

Impulsaríamos un programa de útiles y uniformes escolares; desarrollaríamos campañas de salud; efectuaríamos ferias educativas; implementaríamos un programa de excelencia educativa donde a través del hermanamiento de ciudades en el exterior, estudiantes puedan viajar al extranjero.

Firmaríamos convenios de colaboración con el Tec de Monterrey, ITESO, UdeG, y otras universidades a fin de favorecer el diseño y evaluación de políticas públicas de impacto social; haríamos contacto con la Unión Europea, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Organización de Naciones Unidas, Organización Mundial de Comercio… para obtener recursos encaminados a la solución de problemáticas.

Respaldaríamos las energías del gobierno municipal en la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública (EGAP) del Tec de Monterrey; en la Government Innovators Network de la Escuela de Gobierno de Harvard University; y otros centros prestigiosos de estudio sobre gobierno y gestión pública.

Gestionaríamos la participación de la organización Children International para asistir el desarrollo de la niñez; firmaríamos convenios con la Comisión Estatal de Derechos Humanos para la protección de derechos; estrecharíamos lazos con Rotary International; lo mismo haríamos con organismos como el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, el Consejo Económico y Social de Jalisco (Cesjal); instituiríamos el Premio Municipal de la Juventud.

Crearíamos lazos con ONG’s y organizaciones civiles locales, nacionales e internacionales, integrando recursos humanos, económicos y académicos; empujaríamos la creación del Instituto Regional para las Políticas Públicas, que genere soluciones eficaces a nuestras privaciones; realizaríamos ferias de empleo, culturales y ferias regionales del libro; haríamos de Juan Rulfo nuestro emblema cultural mundial.

Reestructuraríamos la administración pública, la modernización normativa, financiera, administrativa y de infraestructura tendrían primacía; descentralizaríamos la organización del carnaval, este quedaría en manos de un comité social especializado; se modificaría el reglamento de giros restringidos, el de discotecas, bares y billares para adaptar horarios de acuerdo a las nuevas realidades; incentivaríamos la responsabilidad social de las empresas locales.

Nuestros programas sociales competirían por el premio Gobierno y Gestión Local del CIDE y Fundación Ford; priorizaríamos el Gobierno Electrónico como instrumento valiosísimo de comunicación y retroalimentación de dos vías; los ejidatarios contarían con todo el apoyo para hacer más productivas y competitivas sus tierras; terminarían las canonjías con periódicos locales; nuestro gobierno sería horizontal y no vertical ni de imposición.

El liderazgo y activismo municipal se priorizaría en la zona metropolitana de Guadalajara, en el Congreso de Jalisco, Congreso de la Unión, y en toda la región sur; delinearíamos puntualmente la política integral en cultura, educación, salud, empleo, economía, seguridad… integraríamos a los migrantes al desarrollo social; seríamos parte de la Asociación de Municipios de México A.C.

Estos serían algunos cimientos de la metamorfosis. Una evolución transtrienal que abrace expectativas ciudadanas y no el cortoplacismo presente, de cara a un nuevo siglo. Porque el progreso municipal ya no puede seguir fincado en personalismos ni en un reducidísimo grupo de personas. Esto es apenas parte del hito histórico que pronto podría comenzar a escribirse.

No obstante, ni los buenos deseos ni las ideas garantizan esta sucesión de los acontecimientos. Lo importante es dejar claro que cada uno de nosotros somos agentes de cambio aunque muchos invadidos por el sopor. Sea como sea, estamos seguros que un día el cambio no podrá ser más resistido. Y parafraseando a Luis Donaldo Colosio Murrieta, habremos de construir puentes de exigencia, y no más de complacencia. Por fin un auténtico gobierno de izquierda se abriría paso entre el pragmatismo de la resignación que nos tiene estancados.

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