martes, 19 de abril de 2011

¿Por cuánto tiempo el dólar será el rey?

William Shaw

Traducción José Isabeles

El dólar permanece todavía como la base del sistema monetario internacional. Su estatus dominante beneficia a Estados Unidos y reduce los costos de transacciones para el resto del mundo. No obstante, mientras Estados Unidos busca políticas fiscales de manera irresponsable, que mantengan la deuda elevada y otras economías ganan en el intercambio del PIB, un sistema monetario multi-reservas probablemente va a emerger en el corto plazo. Esto no es necesariamente malas noticias –EU puede todavía retener la mayor parte de sus beneficios, y los costos de transacción permanecerán bajos mientras el número de monedas dominantes sea limitado.

El dominio del dólar

El dólar es la principal moneda del mundo. Representa el 61 por ciento de las tenencias en reservas oficiales, es utilizado en 85 por ciento de las transacciones de intercambio extranjero, y sirve como moneda de elección de 45 por ciento de las seguridades de la deuda, así como de más de la mitad de las exportaciones del mundo.

No se trata de una ventaja trivial. El predominio del dólar ayuda a las firmas de Estados Unidos y sus residentes a evitar los costos e incertidumbre al lidiar [o hacer pagos] con las monedas extranjeras. También significa que las firmas de EU pueden emitir deuda a tasas relativamente atractivas y sin ningún riesgo de tasas de intercambio. Asimismo el gobierno de EU se beneficia de los rendimientos de la tesorería así como de las reservas en el extranjero de los billetes en dólares.

El resto del mundo se beneficia a través de costos de transacción reducidos. En una pequeña escala, los turistas preocupados por su capacidad de intercambio de divisas mientras están en el extranjero, pueden utilizar los dólares en su lugar. Más ampliamente los gobiernos y los bancos no necesitan mantener un gran número de monedas [de otros países] a fin de intervenir y comerciar en los mercados de intercambio, ya que el dólar puede facilitar el intercambio entre las monedas.

Pero el predominio del dólar también mantiene costos significativos para Estados Unidos así como para el resto del mundo. El estatus del dólar facilita a EU consumir e invertir más allá de sus medios. La demanda por la moneda también empuja su valor a la alza –como ya se vio varias veces durante la Gran Recesión cuando el dólar se apreció dado que los inversionistas buscaban más seguridad-, lo que impuso un desafío a las exportaciones de EU.

La necesidad de liquidez global atrajo una presión adicional en EU para mantener un déficit de cuenta corriente. Y porque la moneda se utiliza en modo importante para propósitos de inversión, su valor tiende a ser más volátil que aquellas monedas que se utilizan para propósitos puramente comerciales. Al mismo tiempo, la política económica irresponsable de EU igualmente contribuye a los giros del valor del dólar, dejando a los países vulnerables en relación a las fluctuaciones del valor de sus riquezas. Aflojar la política monetaria de EU, dejaría a otros países vulnerables ya que importarían la inflación de EU.

Basar la mayoría de las transacciones internacionales en dólares fue prácticamente inevitable después de la Segunda Guerra Mundial, cuando EU contabilizaba alrededor del 50 por ciento de la producción mundial y mantenía la única moneda más importante convertible. Pero la subsecuente recuperación de Europa y Japón, seguida de un crecimiento acelerado en los mercados emergentes, la modificado la composición regional del PIB mundial, como se muestra en la gráfica de abajo, y un número de monedas convertibles han hecho su aparición.

De ahí surge la pregunta: ¿Está el dólar aún en condiciones de hacer su trabajo?

Buscando una alternativa

Los beneficios de una moneda de reserva en el mundo, justo como una moneda doméstica, dependen de su liquidez y estabilidad. Esto requiere mercados financieros profundos y una cuenta de capitales abierta. EU es fuerte en relación a esto: posee los mercados financieros líquidos más importantes y grandes del mundo, tiene una larga tradición de políticas financieras abiertas, y mantiene un sistema legal fuerte.

