Hola a todos los lectores de esta columna semanal. Pues una semana más se va y las cosas en el país en vez de mejorar, empeoran. No es pesimismo, ni falta de amor por México, sino la fatal verdad de esta nación que en los últimos treinta años entró en un espiral de eventos desafortunados que desembocaron en la actual tragedia que nos agobia. No se quiere reconocer, pero, algo determinante para el actual estado de las cosas es la educación.
El proyecto de país que se esbozó a muy duras penas, por el factor que aludimos, después de la revolución de 1910, trató de estar a la vanguardia de la justicia social en los ideales de izquierda y liberales que impulsaron aquel movimiento armado, primero del siglo XX. Y lo logró en uno de sus mejores momentos, dado el contexto internacional y la habilidad del gobierno encabezado por el general Lázaro Cárdenas allá por los años treintas y cuarentas.
Pero si nuestros abuelos creyeron que los retrogradas de la derecha y sus aliados internacionales se quedarían con los brazos cruzados luego de los logros sociales en materia de soberanía energética, salud y educación pública, se equivocaron: después de ganar la guerra, Estados Unidos y sus aliados se enfrascarían en la Guerra Fría, y un país con el cual compartían frontera, no les convenía que se convirtiera en bastión de su enemigo o sea el comunismo internacional encabezado por la Unión Soviética, y con el cual ya combatían en Corea, luego lo harían en el emblemático Vietnam y antes se enfrascarían con Cuba en una relación tensa y hostil que los puso al borde de la guerra nuclear luego de la crisis de los misiles soviéticos emplazados en territorio cubano. Esto qué tiene que ver con la educación de los mexicanos, se preguntará el lector; pues bien, un cambio tan radical, como el pretendido por la Revolución Mexicana, no podía haberse dado sin una revolución cultural, y por ello de una redefinición de la educación en México.
Es verdad que la revolución implantó reformas educativas importantes en el país, que llevaron la educación a aquellos mexicanos que habían estado privados de la mínima preparación intelectual; pero, como pasó con toda la infraestructura institucional del estado post revolucionario, fue el pensamiento reaccionario quien al final de cuentas administró y ejecutó los ideales de la revolución triunfante.
La revolución ideológica, el replanteamiento de los axiomas principales del paternalismo autoritario y positivista del porfiriato, nunca se dio, y los fines de estos ideales toparon con trabas y sabotajes de aquellos que sobrevivieron en las instituciones la desaparición del régimen de Porfirio Díaz, y de los que el nuevo régimen echó mano, ante la falta de alta y media burocracia con capacidad y convicción para implementar las reformas que por serlo contrastaban ya de ante mano con lo que se esperaría de una revolución social como la de 1910.
Luego pues, los retos del país, durante la mencionada guerra fría, no hubo como enfrentarlos, dada las reformas saboteadas en educación. La gente se reconocía en la Revolución Mexicana, pero no tenía elementos formales para crearse una identidad ideológica y política derivada de su lucha épica que intentó dar un viraje a su destino.
Por ello, quedó vulnerable a los intereses imperiales del vecino del norte que protagonizaba una guerra global diferida. Sin los fines e ideales de la revolución popular de 1910, el rumbo del país se perdió, ya no eran los mexicanos lo más importante para el Estado, eran los intereses internacionales ligados a élites sociales, políticas o económicas locales, las que determinaban lo que importaba según su necesidad.
Así, no tuvo empacho Díaz Ordaz de adjudicarse orgullosamente el genocidio del 2 de octubre del 68, ni Luis Echeverría iniciar y mantener una guerra sucia contra el pueblo en los años setenta; ni López Portillo y secuaces en saquear a la nación y proclamarse indignado en un informe público de su gobierno; ni Miguel de la Madrid en entregar al país al neoliberalismo; ni Salinas del fraude del 88, magnicidios, crímenes de Estado y la entrega gratuita de los bienes del Estado a particulares como Slim; ni Ernesto Zedillo de la matanza en Acteal y el Fobaproa.
Finalmente, la cereza del pastel: la derecha llega a Los Pinos con el aval de la mayoría de los votantes mexicanos con Vicente Fox, después de un trabajo de por lo menos 70 años, cuando comenzó su contra revolución cristera allá por 1927. Si en este mismo tenor, interpretamos las políticas del actual gobierno panista, el catalizador es el mismo: la ignorancia.
