miércoles, 3 de marzo de 2010

La Revolución Silenciosa

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En la década de 1960, con el triunfo del Partido Liberal en la provincia de Quebec (Canadá), llegó a gobernar Jean Lesage, quien como Primer Ministro (1960-1966) emprendió una descomunal tarea contra la élite y clase gobernante. Su periodo desató una serie de reformas políticas, económicas, culturales y sociales que transformarían para bien la vida de la provincia.
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No obstante la Revolución Silenciosa (Quiet Revolution o Révolution tranquille) tuvo un fuerte antecedente durante años, y a su vez las repercusiones se extendieron por la década de 1970, el periodo de Lesage fue sustancial. Se caracterizó por la secularización de la sociedad, donde la Iglesia Católica dejó de inmiscuirse en asuntos tanto educativos como públicos, se estatizó la energía eléctrica, se abrió paso al Estado de Bienestar y, a grandes rasgos se empoderó al ciudadano.
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Desde luego que de la noche a la mañana no se gestaron tales políticas, sino que las demandas de la ciudadanía eran cada vez más crecientes, ante un régimen hermético y con una sensibilidad perdida. En Sayula pasa algo parecido, donde sus gobernantes se marean sobre un tabique y hacen caso omiso del clamor vibrante de los sayulenses. Con un alcalde que demuestra desinterés por la riqueza cultural sayulense, como se demostró en el carnaval, donde prácticamente todos los grupos culturales dieron un espaldarazo a Rivas Peña y al cabildo.
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Sayula está cansada de pan y circo, de regidores que obedecen sin cuestionar la voluntad de esa entidad suprema que ejerce unilateral y autocráticamente, llamada presidente municipal; de regidores que no agotan los recursos para darle a Sayula justicia ante hechos manchados de impunidad; de alcaldes que ejercen como amos y señores del municipio entero.
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Por otro lado, algunos se empeñan en defender ordenes de organización y sociales que han perdido vigencia. Tal como se señaló de las candidatas a reina carnavalescas, donde la mayoría eran menores de edad y habían sido “expuestas” a “mostrar” sus cuerpos y quien sabe qué tanta cosa más. Discrepo rotundamente. (1) Porque jamás fueron obligadas, (2) se asume pleno consentimiento de los padres, y (3) esto ha sido una tradición. Si bien la próxima reina deberá ser Nuestra Embajadora Municipal en la entidad, que no se diga por favor que sus derechos de niñas fueron violentados, porque bastará preguntarles a ellas para refutar tremenda falsedad.
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Esta es la Revolución Silenciosa que va adquiriendo forma, una que exige mayores esfuerzos contra el deterioro del quehacer político en nuestra municipalidad, contra la decadencia de las prácticas de la gobernanza. Esta es la revolución que un día se abrirá paso entre los obstáculos del conservadurismo perecedero, para ceder la estafeta a nuevas generaciones que esperan.¨
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Sayula verá un día la presencia auténtica de un liderazgo lleno de bríos y esperanza, de compromisos materializados, no de liderazgos creados al calor de los ánimos. El empoderamiento del ciudadano y la descentralización de las funciones esperan su turno, porque este gobierno municipal, claro está que es incapaz de realizar tremenda empresa.
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