Sin embargo el dólar del mismo modo enfrenta problemas. Después de 8 años de déficits fiscales florecientes bajo la administración del presidente George W. Bush, seguidas de necesarios incrementos en el gasto gubernamental durante la crisis financiera, el déficit alcanzó 9 por ciento del PIB, y la deuda bruta del gobierno federal llegó al 93 por ciento del PIB en 2010. Adicionalmente a esto, la crisis ocasionó una burla de las pretensiones de EU al decir que tenían un sistema financiero “sofisticado” y “eficiente.”

Juntas, la crisis financiera y la irresponsabilidad fiscal han devastado la confianza en la estabilidad del dólar. Por otra parte, la disposición de los gobiernos de EU para imponer fuertes reducciones en el gasto así como incrementos de impuestos para asegurar la sustentabilidad de la deuda – más que aliviar la carga de la deuda a través de la inflación y la depreciación del dólar – permanece como incierta, particularmente mientras un porcentaje sustancial de esa deuda se encuentra en manos de extranjeros [China y Japón, primordialmente].
Sin embargo, el dólar mantiene su rol como la moneda dominante por dos razones.

Primera, por el status de moneda de reserva, como los sistemas operativos de las computadoras, pues está sujeto a “la ventaja de ser el primero”: el hecho de que el dólar sea aceptado en la mayoría de las transacciones incrementa la demanda de dólares y lo hace más difícil para los recién llegados o nuevos competidores a fin de ganar espacios en el mercado.

Segunda: ninguna alternativa razonable parece mejor para cumplir con el trabajo, por lo menos no en el corto plazo.

Euro: El Euro, el cual se contabiliza como la segunda más grande moneda de las reservas internacionales (como muestra la gráfica), es la alternativa más lógica. Pero los mercados financieros europeos no son tan profundos como aquellos de EU; significativamente, Europa no tiene un instrumento comparable a aquél de la Tesorería de EU en cuanto liquidez y tamaño de mercado.

Y mientras la confianza en el Banco Central Europeo (ECB) se mantiene alta, los acuerdos políticos entre los 17 países miembros (lo cual puede ser difícil y necesitarían de un gran tiempo) –y no el ECB-, son necesarios para muchas de las decisiones que afectan el valor del euro. La crisis del euro ha explotado la inestabilidad inherente en la unión monetaria que no cuenta con acuerdos vinculantes para llevar a cabo políticas fiscales coordinadas.

Yen: Japón se mantiene atascado en un lento crecimiento y altos niveles de deuda. Con una población que envejece, parejas con una fuerte resistencia a emigrar, son factores que probablemente limitarán los prospectos económicos, y de esta manera su potencial para los mercados grandes y con liquidez como una moneda de reserva importante.

SRD: Ha habido muchas discusiones en cuando a incrementar el uso de los Derechos Especiales de Giro (Special drawing rights)- una canasta para las monedas –particularmente desde que China propuso tal movimiento en 2009. Pero los SDRs, compuestos por el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen, solo se contabilizan en 1 por ciento de las reservas internacionales, y el sector privado no acumula los SRDs, lo que termina menoscabando su utilidad en las intervenciones del mercado monetario.

Inversiones considerables serían requeridas para crear mercados profundos a fin de comerciar SRDs, que son denominados como instrumentos financieros. Y el SRD sufre de los problemas del euro, en tanto que no tiene un único gobierno de respaldo, sino que son claramente varios gobiernos. Por ejemplo, la emisión de SDR requiere un acuerdo entre el 85 por ciento de los miembros del Fondo Monetario Internacional (IMF), un proceso excesivamente engorroso cuando la liquidez se necesita urgentemente.

