miércoles, 2 de junio de 2010

El rostro oculto de la biotecnología


Ya habíamos gastado 400 mil dólares para probar nuestra inocencia. Y al cabo de dos años y medio la familia estaba totalmente destruida… Ya no tenía fuerzas para afrontar un proceso con un desenlace incierto…”

Troy Roush, víctima de
la “policía de los genes” de Monsanto

Monsanto se fundó en 1901 en Saint Louis, Missouri (EU), iniciando como empresa de químicos. Con el tiempo ha incursionado en biotecnología, fabricando pesticidas, herbicidas y demás productos que “ayudan” a lograr cosechas “exitosas”. No obstante, los “milagros” disfrazados se han convertido ya en meras pesadillas.

El caso de India es peculiar, pues ha suministrado a los agricultores productos mucho más costosos que los convencionales. Si bien es loable que India sea hoy el segundo productor de trigo mundial, con 74 millones de toneladas, hay que preguntar a qué pecio: “suelos agotados, disminución de reservas de agua, contaminación generalizada...” (El mundo según Monsanto, 2008).

Un caso no menos espantoso, son las semillas de algodón Bt (semillas Bollgard) que Monsanto ha comercializado en India, lo que resultó un fiasco absoluto porque no brindaban los resultados prometidos. Los agricultores quedaban endeudados y sus cosechas eran desastrosas, lo que generó que de enero a diciembre 2007 se presentaran 1,168 suicidios por ello.

Enfaticemos que Monsanto se apodera ya de las semillas del mundo, intentando “controlar los alimentos.” Una vez teniendo el monopolio de las semillas, se adueña “de la transformación de los granos”, a continuación lo hará con los supermercados y finalmente controlará “toda la cadena alimentaria.”

En México, el maíz criollo, que es el tradicional, se ha visto contaminado por maíz transgénico (manipulado genéticamente). El hecho ya genera nuevas enfermedades del maíz, lo que derivará en una dependencia en los productos de… Monsanto. “Será el final del maíz criollo, pero también de toda la economía rural que sustenta el maíz…” (p. 377).

Muchos científicos de prestigio internacional, han visto destruirse sus carreras por haber osado cuestionar e investigar los transgénicos. Como Arpad Pusztai, quien realizaba una investigación al respecto y ésta fue detenida por presiones de Monsanto a Bill Clinton, y de éste a Blair. El mismo linchamiento mediático vivió Ignacio Chapela de la Universidad de Berkeley, quien descubrió la contaminación transgénica en Oaxaca, y fue arrojado injustamente a las postrimerías de la ciencia por… Monsanto.

La multinacional está patentando (¡!) sus descubrimientos respecto a las bondades de ciertos genes, que harían, por ejemplo, que la semilla de cierto grano sea “más resistente” permitiendo “mejores” cosechas. Si usted, por ejemplo, cosechó maíz, y guardó las semillas para hacerlo de nuevo, pero no se dio cuenta de que sus plantas fueron contaminadas por una variedad transgénica patentada por Monsanto, mediante otra hectárea llena de transgénico, gracias al viento, usted deberá pagar “derechos de autor” por la patente o le esperarán los tribunales (véase la policía de los genes).

Hay que aclarar, que desde hace siglos y siglos, el hombre ha realizado transformaciones genéticas desde que ha cruzado un par de plantas o animales. El problema viene con la manipulación más “exacta y precisa” (que no lo es, según la obra) de los genes, extralimitando la ciencia y sobrepasando los límites de la naturaleza. Las hormonas de crecimiento para que una vaca produzca más leche, sin importar su calidad y consecuencias, son muestra de ello.

La obra se convierte en el historial delictivo de Monsanto, dejando los transgénicos y la biotecnología como indeseables, dadas sus graves consecuencias para la humanidad. El detalle es que, consumimos diariamente productos transgénicos no etiquetados y sin advertirlo.

Más allá, hay quienes lo observan positivo, dado que las condiciones de producción actuales de la agricultura no dan para más, y por medio de los transgénicos, sería posible que millones y millones de personas puedan alimentarse, eso dicen. Por lo pronto, le invito a consultar algunas transcripciones que ya realicé sobre la obra.


Bibliografía
Robin, M.-M. (2008). El mundo según Monsanto: de la dioxina a los OGM, una multinacional que les desea lo mejor. Barcelona, España: Ediciones Península.

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