miércoles, 28 de septiembre de 2011

La Carreta y los Bueyes

Lic. Rodrigo Sánchez Sosa

El carretero… Hola amables lectores, saludos desde esta realidad compartida, desde esta globalización de la ignominia y la barbarie; desde el frente mismo de la guerra financiera de la avaricia contra la indiferencia; desde el país del cinismo y la injustica; desde el estado del fundamentalismo mocho y el fanatismo suicida; desde el municipio paramilitarizado del espionaje y la invasión de la privacidad en nombre de la paranoia. Al borde del síndrome de Estocolmo y como si presintiera un reten de la marina en el siguiente kilometro de mi vida, le doy la bienvenida a esta su Carreta semanal ¿no le parece a usted, amigo lector, que ha llegado el momento de replantearnos como país?

Me explico, un país como EUA por ejemplo, se fundó en principios acordes a su origen: el trabajo individual, la propiedad privada y la libre empresa, que se originaban en la creencia ideológica en el individualismo. Si, razonan los gringos, un hombre busca su propio bien, al final contribuye indirectamente al bien colectivo. Más tarde el individualismo, daría origen al liberalismo económico: no existe lo social sino lo individual, más derechos para los individuos y menos para el ente abstracto que es la sociedad, representada por el Estado. Existe el hombre concreto y la familia, no existen tales cosas como clases sociales, y por ende ningún tipo de lucha de clases; el hombre individual es el motor de la historia: un país será tanto más importante conforme sus hombres notables lo sean por esfuerzo propio y sacrificio, son hombres los que han forjado la historia, no pueblos sin líderes. Igualdad de oportunidades y derechos para todos, en un todo se vale. Solo los flojos, los no aptos y los estúpidos no podrán forjarse un futuro: a cada uno según su esfuerzo y capacidad.

El hombre es salvo por su fe, no por sus obras, dicta su moral, así, unos nacen para ser salvos y otros para perder la salvación (ni modo…): destino manifiesto. Este país está fundado en tales ideales, que a nosotros nos suenan raros, pese a que en la práctica los adoptemos y reproduzcamos inconscientemente en el discurso enajenante de lo único racional y posible. Pero nuestra historia es muy diferentes, nuestros principios y fundamentos morales se contra ponen a lo anterior, pero, por desgracia, los desconocemos aunque los practiquemos sin darnos cuenta.

Nuestra cotidianidad, historia y valores están plagados de principios muy distintos al paradigma que se nos ha estado imponiendo como única lectura posible del mundo: Nuestra cultura milenaria fue fundada en el trabajo comunitario, la propiedad colectiva y el apoyo mutuo; que se sumaría a la tradición evangelizadora del catolicismo europeo desde la corona española y su corte humanista. Para nosotros el individuo es solo parte de algo mayor a él mismo: su comunidad; el individuo es parte fundamental de una comunidad pero no es único ni indispensable. “somos necesarios, más no…” dicta el refrán, máxima popular de la moral colectiva.

El individualismo es mal visto por que la búsqueda del propio bien per se, trae desgracias a los demás, como lo plasma magistralmente Rulfo en su “Pedro Páramo”. En nuestro caso el individualismo de caciques y terrateniente, no da origen al liberalismo, sino al colectivismo en la revolución mexicana de 1910: agrarismo, sindicalismo, asistencia social: un estado poderoso, proveedor de trabajo, educación, salud y vivienda. El país es más notorio cuanto más notorias y exitosas son sus instituciones publicas; los hombres son lo prescindibles, las instituciones lo perdurable. A cada uno según su necesidad. Igualdad de oportunidades y derechos para todos con la mediación reguladora del estado. Todos tenemos la oportunidad de ser salvos, dicta nuestra moral católica, conforme obremos correctamente con los demás seremos salvos, salvos por obras no por fe: destino forjado y condicionado.

Nuestro país fue fundado en estos principios, su cultura toda está permeada por ellos. Mientras que quien cree en el destino manifiesto no siente remordimiento de cualquier acto que lo acerque a su meta predestinada, quien cree que se labra su propia salvación, siente remordimiento y culpa. De ahí la necesidad imperiosa que sentimos hoy, a pesar de no saber cómo, de replantearnos como nación. 

Comencemos por reconocer aquellos elementos ajenos al paradigma histórico que nos forjó: primer paso, parar esta barbarie y a sus promotores fascistas… Un Norte al cual apuntar las mirillas… Informe sobre los medios de comunicación en un cable diplomático de la embajada de EUA, a cargo de Charles P. Ries, que fue recibido en Washington en 2009 y hecho publico este año por el polémico portal de internet Wikileaks: “Los medios están dirigidos por un pequeño grupo de personas que hicieron o heredaron fortunas en la banca, las telecomunicaciones, los deportes, el petróleo, los seguros, etc. Y que tienen o tuvieron lazos de sangre, matrimoniales o por adulterio con políticos y funcionarios del gobierno y/o otros magnates.”

Yo también creí que el cable refería a los dueños de los monopolios televisivos y sus socios en México; pero no, es una descripción los mismos monopolios y corruptelas en Grecia, el país en quiebra que amenaza con sumir en una recesión al mundo entero; y cuyos ciudadanos sufren las políticas restrictivas de su gobierno que ve en ello la única vía para sortear la crisis financiera que lo tiene en la banca rota. Pero podría ser cualquier país del mundo; en todos, los ricos han despilfarrado, luego de robar, los recursos de países e incluso continentes enteros, esa es la capacidad de su avaricia, de su desmedido deseo de la ganancia fácil e inmediata, a costa de las mayorías.

Los pobres, los desposeídos, los humillados, los excluidos, están dispuestos al cambio, a construir un nuevo mundo donde quepan todos; el problema son, esos pequeños grupos, comparados con las mayorías, que no está dispuestos a ceder lo que malamente han obtenido del despojo. Esos que apuestan a la vuelta la pasado como solución, esos que se dicen conservadores y defensores de la vida, esos que quieren acabar de raíz el mal, representado icónicamente por el ya mítico narco. Esas minorías poderosas, que controlan con su dinero todo y se oponen al cambio. Mientras siguen haciendo sus negocios amparados en un sistema que se reproduce en los medios y desde estos. Los que están dispuestos, como en Grecia, a destruir a un país y a sus ciudadanos en nombre de su ambición y privilegios. Por eso la vuelta del PRI, el cinismo de los viejos delincuentes de ese partido y la impunidad. Si queremos un cambio, ya sabemos a dónde apuntar la bayoneta. El infierno nos alcanzó…

Se rumora en Sayula del inicio de la violencia del crimen organizado por intereses que responden a esos ámbitos herméticos de secretos y balas. Mientras tanto, la sociedad se divide, polarizando opiniones en cuestión de problemas comunes. En el caso de los cuetes, por ejemplo, nadie está dispuesto a ceder, y la sociedad se divide, lo cual, en estos tiempos, es una desventaja. Culpan a la organización pastoral de una división de ricos y pobres, de sembrar la semilla del resentimiento entre ambos grupos. Yo creo que el desprecio con que las clases altas han tratado siempre a las mayorías, es la verdadera semilla del resentimiento popular…pero, mejor , ahí se ven…

PD. "Yo deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco": San Francisco de Asís. "Yo ingoro mucho, y las cosas que ingnoro, las ignoro a propósito" Charly García. El mundo podrá tener sus razones, pero yo prefiero pensar que solo es bello....

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