Con saldo blanco concluyó la feria de ramos y semana mayor en el municipio. Luego de que el domingo pasado cerrara su edición dicha festividad anual, la expo artesanal que se ubicó con mucho éxito frente al "banquetón" en la Calle Manuel Ávila Camacho entre Av. Vallarta y Juárez, ya para el lunes había sido levantada. Las carpas junto con sus huéspedes fueron retiradas de la calle puntualmente por personal del H. Ayuntamiento. Lo cual fue una medida muy acertada, dada la importancia de esa arteria principal. No así los puestos comerciales ubicados al costado norte y poniente de la plaza de armas que hasta que esto se escribe permanecían bloqueando las correspondientes calles periféricas al jardín principal.
Pese a que el programa del Ramos no fue dado a conocer públicamente, muchos consideraron aceptable la festividad; pero los hubo que opinaron que la misma fue traicionada por las muy particulares formas del presidente municipal a la hora de otorgar unilateralmente permisos para eventos y decidir en cuanto a la ubicación de los mismos. Si bien la expo artesanal fue un éxito, los tradicionales recibimientos deslucieron por su ubicación, al lado del lienzo charro. Se esperaba esto, por años anteriores en los que organizó éste mismo presidente municipal, así que si bien sorpresa no causó, molestó a algunos.
Pero mencionemos las cosas buenas de la Feria de Ramos en Sayula: sigue siendo una festividad popular que atrae mucho turismo, sobre todo el cada vez mejor organizado viacrucis del viernes santo. El gobierno municipal cumplió, con sus propias expectativas, al tolerar la tradición lo mejor que su ideocencracia le permitió, no se le puede pedir más a su esperada actuación.
El purismo de los detractores no le perdonará a este ayuntamiento el alejarse de los cánones de la traición en estos años, pero al menos no la han desaparecido o banalizado ajustándola sus grotescos intereses y convicciones, cosa que si bien no se les puede agradecer, por lo menos los hace más tolerables como pseudotiranos.
En los muros locales, terminadas los eventos más importantes y aprovechando las visitas; furtivamente reapareció el grafiti contestatario que discente del actual Ayuntamiento y concretamente de su titular (única opción para el caso). Siguieron los reclamos ya plasmados en los muros del poniente de la cabecera municipal, que insisten sobre el hambre y la falta de trabajo en el municipio. Cosa que es de dar vergüenza ante nuestros visitantes, no el acto de reclamo y su forma poco ortodoxa de quejarse, sino la realidad que enuncia y mediáticamente se oculta o censura en medios locales.
Los cholos ya plasmaron su postura, que sorprendió, en la confluencia de las calles Ocampo y Simón Bolívar, al respecto. Un apoyo que ni el mismo Rivas esperaba, en agradecimiento por su cooperación en las actividades propias de ése oficio (¿el día de la guerra paleolítica, hace días en el STO?), parece.
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