miércoles, 11 de agosto de 2010

Carta abierta a la aristocracia de Sayula

He expresado en otras ocasiones mi pensar sobre la imaginación, y que sin ésta el ser humano es tres cosas: nada, nada y nada. Si no soñamos en que las cosas pueden suceder, pero más allá, sino actuamos en consecuencia desde nuestro lugar en la sociedad, es decir, cada cual desde su sitio como estudiante, carpintero, mecánico, profesor, madre, y un largo etcétera más. Haciendo cosas pequeñas pero necesarias, poca y casi nula es la esperanza de que la situación que nos rodea cambie. Un gobierno, está impedido a impulsar los cambios que se requieren, ya no decir de lograr el éxito, cuando su sociedad le da la espalda.

Hay colegas en la municipalidad que me han comentado que, de alguna manera desperdicio mi tiempo escribiendo, tratando de influir positivamente en la sociedad municipal, porque en pocas palabras, la gente es como una masa amorfa, que no tiene personalidad propia, y entonces se deja manipular hasta por el pequeñismo de nuestras autoridades municipales. Yo simplemente digo, que Sayula necesita gente que crea en ella, y si no somos nosotros, ¿entonces, quién?

Estoy cierto en que Sayula merece gloria y grandeza, y para ello no basta con un gobierno municipal, ni con respetar la voluntad general de todos, sino además contar con su ayuda y soporte. Es así que sé, Sayula no saldrá de este bache si el gobierno no trabaja en coordinación con los grupos o partes de nuestro sistema societal, que conforman sayula. Agricultores, ganaderos, comerciantes, maestros, estudiantes, jornaleros; gremios sindicales, y muchos más. Sin embargo, a nadie se le puede negar que las clases sociales determinan la vida de un país, y nuestra municipalidad no es la excepción. Aquí la aristocracia también manda, y ya lo hemos visto.

Hoy quiero hablarle breve, respetuosa, pero atinadamente a esta clase sayulense. Porque es también la importancia de la misma, la visión, sus pretensiones y ambiciones, las que pueden llevar a esta pequeña ciudad (incluidas sus delegaciones), a asirse de una buena vez al destino manifiesto, como ocurrió con Ciudad Guzmán, dando el primer paso.

Hace días leí una noticia en: The Guardian, un diario británico (Forty US billionaires pledge to give away half their fortunes to charity), que señalaba que 40 billonarios estadounidenses donarán la mitad de sus fortunas a la caridad, a través de una promesa que hicieron y firmaron públicamente, la “giving pledge” o promesa de dar. Aunque ésta no es más que un compromiso moral, es un buen comienzo.

De esta manera, invito a todas las familias prósperas de Sayula (ricos), a aquellos quienes aquí o en estas tierras mexicanas, han encontrado bienestar para su esposa, hijos o para sí mismos; a echarle la mano a esta pequeña ciudad que tanto nos necesita. Maneras hay muchas, la educación es un campo, dígase de los niños que apenas van creciendo; crear fuentes de empleo; proveer microcréditos; becar estudiantes universitarios; ayudar ecológicamente... hay mucho, mucho por dónde empezar: hoy.

Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles

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