Ya en un artículo anterior intenté plasmar la visión maniquea y parcial del ex candidato presidencial perredista derrotado en las urnas en 2006, y lo que es también importante, vencido por las reglas del sistema electoral mexicano. Aunque el tabasqueño acuse a la cúpula del poder político y a los empresarios y hombres de negocio de manipular la ignorancia de la gente, a él sin duda se le puede etiquetar de hacer lo mismo.
Ahora les presento una breve síntesis de lo que trata este libro. La mafia que se adueñó de México… y el 2012, publicado en 2010, es autoría de Andrés Manuel López Obrador. El libro consta de 205 páginas de lectura, y en las librerías se consigue por tan sólo cien pesos. Aunque la mayor parte de este libro, ya es prácticamente del dominio público, es decir, no hay mucho de nuevo, sí vale la pena recordar algunos aspectos.
Se exponen treinta personajes de renombre en este país, que según, AMLO, son los que verdaderamente mandan en México. De éstos, dieciséis son hombres de negocios; once políticos; y tres tecnócratas, como el señor Guillermo Ortiz, ex gobernador de enorme prestigio del Banco de México.
En 1987 sólo había un mexicano en la revista Forbes, como parte de los hombres más ricos del mundo. Al final del gobierno de Salinas, las privatizaciones arrojaban 22 mexicanos con más de mil millones de dólares. Ya para 2008, los diez más ricos de México, acumulaban cien mil millones de dólares (p. 136). Algo así como las reservas que hoy tiene el Banco de México, de lo que mucho, según Obrador, son riquezas mal habidas y resultado del influyentismo y la corrupción.
Recuerda el escándalo aparentemente olvidado, del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), a partir del cual, en los noventa, la deuda de unos poquitos se hizo pronto deuda nacional. La banca que antes se había vendido a particulares, de junio de 1991 a julio de 1992, a razón de “20 días hábiles por banco”, cuando “se remataron 18 instituciones de crédito”, ahora tenía que ser rescatada. Si al programa de combate a la pobreza se le destinaban 8 mil millones de pesos al año, “el rescate de Banca Serfín costaba 77 mil millones” (p. 20, 29).
Nos comenta que Vicente Fox, recibió entre 2004 y 2006, excedentes petroleros por 10 mil millones de dólares anuales, y Obrador acusa, “ese dinero se derrochó en beneficio de una alta burocracia”, o bien, dice, “se fue por el caño de la corrupción” (p. 84). A este respecto, Obrador no demuestra que eso haya ocurrido, y aunque es fácil pensarlo, no puede negarse que ese dinero también forma parte de participaciones o aportaciones federales a los estados y municipios.
Comparte que, el ingreso por persona de setenta por ciento de los mexicanos actualmente, “es menor a 2 mil 680 pesos mensuales” y que a diferencia de lo que se pudiera creer, ocho de cada diez empleos están dados por empresas pequeñas (p. 95, p 133).
Hay aquí mucha información que vale la pena observar, pero que sin duda hay que tomar con mucha reserva y hasta con pinzas. Andrés Manuel intenta explicar la problemática con variables que sin bien, pueden ayudar, igualmente resultan muy limitadas para una comprensión acertada e integral, pues existen otros factores que también han contribuido al deterioro del país.
He dicho que, el PRD tiene una oportunidad excepcional de alcanzar Los Pinos en 2012, pero el PRD constituido en una izquierda fuerte, sólida, unificada en un candidato y no en un personalismo ni caudillaje. Las ‘tribus’ perredistas sólo han terminado por socavar la esperanza de millones de mexicanos representada por este partido, y si AMLO se lanza por la chiquillada de partidos que hoy le rodean, además apoyado por el pillo de Alberto Anaya (PT), y otros, que él conoce perfectamente pero a quienes no ataca, seguramente su fracaso está anunciado.
La retórica deprimente y por demás negativa del tabasqueño, así como el infundir miedo en la población, le ha restado enorme apoyo de los mexicanos. De continuar así, aunado a su radicalismo, únicamente contribuirá a que de nuevo pierda las elecciones en 2012. Y pensando en que llegase, si tuviera un congreso de oposición, ¿cómo gobernaría? Hay muchas maneras sin duda, pero vale la pena cuestionar si tendría la capacidad.
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