miércoles, 10 de marzo de 2010

Samuel P. Huntington, el racista

El fallecido Samuel Phillips Huntington, estadounidense, americano como nosotros, escribió el libro Who Are We? The Challenges to America’s National Identity (“¿Quiénes somos? Los desafíos de la identidad nacional de América”, 2004). Desde luego que se refiere a la identidad nacional de Estados Unidos, aunque ellos se hagan llamar “América”, no obstante México, Guatemala, Ecuador, y demás, seamos en conjunto América. Reflexiona sobre las amenazas a su identidad, entre ellas: la mexicana.

El capítulo IX, titulado Mexican Immigration and Hispanization (“Inmigración mexicana e hispanización”), es donde Huntington despedaza a los mexicanos. Señala que la inmigración mexicana se dirige hacia la “reconquista demográfica” de las áreas que los estadounidenses tomaron de México por la fuerza en las décadas de 1830 y 1840 (léase ¡lo que nos robaron!).
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Expone seis factores que explican por qué la inmigración mexicana difiere de inmigraciones pasadas y contemporáneas (contigüidad, número, ilegalidad, concentración regional, persistencia, y la presencia histórica). Que estamos muy cerquita de ellos, que somos cada vez más en EU, que no olvidamos nuestra historia, y peor aun, que el mexicano no se acultura en EU (muchos ni siquiera intentan aprender inglés). “Las escuelas de Los Ángeles se están volviendo mexicanas”, apunta.

Son presentados datos interesantes, aunque con ellos juega a su favor y entonces comienzan a brotar los argumentos racistas. ¿Recuerda usted cómo se escandalizaron los “green-go’s” cuando salió en México la estampilla de “Memin Pinguin”? Tuvieron qué retirarla. De este libro nadie dijo nada. Reitero, no obstante sus argumentos son respetables, sus comentarios peyorativos no pueden soslayarse.

Detalla el caso de los cubanos en Miami para explicar la “amenaza” mexicana. Ya que en Miami los anglosajones han sido desplazados y hoy forman una minoría. Arguye que el gobierno mexicano ha alentado dos cosas: “la inmigración” y que el mexicano “mantenga sus lazos con México”. Enfatiza que somos “pobres, no calificados (para el trabajo)” y que no somos “bien educados”. Que entre más mexicanos hay en EU, “se comprometen más con su propia identidad étnica y cultura”. Que el mexicano no prioriza la educación.

Señala que los México-americanos procuran más la democracia que los mexicanos. Que estamos “obsesionados” con la historia, mientras que los estadounidenses con el futuro. Que no tenemos iniciativa, confianza en nosotros, menos ambición. Que aceptamos “la pobreza como una virtud necesaria para entrar al cielo”. Finaliza con que The Americano dream no existe, que lo que existe es el American dream (“sueño americano”), creado por la “sociedad anglo-protestante”. Y que los México-americanos participarán de esa sociedad y ese sueño: “sólo si sueñan en inglés”.

Huntington no habla de las pésimas políticas estadounidenses; de que al territorio donde “ellos” llegaron y exterminaron a los indios, llegaron también europeos católicos; que su sociedad no es exclusivamente protestante sino pluriconfesional; en fin, olvida mucho. La lectura es que, aunque Huntington desnudó su lado racista, nosotros no debemos olvidar que igual ejercemos discriminación con el guatemalteco (antes mexicano), con el indígena cimiento de nuestra identidad mestiza.


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