lunes, 5 de julio de 2010

Reflexiones sobre el Estado Fallido

Hablar del Estado implica traer a colación al gobierno, no obstante referirnos al gobierno no remite estrictamente al Estado. Éste último es caracterizado por varios elementos, según la óptica, los componentes son los siguientes: soberanía, gobierno, población y territorio. Básicamente cuatro. Si hablamos de “Estado moderno” se incluye ya al Derecho, o los derechos del hombre, por citar un ejemplo.

El Estado (aunque es una concepción abstracta) ha sido creado para cumplir ciertos fines, entre ellos prestar seguridad a sus miembros, que se puede considerar como raíz de su origen, de ahí que mantenga el monopolio legítimo de la fuerza pública. Bien entendemos que el Estado evoluciona, llegando al “Estado actual” ejerciendo alguna forma de gobierno (léase democracia, dictadura, entre otras). Pero ¿qué pasa cuando un Estado no garantiza la seguridad al interior de su territorio?, ¿tenemos ahí un Estado fallido? La respuesta más cercana es: no necesariamente, depende.

Al evaluar si un Estado es tal cosa, deben considerarse ciertas variables que permitan medir la situación que priva en dicho territorio. Hay quien señala que México es un Estado fallido, cosa que aquí desmentimos categóricamente. Contrario a ello, se expresa que Afganistán es un Estado fallido, con lo que personalmente concuerdo. Si tomáramos una radiografía de ambas realidades, y a contraluz le observásemos, localizaríamos fácilmente las diferencias.

En México no tenemos 150 mil soldados (de distintos países) desplegados como en Afganistán, tampoco el Estado mexicano ha perdido el monopolio y ejercicio de la fuerza, como sí ocurre en ese país asiático, donde existen regiones enteras bajo control total, por un lado del Talibán (diferente de Al Qaeda), y por otra del ejército estadounidense y las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO, por sus siglas en inglés). Por ello es necesario comparar y distinguir, aunque en este caso, muchos pueden cuestionar que en México los muertos sean superiores, efectivamente, pero la realidad es muy distinta.

Otro ejemplo es Somalia, país africano que actualmente es la más clara muestra de un Estado fallido, en tanto el país está divido en tres gobiernos nacionales (al norte, centro y sur), involucrando una pérdida absoluta de poder y control. Somalia es un caso real, pero a la vez extremo. No podemos dejar de mencionar los piratas que secuestran buques repletos de petróleo en las costas del país africano. Son somalíes que realizan sus actividades al margen de la ley (que no existe), y al amparo de un auténtico Estado fallido.

Repensar las dificultades que en determinado momento enfrenta el Estado, traslada a desmenuzar y encontrar qué aspectos (variables), reflejan las debilidades de éste. Sólo así se puede valorar si un país (1) está en riesgo, (2) está fracasando, o (3) si se ha malogrado tanto que en cualquier momento el Estado colapsará.

La lectura para México es que, actualmente atraviesa una serie de crisis, primordialmente la de seguridad, que permiten puntualizar que efectivamente nuestro país es un “Estado en riesgo” no un Estado fallido como personas con mala fe quieren hacer creer. Si bien, servicios como salud, educación, pensiones, infraestructura, energía eléctrica, combustibles, entre otros, no son los óptimos, el Estado los provee. Y En última instancia, existen grados de un Estado fallido que en momento dado sería irresponsable generalizar, pero que inminentemente sí hay que atender.

Correo: joseisabeles@hotmail.com
Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles

No hay comentarios: