miércoles, 23 de noviembre de 2011

Clausura a la imposición en Sayula, Jalisco

Protocolo inicial previo a la CLAUSURA SIMBÓLICA ante los desperfectos de alteración fisonómica en la fachada poniente de EL PARIÁN, en el portal Hidalgo, bajo la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en contubernio con el Ayuntamiento de Sayula y la Dirección de Obra Pública de la misma ciudad.

Por Francisco Israel Orozco López _ estudiante de arquitectura en el Instituto Tecnológico de Ciudad Guzmán, Jalisco.

"La arquitectura es el testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones…" (Octavio Paz)

Cuando una sociedad permite que el dinero, la ignorancia y la corrupción invadan y agredan su patrimonio histórico y cultural, está en peligro de perder su identidad; su historia. La defensa de nuestro patrimonio se demuestra con hechos, no solo con "veladas literarias y eventos mediáticos" siendo los anfitriones personas de otros estados, y exiliando con esto al talento de nuestro pueblo, Sayula.

Sayula es casa de todos, no es coto privado de gobernantes de temporada, ni es territorio exclusivo de nostálgicos porfiristas. Sayula es esa ciudad que relumbra en el entendido de la cultura, el arte, la arquitectura, sus fiestas, tradiciones y folclor. Sayula es la "bella dormida" que posee todo para ser consolidada como uno de los máximos municipios ricos en dones que lo solidifiquen y lo eleven a ser parte de una ruta mágica, majestuosa y simbólica.

Sayula es la casa de todos, Sayula es el sitio en donde se tejen historias y donde se vivifican recuerdos, en sus muros abundan voces que merodean por doquier, voces del tiempo, del recuerdo, de hechos, de sucesos. Un patriotismo que no aspira sino al beneficio personal, no es patriotismo, y este noble orgullo sólo puede sentirlo aquel que es consciente de la grandeza y magnificencia de su pueblo.

Las minorías hacen la historia del mundo, toda vez que ellas encarnan, en su minoría numérica, una mayoría de voluntad y entereza, la misma que hoy nos tiene postrados en este espacio, en este sitio, en este edificio; el Portal Hidalgo, fachada poniente del complejo denominado EL PARIÁN, ese exquisito edificio de líneas mixtilíneas, de formas que evocan un recuerdo, que evocan el deambular en el tiempo y en el espacio, con esa fluidez que denotan su dinamismo escénico, ese que ha sido partidario de forjar y reunir en torno a este un sin número de veces, relaciones entre los Hombres, entre los Seres Humanos, entre los Sayulenses, esos que conforman sociedad y ciudad en el entendido de colectividad, de expresión, de urbe, de inter-relaciones.

"No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan". Construir es producir cosas que, al erigirlas, disponen un lugar y otorgan un espacio –pletórico de sentido– (abundancia de sentido), que se abre a la vez al habitar. La construcción debe respetar el lugar, el mundo, la tierra donde nuestra determinada forma de pensar tiene sentido.

El construir le da apertura al ser, crea un mundo, un espacio habitable, y es el propio habitar donde se percibe el sentido de ese espacio y el pensar acoge e instala el ser. LA CONTEMPLACIÓN ES SOLO POSIBLE EN EL INTERIOR DE LA CASA, QUE ES LUGAR DE LA VIDA CONTEMPLATIVA. LA CALLE ES UNA COLECCIÓN DE FACHADAS SIGNIFICANTES, Y LA CASA UNA COLECCIÓN DE INTERIORES SIGNIFICADOS.

El hombre como diría José Ortega y Gasset, –no tiene naturaleza sino que tiene historia. El hombre es lo que conserva en sí, lo que acumula. El hombre tiene la edad de su primer recuerdo. El hombre es quien hace que dentro de él, eso que fue, siga siendo en la forma de haberlo sido–, existir en el tiempo es pues sentir nostalgia; una gran nostalgia, no solo del pasado sino también del futuro.

