viernes, 26 de agosto de 2011

Las cuotas "voluntarias" en las escuelas

Lic. Arturo Fernández Ramírez
Secretario General
H. Ayuntamiento de Sayula, Administración 2009-2012

Así como cada año se vuelve de moda hablar de la cuesta de agosto por la carga que representa para los padres de familia la compra de los útiles escolares y uniformes, también lo que resulta ineludible abordar es el Tema de Interés de las famosas cuotas voluntarias en las escuelas públicas, que como sabemos, en la mayoría de las veces de voluntarias no tienen nada.

El artículo 3º de nuestra Carta Magna es claro y categórico al precisar que "Toda la educación que el Estado imparta será gratuita". Todo cobro en la forma en que se haga, será por tanto, inconstitucional.

Aunado a lo anterior, las cuotas que se imponen en las escuelas públicas resultan ser un gravamen para los padres de familia, más cuando a pesar de decirse voluntarias, se utilizan mecanismos que a la postre hacen dichos cobros obligatorios. Ciertamente todas las instituciones educativas públicas padecen de muchas carencias, hasta de lo más elemental en no pocos casos.

El presupuesto destinado a la educación, en principio es muy bajo y esto provoca que prácticamente se destine para salarios y prestaciones de quienes están en nómina, más no para mantenimiento ni para ampliar infraestructura educativa de acuerdo a las exigencias que demanda la sociedad misma.

Lo anterior provoca que los directores de las escuelas busquen vías alternas para cubrir esas necesidades de mantenimiento, siendo aquí donde entran las cuotas voluntarias, mismas que pretenden "legalizarlas" a través de los patronatos de padres de familia.

Es decir, en estricto derecho no son las escuelas ni la Secretaría de Educación quienes cobran esas cuotas, sino que en teoría son los padres de familia los que a través de sus respectivos patronatos se autoimponen esas cuotas con el fin de colaborar en las necesidades de los centros educativos.

Sin embargo, en los hechos, desde el momento mismo en que la Secretaría de Educación a través de sus diferentes centros educativos avala esos patronatos, se entiende que también avala los acuerdos que estos tomen y además se entiende que de igual manera avalan los mecanismos coactivos de cobro que se implementan para lograr que si no todos, sí la mayoría paguen esas cuotas.

Y precisamente estos mecanismos son los que convierten en obligatorias las cuotas escolares, ya que se les suele condicionar la inscripción de los niños hasta que acrediten haber hecho el pago. Y si por alguna razón ni así pagan, a los infantes mismos se les señala o discrimina en la escuela.

La Secretaría de Educación de manera oficial sostiene que por ningún motivo se puede condicionar la inscripción escolar al pago de esas cuotas, pero en la práctica la aplicación de esas disposiciones oficiales dejan mucho que desear, ya que no se supervisa de manera efectiva para que se cumplan.

Y consideramos que no lleva a cabo supervisiones efectivas porque entonces se le puede revertir con las exigencias de los mismos directores, es decir, si en realidad se prohibieran las cuotas voluntarias por parte de la Secretaría de Educación, entonces estaría obligada a destinar presupuesto para cubrir las necesidades que esas cuotas están cubriendo en nuestras escuelas públicas. Por eso prefiere tolerar o permitir en los hechos esta situación.

El problema sigue siendo la inconstitucionalidad de estas cuotas y la afectación que sufren quienes menos tienen, ya que con los bajos salarios que se perciben por la mayoría de los padres de familia cualquier cobro, como lo dijimos en líneas anteriores, resulta gravoso para ellos.

Y aunque el problema de origen sea la falta de presupuesto y la corrupción misma que impera en nuestro sistema, es indudable que quienes menos deben pagar los platos rotos son los padres de familia, pero lamentablemente en la práctica, en los hechos, en la realidad, son quienes cargan con esa falta de presupuesto y corrupción en nuestro sistema.

Ojalá que las cosas pudieran cambiar y que esas cuotas desaparecieran para que la gratuidad en la educación pública sea una realidad y se logre con ello mejorar nuestro nivel educativo. Sabemos que es una quimera lo que deseamos, pero bueno, no debemos desistir, no debemos quitar el dedo del renglón.

Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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