Al quedar sin rumbo, ni discurso coherente el México revolucionario, popular, no tiene argumentos para debatir el actual rumbo del país. Pese a la guerra absurda en la que nos enfrascó esa perversa derecha; pese a la violación de nuestra soberanía por los gringos con la complacencia del Calderonato genocida; pese a nuestro lamentable estado como nación, las personas no tienen argumentos sólidos para oponerse a los abusos del poder de los ricos, las trasnacionales, el imperio gringo y los políticos en México.
No hay conciencia derivada de una educación libertaria, entre el pueblo, fuimos educados en el mismo autoritarismo porfirista que hizo posible la dictadura del PRI. Fuera de la débil conciencia que da la frustración, la indignación y el miedo, que paren marchistas y protestas sin eco mayoritario, México es un país, saqueado, sin rumbo y a merced de la codicia internacional; porque, para tomar el destino propio en las manos es necesaria esa educación que se nos negó.
La educación derivada de un baño de sangre, no como el de hoy, por codicia e intereses ajenos, sino por un elemental derecho del ser humano: la libertad, como pasó en 1910. Y eso, no surgió de la nada, no vino como quiere un historiador de marras local (don benjas), del exabrupto naco de unos campesino güevones que se convirtieron en roba vacas y luego en oportunistas de una coyuntura política liberal de comienzos del siglo pasado. No. La Revolución Mexicana tuvo un ideal, surgió de una idea, del pensar al hombre como libre, con derecho a determinar su existencia, surgió del más íntimo de los sentimientos humanos, la dignidad.
Heredera tanto del liberalismo francés, el comunismo alemán, como del anarquismo europeo, la Revolución Mexicana cocinó sus propios fines y adaptó los conceptos en la mente de los Flores Magón o de Vasconcelos, por solo mencionarlos a ellos ¿cómo es posible que de allí no hubiese surgido una visión particular del mundo que permitiera formularse y autorecreaerse en la dialéctica de la educación publica implantada luego del triunfo de la revolución? Tal posibilidad sólo cabe en una revolución traicionada, y finalmente hoy, desmantelada casi en su totalidad.
Quiere usted datos, bueno, que le parece esto: pese a que nuestro país se independizó en 1810, hace 200 años, más de la mitad de su población vive en la pobreza (según estadísticas internacionales), el Estado mexicano no es capaz de dar a la mayoría de su población las mínimas garantías hoy en día; China se independizó e 1949, el número de pobres en ese país es de 300 millones (misma fuente, ONU), tres veces la población de México, pero el país tiene un total de 1500 millones de habitantes, el Estado chino es capaz de dar seguridad en todo sentido a ¡1200 Millones de personas! Más de 10 veces el total de mexicanos.
China es un país con un régimen comunista, forjado bajo su propia visión, con una Revolución Cultural en su historia que permitió una perspectiva y determinación de su destino basados en una particular educación emanada de su revolución. Los chinos piensan como chinos, pero no como los chinos que vivieron bajo el régimen colonial europeo, sino como chinos libres. No por nada son la segunda potencial mundial y la economía que se prevé se impondrá globalmente en un futuro inmediato.
Occidente creyó que con su apertura al capitalismo, la China comunista tenía sus días contados, pero gracias a la educación china, no sólo no fue así, sino que le devolvieron Hong Kong (se imagina usted a EUA devolviéndonos California aunque sea…) y hoy está apunto de ocupar el lugar de EUA como potencia global. ¿Más? ¡Lo que hace la educación que desperdiciamos en México!
Con nuestro modesto lugar entre las 20 economías del mundo, nuestros últimos lugares en educación, primeros en corrupción y violencia; parecería que no somos el mismo país de Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz, Benito Juárez, Ricardo Flores Magón, Rulfo, Rivera, Siqueiros, Alfonso Reyes, el maestro Don Andrés Senestrosa…de la primera universidad de América Latina y una de las mejores del mundo la UNAM… del mismísimo hombre más rico del mundo Carlos Slim. De ahí se deduce que en México, la riqueza como la educación, están mal distribuidas. Las mayorías por las que murieron cientos de miles de mexicanos entre 1910 y 1932, siguen en la vil ignorancia y pobreza.
