Bien se puede considerar que, la infraestructura es uno de los pilares sustanciales para el desarrollo local, regional y nacional. Dotar de una adecuada infraestructura en materias tan importantes como: seguridad, educación, salud, ciencia y tecnología, etc., detonará en su momento el desarrollo de las comunidades, casi de forma natural. Si no hay infraestructura en materia de salud, por ejemplo, la problemática colapsará tarde o temprano, generando aún más graves consecuencias de no haberlo hecho a tiempo. No contar con una infraestructura en un abanico de posibilidades como las mencionadas, inevitablemente generará un cuello de botella y un problema estructural en el futuro, de proporciones seguramente insospechadas. A eso nos remite el valor de la infraestructura y su desarrollo.
Caso singular lo es China. Observar al coloso asiático, que crece hoy como ningún país lo hizo en el siglo XX, implica apreciarle en una serie amplia de tiempo hacia atrás. Sólo de esta manera es posible dimensionar los resultados actuales, pero sobre todo, lo que el país ha hecho para lograr atesorar el segundo escaño en la economía mundial. En un “Estado promotor o desarrollista” es en lo que el gobierno chino se convirtió, tomando la mayor de las responsabilidades (Observatorio Estratégico Tecnológico, 2009, p. 48).
Además de haber desarrollado e impulsado estrategias económicas orientadas a la exportación, mediante incentivos y políticas estatales, el gobierno se enfocó en desarrollar una estrategia selectiva y de absorción de tecnología occidental, así como en la transferencia tecnológica por medio de una “sustitución de tecnología extranjera” que no les hiciera depender en el largo plazo de otros países. Se lanzaron agresivas inversiones para la reconstrucción de caminos, presas, electricidad, transporte, entre otros rubros (p. 49).
Desde luego que no es fácil congeniar con la base industrial y empresarial del país, para nuestro caso, cuando los intereses y sobre todo la visión empresarial en ocasiones no se alinea con aquellos del Estado. Alguien puede decir que en China ha sido fácil lograr dar y consolidar día a día el gran salto, en tanto el Estado es quien controla mayormente los sectores estratégicos de producción, tales como la energía eléctrica, petróleo, gas, carbón, química, telecomunicaciones, automóviles, hierro y metales, entre otros. Y la prueba está en que, “de los impuestos pagados por las empresas chinas, sólo el 10% corresponden a empresas privadas”, según expone Hernán F. Pacheco (2010).
No obstante, cuando se trata de impulsar el desarrollo que conlleve a la creación de un círculo virtuoso de bienestar, siempre existe la manera de sacar adelante los proyectos. En China, tras la crisis económica estadounidense de 2007, se lanzaron nuevos proyectos de infraestructura orientados principalmente a “ferrocarriles, metro intra-ciudad, infraestructura rural, alojamiento para personas de bajos ingresos [en las ciudades]…” (Pacheco, 2010).
Lo que se observa en China no es cosa del otro mundo, no obstante a nuestros gobiernos suele representar un mayor costo de oportunidad, dejar de gastar dinero que se tiene en gasto corriente u obras superfluas; para utilizarlo en la creación de infraestructura estratégica. En China, el mismo International Monetary Fund (IMF), ha puntualizado que “el consumo duradero y la construcción de infraestructura absorben puestos de trabajo”, de ahí que el gobierno chino prefiera ampliamente destinar sus recursos a crear puentes y carreteras, como prioridad. (Pacheco, 2010, p. 21). Aunque en realidad, se desconoce a ciencia cierta el costo anual de la burocracia china. No obstante, las prioridades están a la vista.
Un aspecto importantísimo son las comunicaciones, y para esto en materia ferroviaria el gobierno ha invertido cuantiosas sumas de dinero para la extensión de las redes ferroviarias del país. Para este año, China anunció una inversión de 824 mil millones de yuanes (121 billones de dólares), que incluye a su vez la construcción del esperado tren de alta velocidad entre Shanghai y Beijing. Para 2012, China superará los 110 mil kilómetros de vías férreas (LPAC, 2010), cuando en México apenas se rebasan los 24 mil kilómetros (R.F., 2010). De esa manera, en China se incentiva igualmente la producción de la industria pesada como la del acero y el cemento. Y el propósito, es conectar las zonas más productivas actuales, con aquellos que serán polos de desarrollo en unos años, así como permitir que las áreas rurales se vean beneficiadas por dicha infraestrutura.
