viernes, 21 de mayo de 2010

Una Política Exterior ¿estancada?


Aunque existen teóricos que no fácilmente congenian si la Política Exterior (PE) es una disciplina, o porque si se vale de otras deja entonces de serlo, para efectos de este artículo se considera que sí, la PE es una disciplina que estudia acciones planificadas del Estado, para alcanzar objetivos, teniendo como resultado la interacción entre países reflejando una política internacional.

En PE se consideran motivaciones para que un Estado establezca un diseño estratégico que defina dicha política. Veamos. Para que Estados Unidos (EU) recobre la credibilidad que hoy yace agonizante por el mundo, fue necesario fijarse tal propósito, y nos remitimos a la llegada de Barack Hussein Obama a la Casa Blanca. El terremoto que destrozó Haití y le valió el sello distintivo de auténtico Estado fallido, resultó propicio para que EU se proyectase internacionalmente, adjudicándose el control del aeropuerto isleño.

Perseguir la credibilidad es un objetivo intangible (no palpable), pero los hay también tangibles, como el establecimiento de escudos antimisiles en Rumania, anunciados hace varias semanas; o el establecimiento de bases militares estadounidenses en Colombia, insertando un claro peligro en Latinoamérica.

¿Y nuestra PE? Primeramente, claro que se tiene, mas su orientación depende de los intereses sexenales (fundamentados en los 7 principios de PE). Atesorar a México como un Estado pacífico, ser reconocidos en Latinoamérica como interlocutores válidos, o estrechar y profundizar lazos económicos con India, pueden ser objetivos y parte sustantiva de nuestra PE. Lamentablemente son asuntos que parecerían no figurar, y no es que no se trabaje en ellos, sino que la actual coyuntura es aún más corpulenta.

Una de las cosas que obstruyen nuestra PE, es que México posee un sistema presidencialista, pero comúnmente el concepto es erróneamente utilizado, le pensamos en términos de un presidente que monopoliza la vida nacional, cuando es falso. El presidencialismo de un país es tal, porque concentra la figura de: 1) jefe de Estado y, 2) jefe de Gobierno en la investidura presidencial.

En el sistema parlamentario, el Primer Ministro surge del Parlamento (Congreso) y atiende la política interior, permitiendo al rey o reina hacer las veces de jefe de Estado. El poder Ejecutivo (Calderón) como jefe de Estado representa al exterior, pero igualmente ejerce como jefe de gobierno (al interior), lo que ocasiona conflictos.

Por último, México no presenta una “polaridad interna alta” (léase concentración de poder), como en China, donde el gobierno controla todo y no se protege el derecho de huelga, porque no existe como lo conocemos. En México coexiste una “polaridad interna baja”, pues la concentración de poder no es tal, que permita al gobierno actuar insensiblemente ante lo que ocurre al interior. Juárez es el paradigma donde Calderón intenta cumplimentar las querellas.

El inconveniente brota cuando, como jefe de Estado no puede desenvolverse tan fácilmente al exterior, adquiriendo más beneficios para el país. Es ahí donde los solos principios de PE son insuficientes, y el escenario enflaquece día tras días un lugar que México está desperdiciando en el mundo.



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