Hola a toda la gente amable que me hace el honor de leer esta columna cada semana, un gran abrazo para todos y cada uno de ustedes. Les recuerdo que seguimos en facebock, en la cuenta: “carretero de Jalisco”, donde podrán encontrar está y otras colaboraciones de un servidor para distintos medios impresos y electrónicos.
Hoy quiero comenzar con el suceso del año en el municipio de Sayula que, paradójicamente, no es otro que la inauguración de la tienda Soriana express el pasado 4 de mayo. Qué de paradójico tiene la apertura de una tienda departamental, se preguntará el lector de otras latitudes.
Pues bien, la paradoja se haya en que tal evento para un pueblito de menos de 35 mil habitantes (para darles una idea a los citados, han muertos más personas en la guerra contra el narco de Felipe Calderón hasta hoy, más de 40 mil, que las que habitan Sayula; perdón por lo macabro del dato…), fue una verdadera fiesta popular, solo comparable al 12 de diciembre o el día de las comparsas en el carnaval, pese a que el municipio está considerado en las paginas oficiales del gobierno del estado, como con un alto grado de marginación, o sea pobreza.
¿Que no las tiendas departamentales están principalmente diseñadas para la clase media? Bueno, realmente a los accionistas, no les importa si sus clientes son o no de clase media, solo les interesa que consuman.
Es decir les importa un bledo el impacto negativo individual o colectivo de su negocio en el tejido social de una comunidad. Es el precio del progreso. Como si no hubiese pagado suficiente la humanidad por el progreso de unos cuantos países y personas. La lógica dice que, si uno gana como pobre y gasta como “rico,” su nivel de vida decaerá a un más, y lo digo no por ofender a los sayulenses, sino porque de acuerdo a estadísticas internacionales 6 de cada 10 mexicanos son pobres, 4 de cada diez son muy pobres y 2 de cada diez están por debajo de la línea de la pobreza.
De ahí se infiere que el progreso al respecto, es decir Soriana en Sayula, es una gran mentira corroborada con evidencias. Pero, la gente no lo entiende, es más no le importa.
La cantidad de personas en la inauguración debió sorprender a los mismos organizadores. Es materia de un estudio sociológico la conducta señalada de la masa en el municipio: yo personalmente la comparo con la venta de esclavos en plazas públicas del mundo occidental, hace dos o tres siglos.
El deplorable espectáculo, que hoy nos parecería grotesco, de la venta de seres humanos, hombres, mujeres y niños; no solo era bien visto, sino signo de progreso, de civilización; los esclavistas eran vistos con respeto y los traficantes de esclavos como grandes comerciantes que contribuían con la economía.
Al igual que el espectáculo de la inauguración de un comercio depredador de las pequeñas economías locales, el comercio de esclavos, la subasta pública, atraía multitudes acríticas del progreso a toda costa.
Hoy el esclavismo nos escandaliza, como en el futuro la depredación económica disfrazada de progreso lo hará con aquellos que después de nosotros habiten el devastado mundo que les dejaremos, luego de comportarnos como unos perfectos imbéciles… (Sino quiere o no puede detener el “progreso”, por lo menos compare calidad y precios, antes de comprar…)
Hablando de…
Se calificó en la prensa local, la semana pasada, de imbécil, al gasfitero anónimo que la agarró contra Rivas Peña presidente municipal de Sayula Jalisco (es la segunda ocasión que lo hace). Y es que éste sujeto, culpa de todo al primer edil, tanto que, asegura la nota citada, algunos vecinos hartos de las pintas contra el querido Samuel Rivas, le aconsejan cuide su honor familiar antes que el interés ajeno.
Que el emulo de Charles Bronson, vengador anónimo, sea un populista que quiera engañar al respetable, es muy probable; que exagere en sus denuncias y formas, quizá no tanto; que algunos le creamos, no necesariamente. Empecemos por deslindar responsabilidades: Samuel Rivas Peña, no sería culpable de nada de lo que las bardas grafiteadas por éste iconoclasta activista social acusan, sino no fuera presidente municipal de Sayula.
