miércoles, 16 de junio de 2010

El México que huye y olvida

Somos el México de los reclamos generalizados, el que demanda mucho asumiendo la “igualdad” como irrestricta, el que increpa al Presidente de la República porque se piensa “igual” que él. El que cuando la Border Patrol le asesina a un hijo exige al Presidente fajarse los pantalones y resolverle su problema, pero que comúnmente se avergüenza de ser mexicano y jamás recuerda tener Patria.

Somos el México bronco, el que defiende a los “trabajadores” de la extinta Luz y Fuerza del Centro, argumentando que fue un acto “ilegal” del gobierno, cuando el Derecho Administrativo explica que el acto de autoridad estuvo apegado a Derecho.

Somos el México profundo e ignorante que piensa que el Presidente de la República es omnipotente, y olvida que el país tiene un sistema político que incluye a tres poderes de la Unión. El que culpa al Ejecutivo de todo y deja de lado que el Congreso, el Poder Judicial, los gobernadores, entre otros: existen.

Somos el México empleado pero no el México emprendedor. El que piensa que escribiendo columnas de opinión va cambiar las mentes maquiavélicas de sus gobernantes. El que clama con las vísceras que algo se haga, el que no se involucra con su comunidad, ya no decir en la política. El México anárquico que dice “que se haga esto o aquello”, pero que jamás estaría dispuesto a ser alcalde.

Somos el México que exige empleos formales pero que compra música y perfumes contrabandeados. El que exige más recursos, pero evade al fisco. El que quiere mejores carreteras, salud y educación, pero que no paga la tenencia o el refrendo, menos las cuotas del IMSS, el predial, y encima se roba la electricidad. El que quiere programas televisivos de calidad, pero que paga un servicio de telecable pirata para ver el juego inaugural del Mundial en Sudáfrica.

Somos el México al que causa aberración el capitalismo, pero compra en Aurrera, Palacio de Hierro, Fábricas de Francia, tiene tarjeta de crédito, Windows XP en su computadora, y consume Coca-Cola. El recalcitrante que está en contra de Estados Unidos pero que tiene cuenta en Facebook. El que quiere poner un negocio y lo único que se le ocurre es abrir una cantina.

Somos el México que antes de asegurar la comida del mes, primero se endeuda en comprar una televisión pantalla plana. El que tiene piso de tierra en casa, pero tiene tres celulares. El que exige un excelente servicio a Telmex pero que paga tarde su recibo. El que pide préstamos pero que hace todo por estar negativamente en el Buró de Crédito. El México que extiende la mano, pero que no quiere dar nada a cambio.

Somos el México donde los sindicatos exponen pliegos petitorios, en lugar de pliegos de ofrecimientos. El que en cuanto tiene dinero se va de vacaciones y regresa directo a la casa de empeño. El que no ahorra pero gasta como si mañana se fuera a morir. El México que no lee y luego le exige al gobierno saber.

Somos el México que reniega de Televisa, pero sigue viendo el Canal de las Estrellas. El México maniqueo que ve exclusivamente blanco y negro, buenos y malos, pero nunca la escala de grises. El que vomita la democracia pero no sabe ni siquiera lo que realmente significa. El que demoniza al gobierno y que nada le cree, pero que sí quiere una despensa, una beca o lleva a sus hijos a escuelas y hospitales públicos. Somos el México que huye y se va de su terruño, de su país, el que olvida que la construcción del Estado y de una mejor sociedad es tarea de todos.
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