lunes, 28 de junio de 2010

Irán, la invasión que viene

Realizamos la Revolución para no tener que escuchar a Occidente”, sentenció el Presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad, tras las presiones estadounidenses para que Teherán detenga su proyecto de energía nuclear en 2006. Lo que además ya se ha convertido en un tema internacional, es la satanización que se hace de Irán en los medios de comunicación (Consani y Zeraoui, compiladores. Sobre Medio Oriente, 2007, p. 239)

La consecuencia para Irán respecto a su programa nuclear, se está desnudando: la invasión. Si bien, podemos pensar en otras alternativas para solucionar las tensiones iraníes-estadounidenses, esas otras opciones nunca son garantía del todo, ni son tan eficaces como la guerra y las humillantes imposiciones que de ello se desprenden para el país deshonrado. Y es que EU puede haber cambiado en las formas y apariencias, mas no en el fondo de hacer política, porque en sus entrañas siguen fielmente las directrices de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, una de ellas: hacer la guerra cuando sea necesario, ser temido pero no odiado. Lo anterior, porque seguramente EU será arrastrado por Israel para hacerle la guerra a Irán.

Una muestra la encontramos en Colombia, donde en el corazón de nuestra América, EU hace ya uso de siete bases militares, con la intención, entre otras cosas de intimidar a los países ‘rebeldes’ como Venezuela. Hoy es conocido por todos la conspiración que se opera-ba desde el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), mayor agencia de inteligencia colombiana, para desestabilizar el gobierno de Hugo Chávez Frías. Eso lo ha hecho EU siempre, y no lo dejará de hacer.

El derecho inalienable de cualquier nación por garantizar su soberanía, es lo que Irán intenta afianzar desde el primer momento de la Revolución Islámica (1979). Incomprensiblemente, EU había propuesto al Sha de Irán, dictador impuesto y apoyado por ellos, impulsar un programa nuclear con su ayuda. Con la caída del régimen el propósito se suspendió, pero a la postre fue retomado independientemente por el nuevo gobierno revolucionario.

Actualmente, Irán lleva unos 30 años perfeccionando su proyecto, y se encuentra ya en una etapa final que daría lugar a que, entre 1 y 6/7 años, Teherán pueda ser capaz de producir su primera arma de destrucción masiva (si así se quisiera). Mas la clave es el enriquecimiento de uranio, que consiste en pocas palabras en “incrementar las partículas de uranio altamente radioactivo”, y “reducir la parte menos radioactiva del elemento (el isótopo 238)”, según Gabriela Cantú y Adelia Bahena (p. 231). Sin embargo, el objetivo no es tanto la bomba nuclear, sino la autosuficiencia energética que se logrará una vez se tenga en operación los reactores nucleares, aunque de cualquier forma resulta un arma de doble filo.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), ha supervisado en no pocas ocasiones el proyecto de Teherán. Inclusive, Irán es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), la Convención de Armas Biológicas y Tóxicas, el Tratado Comprensivo de Test Ban y la Convención de Armas Químicas, “todos prohibitivos del desarrollo, producción y uso de armas de tal naturaleza”. Por si fuera poco, el artículo IV el TNP plantea “el derecho de todo Estado firmante de poseer actividad nuclear pacífica” (p. 225-245). La contradicción estriba en que, Paquistán, Israel e India, tienen capacidad nuclear (entre otros) y no son firmantes de tales proscripciones.

Ciertamente, Irán pondría en peligro el equilibro y la seguridad en Medio Oriente, pero el largo camino de tres décadas en la construcción y adopción de tecnología no lo ha realizado al margen de las normas internacionales en materia de energía nuclear. El problema es que, desde la Revolución Islámica, Irán se ha declarado absolutamente contrario a las imposiciones occidentales, y tiene Teherán el legítimo derecho de asumir su propia seguridad cuando se encuentra rodeado por regímenes no cooperacionistas como Arabia Saudita, Kuwait y Egipto, ya no se diga el régimen sionista y terrorista de Israel. Por ello se asume que, las rondas de sanciones como la resolución 1929 dictada hace días por el Consejo de Seguridad de la ONU, sólo están dejando a la vista el pretexto inminente de una invasión y ocupación arbitraria en Irán, como ya ocurrió con Iraq.

Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles
Bibliografía

Consani, Norberto y Zeraoui, Zidane (compiladores). (2007). Sobre Medio Oriente (1ra Edición). Buenos Aires, Argentina: Nuevo Hacer, Grupo Editor Latinoamericano.

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