La arquitectura es la expresión de la estructura interior de nuestra época, somos historia cambiante, hechos de acontecimientos. La arquitectura depende de esos mismos sucesos, pero su verdadero camino de actividad está en el reino del significado. La arquitectura no es un juego para niños, jóvenes o viejos, la arquitectura es el verdadero campo de batalla del espíritu; la arquitectura depende de su tiempo.

Hoy 20 de noviembre, después de presenciar el presente desfile cívico militar, el mismo que hace alusión a un ideal ganado en el pasado, perdido y más vivo que nunca en el presente, la desigualdad social, el autoritarismo y el mandato sin mando, esto gracias a la mirada pasiva de los ciudadanos, de nuestros gobernantes, esos mentirosos, hipócritas y pérfidos, políticos ambiciosos que atribuyen "valor" a todo cuanto existe en el mundo, esos que menoscaban y arrojan al detrimento nuestras ciudades, esos que evaden lo más importante en el Hombre, su cultura, la historia que se teje detrás de sus edificios, esos que hoy son amedrentados y destinados a vivir en el abandono lacerante y limítrofe a causa del olvido y custodia de lo que engrandece y formula la opulencia entre los pueblos, su arquitectura y la forma en la que las personas se apoderan de esta, que le imprimen vida a sus edificios.

Esto es EL PARIÁN, un edificio violado y ultrajado por el Ayuntamiento Constitucional encabezado por el ciudadano Presidente Samuel Rivas Peña y su séquito de representantes del pueblo, en contubernio con el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), esos que voltean la cara y regurgitan en sus propias leyes, esos mismos seres que deberían custodiar la reglamentación de nuestro Centro Histórico a través del Reglamento de Conservación del mismo, documento editado en el año 1999, formando parte del Plan Parcial de Desarrollo Urbano, publicado el 14 de agosto por el ahora Presidente Municipal.

Reglamento que prohíbe lo que ahora observamos, la alteración en fachadas históricas que conforman el patrimonio de nuestro pueblo, atentando en contra de la tipología existente en la zona, rechazándose rejas al frente, en donde en el artículo 34 queda prohibido romper el ritmo del diseño arquitectónico así como elementos que alteren la fisonomía de la zona, aunado con esto, el agregado en el artículo 35, el mismo que nos habla de las fachadas históricas, edificaciones artísticas o típicas, las mismas que deberán de conservarse y las que se hubieren alterado por construcciones, deberán restaurarse a su estado original, quedando estrictamente prohibido en el artículo 36 de este documento:

Demoler o alterar las fachadas de un inmueble histórico, artístico o típico. Adosar a las fachadas, elementos contemporáneos que alteren la composición de las mismas, del contexto y de las zonas circundantes. Alterar el estado original de las rejas para convertirlas en accesos y viceversa. Alterar la imagen urbana con elementos visibles desde la vía pública.

Dejando de manera clara en el capítulo 11, dentro del artículo 38, que en los Monumentos Históricos no se autorizan obras de demolición, más sí obras de restauración y reutilización. Artículos que han sido violentados ante la mirada pérdida de nuestro Ayuntamiento, de la Dirección de Obras Públicas, del Regidor encargado de velar por la Imagen Urbana y Cultura, del propio INAH, dando con ello lo que ahora presenciamos a viva mirada, el atropello a uno de los edificios más representativos de nuestra población, de nuestro Centro Histórico, EL PARIÁN.

Las "casas consistoriales" regresan en plena contemporaneidad, aquellas pertenecientes a los poderosos, a los de la elite, esos individuos denominados "caciques", personas que hicieron y hacen que Sayula siga en la peste, en la tempestad, en la mierda a causa de sus ruines intereses de ser ellos mismos y nada más, apostando por el deterioro de la ciudad, de su riqueza, aquella incuestionable, esa que se nutre de valores más extensos y difíciles de calcular o evaluar, esos inconmensurables, los mismos que el dinero no lo compra, no los adquiere, esos que se nutren gracias a la mirada latente y activa del Ser Humano, del Sayulense; del turista, ese que deambula y le imprime presencia, que le da valor.