No es que los mexicanos seamos más pendejos que los chinos (y si nos apuran, que casi todos…), pasa que como todo en este país: voluntariamente a fuerzas, nos someten a la pendejez. Mientras nos amedrentaban los gorilas del 68 y 74, nos asesinaban impunemente en una guerra sucia, al mismo tiempo que nos educaba la cultura enajenante de televisa: llorábamos con telenovelas chafas, compartimos los triunfos de Chivas y Américas en su clásico de marras y nos fumábamos todo el campeonato de futbol mexicano con su siempre pésimo nivel; el mundo conspiraba contra nosotros, ingenuos párvulos: en los setentas el capitalismo previendo su eminente colapso por razones de contradicción internas y no por la guerra fría que era parte del juego, planeó su fase mas brutal: El neoliberalismo, la economía de mercado, el mercado financiero como eje de esta nueva rueda.
Que en palabras llanas no es otra cosa que el crear un ejército de 4.5 mil millones de esclavos, la gente usada no solo como creadora de plus valía a la cual despojar mediante el trabajo asalariado, sino convertir a las tres cuartas partes de la humanidad en cosas, mercancías de un mercado global para alimentar el pozo sin fondo del mercado financiero anglo-judío implementado globalmente.
Mientras nos mataban, desaparecíamos, pasábamos hambre y nos alimentaban con chatarra la panza y el cerebro, el mundo cambió y nos topamos con él como quien da vuelta a la esquina sin saber lo que encontrará: la privatización de los bienes de la nación eran ya una realidad en manos extranjeras, el sistema público de salud estaba desfalcado y era pésimo, el sistema de impartición de justicia no se podía diferenciar del crimen organizado, la educación estaba secuestrada por un sindicato, la Iglesia desafiaba a la Constitución y sus jerarcas abusaban hasta de los niños, debíamos miles de millones de dólares que nunca pedimos prestados (aparte de la deuda eterna, digo externa, Fobaproa).
Pemex ya estaba en manos privadas (y era saqueada impunemente por españoles y gringos) cuando el pueblo la había comprado hasta con guajolotes y gallinas; la heroica armada de México sacada a las calles a una guerra que la corrompe y denigra, un país en guerra cuyo números de muertos rebasa el de guerras convencionales hoy en el mundo: más de 35 mil en 4 años; tiendas departamentales en pueblitos que apenas tiene para sobrevivir como economías independientes; la venta de litorales, sitios arqueológicos, manglares, reservas naturales y sitios sagrados de etnias y pueblos; la incapacidad del estado de mediar entre dos oligopolios mediáticos (Telmex, Televisa y Tv Azteca) que sangran económicamente al ciudadano usufructuando bienes dela nación…todo esto, toda esta barbarie, solo es posible gracias a que la educación surgida del proceso de liberación mexicano, fue traicionada, y en su culminación llevó a lo más aberrante de la derecha al poder en prejuicio de todos nosotros.
Hay una delicada línea entre la pendejez y la total estupidez y en 2012 la cruzaremos irremediablemente al votar de nuevo por el PRI, seguramente…ahí se ven, y ¡Ya! Cierren la cantina de Rivas en Sayula; 2 accidentes más el fin de semana pasado a la cuenta del “doctor” Rivas y su cabildo…
1 comentario:
Qué tal Lic. Sosa. Sólo paso a dejar unos aportes para nutrir la discusión, pero más por el lado cuantitativo que cualitativo. Los datos duros nos dan un piso más firme.
1.-China no tiene 1,500 millones de habitantes en total, tiene 1,312millones de nacionales (lo que nos da una 13 veces más que México), como deja ver Mario Ojeda Gómez en su investigación "México y el conjunto de países llamado BRIC", del Colegio de México (2010, p. 358).
2.-Tampoco es verdad que "el Estado chino es capaz de dar seguridad en todo sentido" a sus habitantes, y para muestra los cientos de millones de chinos que aún viven en pobreza (ya no decir en pobreza extrema), los que no encuentran trabajo al terminar su universidad, o que no encuentran simplement eun empleo digno. Además, según el mismo investigador del Colmex, en la escala de Desarrollo Humano de 173 países, China ocupa el lugar 102, y México está en el lugar 54 de 173, es decir, estamos mucho mejor que en China (en este aspecto), etc.
(Véase: China's Progress Towards the Millennium Developments Goals 2010 Report, United Nations Organization - http://www.un.org.cn/public/resource/China_MDG_Progress_report_2010_e.pdf)
Saludos
José Isabeles
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