sábado, 22 de enero de 2011

El cónclave empresarial y el nuevo pacto social

Por José Guadalupe Isabeles Martínez

El proceso de entropía es una ley universal de la naturaleza, en la cual todas las formas de organización se mueven hacia la desorganización y muerte” (Dr. Jesús Rubio Campos)

Hoy queremos hacer patente que estamos aquí, comprometidos con el desarrollo de esta municipalidad, y de cada una de sus agencias así como con la delegación de Usmajac. Rodrigo Carrión Grajeda en su columna semanal en Y vuelve la burra al trigo, aquí Usmajac (Horizontes), nos plantea el hecho de que Sayula no sería lo que es de no ser en gran medida por Usmajac, y si recordamos que en algún punto no muy lejano Usmajac dejó de tener Ayuntamiento para depender de Sayula, con mayor razón. En este espacio hablamos por Sayula, toda, y sostenemos que Zapotlán el Grande no sería lo que es de no ser por Sayula ¿Zapotlán qué diría? La verdad es que la cosa no se trata sólo de eso, sino de algo más.

He estado leyendo un libro excepcional que me proporcionó para replicar, el Ingeniero Fidencio Alvarado Madrueño. El libro es de Jaime Olveda y se titula Gordiano Guzmán, un cacique del siglo XIX (1980), editado por el INAH. El primer capítulo es estupendo, y espero pronto darme un tiempecito para describírselo. Lea con atención, no parpadeé y repítalo cuantas veces sea necesario: “Sayula y Zapotlán: dos ciudades en competencia.” Se agrega un subtítulo: “El glorioso pasado de Sayula” Suspire.

Por ahora sólo le puedo decir que Sayula perdió la carrera con el municipio que ahora es el referente de la región sur de Jalisco. En su momento Sayula tuvo más del doble de la población de Zapotlán, arriba de 47 mil habitantes, sí, ¡más que ahora! Éramos la capital económica y administrativa de la Provincia de Ávalos. Sede de importantes y acaudaladas familias españolas que hicieron de este lugar, el más próspero de toda la región (¡!). Pero Sayula y su sistema político, económico, social y hasta cultural comenzó a derrumbarse. No sólo por culpa de los barones del dinero y empresarios, sino por otros factores exógenos de los que en otra ocasión me encargaré.

Revisando los datos preliminares del censo del año pasado de INEGI, Sayula ha visto disminuida su población para contar hoy por hoy, con apenas 34,832 habitantes. Zapotlán el Grande tiene 100,519; Autlán 57,559; Tamazula cuenta con 37,976. A donde voy es que, estas tres municipalidades cuentan las dos primeras con Centro Universitario de la UdeG, y la última con un Instituto Tecnológico Superior, sí, Tamazula con apenas ¡3 mil! habitantes más que Sayula ¿Cómo es eso posible?

Hay que aclarar que la Sayula de antes no es lo que hoy conocemos, pero me refiero a sus características administrativas, territoriales, políticas, y el marco jurídico que le daba vida era otro. Sin embargo, Sayula permitió ser desmembrada y es así como se ha (y la han) ido empequeñeciendo.

Tomemos tan sólo el caso de Tamazula, ¿por qué le ha ido mejor que Sayula? Simple, ha tenido un diputado originario de allí por prácticamente nueve años consecutivos, aunque el hecho no lo es todo, claro, pero sí ha sido determinante. En Sayula apenas tenemos un ‘congresista’ del PVEM al que parece todavía no le pasa el trance de haberse mareado en un ladrillo. La diferencia con Autlán no es tan amplia que nos impida pensar que ya merecemos un centro de estudios importante y digno para los Sayulenses.

Es entonces que se observa, Sayula requiere una nueva generación de políticos con visión, que se inserten en la política local, regional, estatal y nacional y se encumbren en los puestos más relevantes de la administración pública de tal forma que la interacción con sus pares les permita beneficiar a su lugar de origen. Un diputado, un senador, titulares de secretarías a nivel estatal, y hasta un gobernador Sayulense es lo que necesitamos, pero mientras todo eso llega, que para eso seguramente falta mucho, y si es que llega, la propuesta es el cónclave empresarial y el nuevo pacto social.

Se convoca por este medio a todos los empresarios locales, léase agricultores y exportadores mexicanos y extranjeros, cuchilleros, cajeteros, y toda la bien delineada rama empresarial que se tiene, de la mano del sector élite de este municipio que sin duda tienen y pueden brindar mucho a este lugar, a reunirse en sesión extraordinaria en calidad de ¡urgente!, para establecer un plan estratégico con visión, misión y objetivos para los próximos, digamos, 10 años. ¿Cómo se quiere ver a Sayula en 10 años? Sería algo de lo que deberán pensar. Eso y mucho más.

Sin que esto pretenda parecer segregacionista, es este el sector colectivo que puede impulsar y secundar una era de cambios y reformas sin precedentes, de la mano de una administración local abierta a un nuevo comienzo. Ya va siendo hora de revertir este proceso de entropía en que se ha enclaustrado a Sayula. ¿Se puede? Sí, se puede.

No pretendemos aquí plasmar un discurso clasista, sería yo el primero en reprobarlo. Lo que trato de transmitir es que si el verdadero cambio de estructuras institucionales no ha venido ni se ha logrado desde abajo, ni de la cúpula que detenta el poder político, entonces debe venir –pongámoslo en términos simples para hacerlo digerible–, de más arriba.

Las preguntas del millón son: ¿quién va encabezar dicho esfuerzo?, ¿quién va cabildear entre ellos para mover voluntades y sus almas?, ¿quién será ese nuevo alcalde que sin temor irá de la mano de tales personajes para revivir al cúmulo de Sayulenses heridos y logrando sellar ese pacto social inexistente?... ¿quién?

Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles

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