También la infraestructura educativa es sumamente importante. Para ello, Carlos Fuentes ha mencionado que EU invierte 300 billones de dólares anuales a la investigación; China 72 billones; India 21; y México 4, lo cual es menos que Brasil e incluso Argentina (Universal, 2010). Por si fuera poco, China es hoy por hoy, el mayor inversionista del mundo en energías renovables, desplazando a EU como el primero, que ostentaba ese puesto el año pasado. En este sentido, China invierte 34 mil 600 millones de dólares, frente a 18 mil 600 de EU, por año (Polo, 2010).
Mientras en China se piensa con una mentalidad anclada en un futuro inexistente, y se valora como si ya se tuviera encima y más aún como si para el Estado no existiera el mañana; en nuestro país se acentúa cada vez más esa visión cortoplacista y de obtener beneficios o resultados en lo inmediato, aunque ello conlleve una merma clarísima de calidad. De esta manera, la República Popular de China se adelanta a lo que hoy no es, pero que sin duda hace décadas percibió como un sueño realizable: constituir un liderazgo mundial, en aras, seguramente, de ejercer un área de influencia en el decision-making del nuevo orden global.
Las autoridades municipales, estatales y federales, pueden pensar el desarrollo del país en medio siglo, pero el solo hecho no proveerá nunca las condiciones necesarias para que el avión pueda algún día llegar a despegar. Desde luego que podemos preguntar: ¿si no tenemos avión, para qué queremos una pista? Mientras en Brasil compran aviones de guerra a Francia, con una estrategia futura pero inmediata de producción de tales mercancías en sudamérica; en los municipios, y entidades del país, seguimos consolidando el consumo, no así la producción de los productos que adquirimos.
PD.: Si en la guerra que en 1948 - tras la partición de Palestina aprobado por mayoría en Naciones Unidas (1947) - emprendieron los países árabes (Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Iraq) contra Israel, un país naciente; el vencedor para asombro de todos resultó el Estado judío, se debió entre otras cosas, a que para los israelítas era la única oportunidad que tenían, aunque no necesariamente la última, para acceder por fin a la tierra prometida.
Para los chinos, puede que este momento sea visto como su única y última oportunidad. Lamentablemente, los mexicanos creemos tener toda la vida.
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Bibliography
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LPAC. (2010, enero 08). Aumentará en 2010 la enorme inversión en los ferrocarriles chinos. Retrieved octubre 04, 2010, from LaRouche Politica Action Committee: http://spanish.larouchepac.com/news/2010/01/13/aumentar-en-2010-la-enorme-inversi-n-en-los-ferrocarriles-ch.html
Pacheco, H. F. (2010). Infraestructura, la estrategia china para el desarrollo del mercado interno. Retrieved octubre 04, 2010, from http://www.offnews.info/downloads/EnerdossierInforme080809.pdf
Polo, S. (2010, marzo 26). China es el primer inversor mundial de energías renovables. Retrieved octubre 04, 2010, from ElMundo.es: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/26/ciencia/1269601544.html
R.F. (2010). Red Ferroviaria. Retrieved octubre 04, 2010, from México Desconocido: http://www.mexicodesconocido.com.mx/red-ferroviaria.html
Tecnológico, O. E. (2009). Cluster en China: regionalización de la apertura china, el caso de la región del Delta del río Perla. Retrieved octubre 04, 2010, from OET: http://oet.itesm.mx/
Universal, E. (2010, febrero 11). Educación, inversión para desarrollo: Fuentes . Retrieved octubre 04, 2010, from El Universal.com: http://www.eluniversal.com.mx/notas/658076.html
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