miércoles, 3 de noviembre de 2010

El costo ambiental del crecimiento en China

Por José Guadalupe Isabeles Martínez

Por estos días, pocos son los que dejan de extrañarse de lo que pasa en la República Popular de China. Con una población de poco más de 1 mil 300 millones de habitantes, unas trece veces la población de México, China ha sorprendido al mundo por sus notables avances económicos, creciendo al 9.6 por ciento al tercer trimestre de este año, mientras los ojos del mundo miran bien abiertos.

Considerando los rascacielos que se levantan diariamente y casi como por arte de magia en la ciudad sureña de Shenzhen; por ser este un lugar que alberga más de ¡27 mil empresas! con capitales billonarios, y por haberse convertido en el “trofeo más importante de las reformas y la apertura económica” del país de finales de los setenta; más allá de ello, la China continental hoy enfrenta un gravísimo problema de contaminación (China y las oportunidades que ofrece para México, 2009, ITESM, p. 63).

Aun con todo lo maravilloso que nos pueda parecer la milenaria cultura china, el país cuenta con 16 de las 25 ciudades más contaminantes del mundo; en 2006 se convirtió en el mayor emisor de CO2 del orbe, desbancando a Estados Unidos del primerísimo lugar; se estima que unas 400 mil personas mueren al año por problemas relacionados con la contaminación, en virtud de que la causa más grande de muerte del país asiático, es el humo (The New York Times, The environmental cost of China’s Growth, 2007).

Las altas tasas de crecimiento del país, se están presentando en un lapso muy comprimido de tiempo. Ningún otro país ha logrado una industrialización tal en tan poco tiempo. Derivado de ello, los altos costos en materia ecológica ya se han dejado ver.

Uno de los recursos más preciados es precisamente el agua, porque sin el vital líquido simplemente no hay vida. Es particularmente este recurso uno de los más afectados, en tanto unos 320 millones de habitantes chinos, se encuentran hoy consumiendo agua en condiciones insalubres y por ende inseguras (Wodroow Wilson Center, China Environment Series, 2007).

Y es precisamente el Wodroow Wilson International Center for Scholars, quien expresa que los niveles de contaminación de China están “entre los peores del mundo”, atendiendo el hecho de que su contaminación está 20 por ciento por encima del promedio de los países de la OCDE. De sus notificaciones se desprende que, “70 por ciento de los lagos y ríos” están contaminados en algún grado.

El problema surge, cuando las empresas instaladas operan sin tratar apropiadamente los residuos tóxicos que desechan comúnmente a ríos y lagos adyacentes. Y aunque hay cada vez más activistas sociales que en coordinación con el gobierno ubican a las fábricas contaminantes, la problemática sigue ahí por la complicidad de autoridades locales e inclusive del propio gobierno central.

Las externalidades negativas del alto crecimiento, están dadas por los defectos de nacimiento de los bebés; por dañar el sistema inmune del cuerpo; desarrollar cáncer o crear desórdenes gástricos; inflamación respiratoria así como enfermedades de pulmón, y por tanto muertes prematuras en la población.

Seguramente, en estos momentos el Ministerio de Salud chino, así como la SEPA (organización de protección al ambiente), trabajan en más de algún asunto relacionado. No obstante la coordinación no les ha permitido sortear los retos exitosamente. Y aunque ciertamente se ha creado una sinergia entre instituciones educativas, como la Western Kentucky University o la Universidad de Harvard, entre otras, que ya trabajan de la mano de universidades chinas para impulsar un sin fin de proyectos ecológicamente sustentables, así como de mejora y planeación, el reto continúa en pie.

Con todo y que muchos países occidentales suelen hacer uso de argumentos como este, para atacar y exponer a China ante la comunidad internacional, la verdad es que Pekín debe lanzar cruzadas agresivas contra el combate al deterioro ambiental, propiciando un crecimiento y desarrollo más apropiado a sus aspiraciones hegemónicas en el mundo.

Si China ha superado aspectos impensables para otros, ¿por qué no pensar que en poco tiempo sorprenda al orbe con una reducción drástica en materia de contaminación? De cualquier forma, esto aún está por verse.

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