Oro: Un pequeño grupo de intransigentes argumentan y abogan por el regreso del oro como estándar, pero enlazando el desarrollo monetario global a un metal de oferta incierta el cual sería además considerado con cierto temor. Más importante, bajo el estándar de oro previo a 1914, los países desistieron del control de su política monetaria para mantener tasas de paridad flexibles. Actualmente los gobiernos comprometidos en mantener el pleno empleo no estarían (y no deberían) estar dispuestos a dejar de lado su capacidad de manejar sus economías.

RMB: La importancia del renminbi (RMB) va probablemente a incrementar mientras China continua creciendo rápidamente y se integra a la economía global. China espera transformar Shanghái en un centro financiero internacional para 2020, y recientemente ha tomado pasos por lo menos simbólicos, para incrementar el uso de las transacciones financieras mediante el uso del renminbi a nivel internacional.

Sin embargo, el mercado financiero de China no se caracteriza por ser profundo, y los límites oficiales sobre el comercio de la moneda y en la convertibilidad del renminbi lo hacen considerablemente menos atractivo para los tenedores extranjeros.

Al abrir la cuenta de capitales se expondría a China a una volatilidad considerable, y requeriría que el desarrollo de China dependa menos de las exportaciones así como de la producción industrial financiada por los depósitos cautivos de los bancos (los depositantes chinos podrían transferir sus depósitos hacia bancos extranjeros, incrementando las tasas de interés domésticas) y apoyadas por tasas de interés infravaloradas (las entradas de capital podrían reforzar la apreciación).

Finalmente, China es relativamente un recién llegado a la escena internacional y su sistema político no es libre en estos momentos de desafíos. Construir la confianza financiera en base al renminbi tomará su tiempo.
Los prospectos del dólar

Dada la falta de alternativas, el dólar deberá mantener su estatus dominante por un tiempo. Qué tanto tiempo depende de qué tan rápido Europa pueda construir acuerdos fiscales y políticos de unidad, y qué tanto tiempo tarde China –y potencialmente otros países en desarrollo tales como Brasil o India- será en función de la transición hacia un más sistema financiero abierto y sofisticado. Una década puede ser suficiente para la primera tarea, mientras que para la segunda puede necesitarse más tiempo.

Entretanto, el sistema monetario internacional, probablemente se moverá hacia un acuerdo multi-monedas, reflejando la flexibilidad del sistema, mientras los países de la periferia europea expanden el uso del euro y Asia cada vez más acepta el renminbi.

Al mismo tiempo, el paso del dólar hacia el declive dependerá en un grado importante de la política de EU. Un fracaso para restaurar la salud fiscal podría acelerar el vuelo del dólar [hacia otra moneda]. Quizá con la estimulación del progreso en China y Europa, o incluso metiendo más presión para la dependencia de otras alternativas como el SRD.

La inercia es una fuerza poderosa en los acuerdos internacionales, pero no uno inmutable. La debilidad británica habilitó al dólar para ganar más preponderancia sobre la libra [esterlina] en las reservas internacionales en la década de 1920 –solo 10 años o un aproximado, después de su entrada en la escena internacional. Sin el compromiso de un programa fiscal creíble de lograr una posición de la deuda sustentable, el dólar inevitablemente sufrirá el mismo destino.

Esto no puede significar un desastre en el sistema monetario internacional – el dólar retendría la mayor parte de los beneficios aun cuando uno de las pocas monedas dominantes y los costos de transacción para el resto del mundo se mantenga bajo mientras el número de las monedas de reserva fuera limitado. Pero es un indicativo de irresponsabilidad las políticas [económicas principalmente] de EU que tienen grandes consecuencias, ambas para la economía de EU y para el resto del mundo.

William Shaw es un investigador invitado del Programa de Economía de Carnegie International.

Título original: How Long Will the Dollar Be King

Recurso en ingles: http://carnegieendowment.org/ieb/?fa=view&id=43587

Twitter: @joseisabeles
Cel. (0181) 81 1313 7011

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