Lic. José Guadalupe Isabeles Martínez
Hoy quiero compartir un poco sobre mí experiencia en el marco de un logro que como ya lo dije, no es personal, sino familiar. Me refiero precisamente a la culminación de una etapa más en mi vida, pero a la vez al inicio de otra de proporciones fundamentales. El viernes 27 de mayo fue uno de mis últimos días en Monterrey. Allí en compañía de mis padres, Rubén Isabeles Jacobo, mecánico de profesión, y Josefina Martínez Cortés, ama de casa, también de mi hermano Carlos; así como de mi esposa Xóchitl y mi hijo Joshua, asistimos a la ceremonia y entrega de títulos profesionales.
Ya circula en Internet una nota más amplia sobre esto mismo, titulada José Isabeles recibe título profesional (http://www.sayula.com.mx/).
Mi padre, quien tiene en Sayula prácticamente 30 años residiendo, se trasladó de Zapotiltic a este lugar. Yo ya había nacido en Zapotiltic, no obstante fui criado aquí, donde mis primeros pasos se forjaron. A diferencia de lo que algunos creen, mi entorno ha sido el de la exigencia, el de la cultura del trabajo y el esfuerzo. Entre grasa y aceite crecí, en el taller de mi padre especializado en Volkswagen.
Desde el kínder estudio en Sayula, pasando por la primaria Jacinto Cortina 365, de ahí a la Escuela Secundaria Técnica No. 11, de donde al finalizar, me enrolé en las filas del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), para impartir clases en comunidades rurales de Jalisco como Instructor Comunitario –atendiendo a unos 6 o 7 niños en edad primaria. Estuve un ciclo escolar en Los Ocuares, comunidad perteneciente a Gómez Farías, Jalisco. Después fui Capacitador Tutor (2001-2002), estando a cargo de alrededor de 10 comunidades del municipio de Pihuamo.
Al término en CONAFE donde pasé 2 años, ingresé a la Escuela Preparatoria Regional de Sayula, de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Con los 60 meses de beca que obtuve en CONAFE (unos mil pesos por mes), pude seguir estudiando. Al finalizar solicité apoyo al TEC de Monterrey, donde realicé los exámenes correspondientes y fui aceptado para cursar una carrera profesional. Fue en el TEC donde me otorgaron una beca y un crédito con el que pude ingresar.
Aunque al principio estaba inscrito en un programa de ingeniería, me di cuenta que no era lo que deseaba, así que continúe con la que había sido mi segunda opción: Ciencia Política.
Recuerdo bien a algunas personas y profesores en la prepa, que me decían que en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), solo era cuestión de dinero, cuando las colegiaturas oscilan en unos 70 mil pesos por semestre. No es verdad. Por una parte hay que mencionar que en México, el Estado paga por la educación de sus universitarios –o los que puede mantener, mal que bien- aportando poco más de 6 mil dólares por estudiante, cantidad que no tiene que pagar el alumno. En el TEC, dado que éste no recibe ningún apoyo gubernamental, los alumnos son quienes tienen que saldar sus pagos. En lo personal, jamás hubiera podido estudiar aquí de no ser por la beca-crédito de la Institución y el enorme sacrificio familiar.
Estudiar aquí no es solo cuestión de dinero, porque más allá hay toda una cultura del esfuerzo, la exigencia y enorme dedicación que no se encuentran tan fácil en universidades públicas. En el TEC no hay ni segundas, ni terceras, ni cuartas, ni “n” cantidad de oportunidades para aprobar una materia, como sí las hay en otras universidades. Aquí, si repruebas una asignatura hay que pagar el costo de la materia e inscribirla de nuevo el siguiente semestre. Una sola materia reprobé, fue Microeconomía en el TEC Campus Guadalajara, donde inicié. El mínimo es 70/100, saqué algo así como un 68…
Hoy, con título de Licenciado en Ciencia Política en mano, puedo agradecer a mis padres por tanto esfuerzo y a todos aquellos que siempre me apoyaron. Ahora la tarea es trabajar y empezar a cosechar parte de lo sembrado, sin dejar por supuesto de continuar con la siembra. Dos días después del 27 tomé el autobús que me traería de regreso a mi tierra natal: Jalisco. La meta ahora es alcanzar Sayula, para hacer algo por mi terruño, alcanzar otro sueño y comenzar de nuevo.
PD. Tras la renuncia del Lic. Rodrigo Sánchez Sosa al periódico Horizontes en Sayula, por “diferencias con las políticas editoriales…”, se hace más claro del lado de qué intereses está la dirección de dicho semanario (como Siete Días): ¿de la ciudadanía o del oficialismo? Una más de periódicos charros…
Twitter: @joseisabeles
Cel. 81 1313 7011
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