Hoy, no solo se requiere de un gobierno profesional y con mecanismos de rendición de cuentas, se requiere además de un gobierno dinámico, emprendedor y de atención personalizada (Enrique Cabrero Mendoza)
Atrapados entre la percepción y la realidad de los problemas cotidianos, se suelen desvirtuar las discusiones sobre los hechos. Y si nos atenemos al argumento filosófico de que no existen hechos sino solo interpretaciones de ellos, es así que terminamos asumiendo interpretaciones ad hoc porque así conviene. Nos perdemos en medio de nuestra ideología y peor aun en un mar de sentimientos y emociones, desearíamos que desde arriba se solucionara todo y perdemos de vista al municipio.
Inclusive en la propia esfera académica del país las soluciones se suelen pensar como medidas uniformes e incluso universales desde el centro. Se olvida que el municipio también es parte de la organización del Estado nacional, y que es el orden municipal (que no nivel) pilar fundamental para el desarrollo y construcción del país entero. Se deja al descubierto que tanta investigación académica se ha concentrado en el Estado como agente monolítico y ha hecho a un lado al municipio como la célula de mayor proximidad hacia la colectividad y fuente de soluciones.
Se observa que la gran mayoría de los municipios de México se encuentra en gran desventaja ante aquellos metropolitanos. No son municipios robustos que cuenten con una élite profesional que demuestre alta calidad en recursos humanos, se carece de recursos económicos, adecuada infraestructura, y tienen un aparato administrativo débil. Sin contar la falta de voluntad política de los cabildos y alcaldes, su obviada corrupción, por mencionar algunos lastres. Bajo estas condiciones no se puede hacer mucho para atender la enorme lista de demandas sociales, la capacidad de respuesta desaparece.
Por ello hay que reinventar al municipio y si se han de atender las problemáticas, el fundamento dirige necesariamente a las políticas públicas con la intención de resolver en el mediano y largo plazo un malestar. De lo contrario mucho será improvisación. Primero ha de identificarse claramente y sin vaguedades la problemática, enseguida habrán de delinearse las causas, luego las líneas de acción de acuerdo a los recursos disponibles, plantear objetivos y metas y echar a andar el programa con su permanente monitoreo. En modo simple de esto se trata una política pública, y tanto ésta como todo el ejercicio del gobierno municipal deben estar sometidos a evaluaciones constantes, en virtud de que: lo que no se puede medir no se puede mejorar.
Pero si el municipio no tiene dinero – y aunque esto sea debatible-, habrá que echar mano de otras alternativas para lanzar programas sociales como puede ser en materia de medio ambiente, alumbrado público, pandillerismo, agua potable, rehabilitación de panteones, transporte, parques y jardines, mujeres maltratadas, etc. Enrique Cabrero Mendoza del Centro de Investigación y Docencia Económicas (Políticas públicas municipales. Una agenda en construcción, 2003) deja ver una gran variedad de ejemplos de políticas públicas exitosas, pero también la manera de llevarles a la práctica.
Ante la aparición de una nueva generación de alcaldes, así como de un claro despertar municipal, se presentan casos innovadores donde las empresas participan de la transformación local. Coca-Cola, cervecerías, ranchos agrícolas, maquiladoras, Soriana, Aurrera, Wal-Mart…, deben sumarse a los esfuerzos municipales por mejorar las condiciones sociales de las cuales estas industrias se sirven. La construcción de aulas, equipamiento, centros comunitarios, becas, y una infinidad de proyectos se pueden materializar juntos.
Esto es apenas una probadita de en qué consistiría la reinvención de los gobiernos municipales como agentes de cambio, aunque el reto es sin duda muchísimo más complejo y tomará, como ya ocurre, dineros, tiempos y esfuerzos significativos. La política pública y los programas sociales son y deben constituir la base de cualquier gobierno municipal, incluso es necesaria la creación de un Instituto Municipal de Planeación (IMP) que sea quien lleve a cabo el diseño, creación, implementación y monitoreo de las políticas integrales en cada municipalidad, que trascienda por supuesto objetivos de 3 años y que empiece a forjar así el municipio de los próximos 50 años. Pero reitero, para que esto suceda se requiere una nueva generación de alcaldes y alcaldesas, que ya toman su lugar en el país aunque de manera aislada.
PD. De nadie es secreto que la gente anhela ver actitudes en lugar de las letanías de siempre. Hay que superar la demagogia y el populismo, pues.
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