lunes, 3 de octubre de 2011

Los Indignados, “Echando el muro abajo”

Lo que tenemos en común es que somos el 99 por ciento que no tolerará más la codicia y corrupción del 1 por ciento” (Occupy Wall Street)

LPL José Isabeles

Inspirados en los movimientos sociales que dieron vida a la Revolución Árabe o Primavera Árabe 2011, se ha gestado ya un nuevo colectivo a imagen y semejanza de aquellos detonados en el norte de África y el Golfo Pérsico. Los “indignados” de España también son hoy fundamento de este frente social y legítimo, pero ahora, en Estados Unidos. Wake Up America!, señalan las pancartas.

Los eventos de Medio Oriente han sido válidos e incluso legales, enmarcados en regímenes antidemocráticos y personalistas, donde derechos y libertades no existen como en occidente les conocemos. Los árabes rodeados de dictaduras y habiendo derramado la pila de la impaciencia, decidieron emprender un nuevo y mayor reto: la transformación del Estado y sus sociedades.

En EU, la llamada Protesta para la Revolución Americana (Protest for American Revolution), encabezada por el movimiento Ocupa Wall Street, no puede pretender la remoción del régimen. Aquí, los más sostendrán: “sí existe democracia”, o mejor aún, justicia social y oportunidades. Aunque esto hoy no lo compartan millones en el país de la bandera estrellada.

La primera manifestación inició el 17 de septiembre 2011, con la clara e inobjetable consigna de reprobar públicamente a Wall Street, distrito financiero de la Ciudad de Nueva York (CNY), que hoy por hoy se ha convertido en metonimia, no únicamente de los mercados financieros estadounidenses, sino de la codicia pura. Según se lee en su sitio web, “los líderes de este movimiento son las personas del día a día participando en la ocupación… Damos la bienvenida a personas de todos los colores, géneros y creencias a participar en nuestras asambleas diarias” (https://occupywallst.org).

Es necesario resaltar que el 17 de septiembre es designado como el Día de la Constitución y Ciudadanía, que conmemora la firma de la Constitución de 1787 del país.

En Facebook, Occupy Wall Street presenta como Misión “terminar con la tiranía de Wall Street. Dar fin a la corrupción corporativa del gobierno de EU.” En Twitter (@OccupyWallSt), la organización emite constantes mensajes informativos y llamados de acción para aumentar las protestas. Mensajes contra la calle del muro son irrevocables: “Bring down the Wall.” No es irreconocible la avaricia que salta a borbotones de Wall Street, bastaría ver los filmes de Oliver Stone, Wall Street (1987), y Wall Street 2: El dinero nunca duerme (2010), para angustiarse.

Pero, ¿quién inició esto? Andrew Fleming, escritor en The Vancouver Courier, señala que Adbusters, activistas con base en Vancouver, Canadá, están detrás de las acciones callejeras en EU (Adbusters sparks Wall Street protest, 27 de septiembre 2011). Adbusters es una revista anti-consumo cuyo propósito es “derribar las existentes estructuras de poder y forjar un cambio mayor en la forma en que viviremos en el siglo 21.” Igualmente sostienen su anhelo por un mundo donde la economía y la ecología razonen en balance (http://www.adbusters.org).

Si bien, Adbusters ha reconocido su iniciativa al respecto, el movimiento de los indignados –de casi 3 semanas- es alimentado por la voluntad de auténticos ciudadanos, entre los que se cuentan desempleados, trabajadores y estudiantes.

Muy aparte del origen de las manifestaciones, el movimiento reviste mérito propio. No obstante legalmente no les es permitido instalar tiendas de campaña sobre la calle del muro, sin dejar de lado que los arrestos son un hecho, las movilizaciones deben intensificarse. Hay que prestar atención a la organización, y a cómo ayudar para que esta indignación se vuelva viral. Aunque las protestas de prolongaran y las detenciones se dispararan, en el país de McDonald’s y de los grandes emporios símbolo del derroche y la codicia, poco sería posible hacer, y peor aún: cambiar.

PD. La escasa participación de urnas electrónicas en Jalisco, para 2012 (10.7%), en mucho demuestra la pobre ambición de los consejeros del IEPC.

Twitter: @joseisabeles

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