Esto es "EL PARIÁN", esta es una aberración más al legado arquitectónico de nuestra ciudad, de una ciudad que tiene todo para ser una digna portadora de la grandeza cultural de Jalisco y México, pero opacada por falsos Directores de Obras Públicas, Arquitectos, Presidentes Municipales y un largo etcétera de aquellos que se dicen ser los "representantes del pueblo", esos que tras una campaña de mentiras y supuestas propuestas, acusan y arrojan a la ciudadanía a creer en ellos, para después simplemente hacer caso omiso a sus reclamos, a la custodia de lo que le engrandece, su patrimonio.

Esto es Sayula, esto es el asalto a su legado, a su patrimonio, esto es lo que las instituciones certifican; permiten (el INAH), esto en el trieno TRES del "mejor y más humano" Presidente que ha tenido este sublevado pueblo; Samuel Rivas Peña.

Por ello, desde este espacio, afuera de un edificio intervenido de una repudiable manera, un grupo de ciudadanos oriundos de este pueblo pasaremos a dar CLAUSURA SIMBÓLICA a la IMPOSICIÓN, al desgaste de lo que mantiene vivo a un pueblo, su grandeza cultural, su patrimonio, y su arquitectura, bienes que son insustituibles, los mismos que una vez perdidos no se recuperan jamás, esos que poseen belleza estética desde el manejo de la forma y el espacio, esos construidos que promueven la fecundación de identidad a través del tiempo, por eso, hoy ocupamos EL PARIÁN, contra la corrupción e ineptitud del Gobierno Municipal y el INAH. Ahora, abriremos una manta alusiva, manta que contiene un texto que denota el rechazo total a este tipo de alteraciones, recalcando que NO NOS OPONEMOS A SU REHABILITACIÓN, PERO SÍ A MÁS OBRAS EN DETRIMENTO DE NUESTRA CIUDAD SIN RESPETAR LA NORMATIVA VIGENTE, la misma que el INAH ha violado con la aprobación de la Dirección de Obras Públicas al momento de otorgar la Licencia de Construcción. 

Exhortamos pues, de la manera más atenta, como pueblo, como ciudadanos, y como responsables de salvaguardar nuestro patrimonio, al ciudadano Presidente Municipal Samuel Rivas Peña; al Director de Obra Pública, Alonso Serratos Vallejo; al Director de Desarrollo Urbano, Ricardo Fermín; al regidor encargado de imagen urbana, Mauricio Munguía Anaya; al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); a los dueños de este inmueble, a que hagan caso a nuestra petición, a que no pasen por alto este abuso, el mismo que sobrepasa lo constatado en el propio Reglamento de Conservación del Centro Histórico, y que hoy, simplemente dejan de lado, en el abandono, en el rincón del olvido…

Por el respeto a los inmuebles de valor patrimonial y cultural de la ciudad, por el respeto a las leyes que salvaguardan su preservación, evitando que intereses particulares se antepongan a su conservación, hoy extendemos una manta alusiva a esta CLAUSURA SIMBÓLICA, no suspendida o apoyada en los muros de EL PARIÁN, no amarrada a pilares, sino sujeta a dos ciudadanos, esto porque el mismo Reglamento PROHÍBE. Nosotros sí apostamos por el respeto a esa normativa, sí apostamos por preservar el patrimonio y la imagen urbana, pese a que hoy quienes fungen como voz del pueblo, simplemente brillen por su ausencia. Y hoy como integrantes de este pueblo, los incito nos unamos ante esta noble y leal causa, causas que vendrán más adelante, causas que si pasamos por alto, seguirán ensombreciendo el rumbo de nuestro bello pueblo, y con él de la cultura milenaria de nuestro México, porque recordemos que ARQUITECTURA es dar al espíritu la oportunidad de existir.

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