Dicen los grafitis: “no hay trabajo”; “las calles no sirven”; “No hay banco de Sangre (en el hospital)”; “tenemos hambre”. Todas las anteriores refiriendo a Rivas o sea al presidente municipal.
En cuanto a los niveles de desempleo nacional y pobreza en el mismo rubro, no se puede contra argumentar el “no hay trabajo”; “las calles del municipio no sirven” es evidente para todos; Efectivamente, no hay banco de sangre en el hospital; el número de personas que acuden a la ayuda federal y municipal de alimentos y dinero en efectivo no es de despreciar, basta mirar los centros de distribución liconsa; el número de despensas que regala el DIF; el programa federal de 70 y más, para darnos cuenta que la situación evidencia el hambre (sin animo de ofender a nadie), esto sin mencionar los salarios que por ejemplo paga la mismísima presidencia municipal a empleados eventuales (a ver, que Rivas pague renta, despensa, útiles escolares, doctor y medicinas con 700 pesos a la semana, o sea 70 dólares…).
¿Por qué no tiene responsabilidad Rivas, si este es un problema que su administración debería enfrentar al ser comisionado por el voto ciudadano como planilla electa para ello? ¿A caso esperan que los ciudadanos con recursos propios y tiempo, hagamos gestiones para pedir a la secretaria de salud del estado lo que necesita el municipio atendido por el hospital a su cargo? ¿Debemos los sayulenses sin ayuda de nuestra autoridad legalmente constituida, implementar un plan de desarrollo económico que oferte empleos dignos y bien remunerados en el municipio? ¿Somos, a caso, los ciudadanos, responsables de obras públicas en el municipio? ¿Actuamos ilegalmente entonces, haciendo caso omiso de nuestra responsabilidad constitucional al esperar que estas tareas las asuma quien no está comprometido por la ley para hacerlo? Perdón entonces señor presidente municipal, si hemos creído algo de lo que el imbécil del grafiti insinuó sobre usted…
No más falta que un perro nos mié…
Digo también hay que considerar al presidente municipal, no la tiene, fácil.
Primero, no estudio para esto; dos, se avienta a los borras y solo; tres, es muy testarudo; cuatro, de política cero; y si como decía aquel gran filosofo alemán de nombre impronunciable: “el límite de nuestro lenguaje es el límite de nuestro mundo”, está dentro de su capacidad, hay que aplaudir…y es que no toda la culpa la tiene una sola persona, no somos un pueblo muy organizado y consiente que digamos, ya hemos votado tres veces por el “pobre” hombre (Rivas), porque de toda la bola no se hace uno.
Con cualquier cosita nos apantallamos y le hacemos caravanas a cualquiera que parezca de billetes: la base actual de nuestra economía local es definitivamente la agricultura y menos ya la ganadería.
Para ello nos dejamos invadir por las agroempresas (sale más lana rentando la tierra que arriesgando perder en la cosecha cada año); de un tiempo para acá, los empleos que en otros países se les llama chatarra, de tiendas departamentales y maquiladoras han tomado importancia a nivel local.
Los negocios, antes citados, que lideran la economía municipal son de los más criticados en el mundo por explotación de mano de obra, evasión de impuestos, contaminación y lavado de dinero; por si esto fuera poco… en todos los municipios vecinos llueve menos aquí; estamos en el cruce de caminos del corredor pacifico del narco; tenemos infraestructura turística pero no tenemos turismo; tenemos regidores, pero escasean los huevos; hay mucho dinero, pero en pocas manos; los bares cierran a las once de la noche…bueno, nomás nos falta que nos orine un perro. Ah, y… ¡ya cierren la cantina de Rivas!, ahí se ven.
PD: Un año sin Monsi…
Sociedad civil: “Es el esfuerzo comunitario de autogestión y solidaridad, el espacio independiente del gobierno, en rigor la zona del antagonismo” Carlos Monsiváis
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