lunes, 4 de mayo de 2009

" A P R E N D I E N D O A C R E E R "

México es lo que es gracias a ti, al señor aquél, al niño de enfrente, a la mujer de allá, a cada uno de nosotros. Es así porque así lo hemos creado, es fruto de lo que hemos sembrado en él, en nosotros. Los años no han servido del todo para cultivar mejores mexicanos, pero sobretodo para “creer”.

Desde antaño el pueblo ha vivido la opresión, en algún momento los españoles, en otro los criollos y la aristocracia. Hoy que podemos dar una probadita a la democracia, el mexicano (a) desconfía, es incrédulo (a). Pareciera que aun lleváramos un yugo entre nosotros. Muchos creen firmemente en el pasado, viven el presente, al fin, el futuro “nunca llega”.

“No existe verdad absoluta”, en todo caso es esa la única verdad. Ni la religión ni la ciencia han sido capaces de satisfacer las más elementales preguntas individuales. Siempre quedan huecos, o los inventamos. Estos días con la influenza han hecho ver montón de disparates. “Que el problema se le estaba saliendo de las manos al gobierno”, que “todo era una conspiración”. ¿No se hubiesen percatado ya médicos y enfermeras?

“Sí, claro”, seguro los fallecidos “son una conspiración”. Mejor pregúntenle a Obama, a Nicolas Sarkozy, a Gordon Brown, a Álvaro Uribe, a las autoridades de Canadá, a la Organización Mundial de la Salud, a Zapatero en España… ¡alguien dígales por favor! que esto es una farsa, que toda la vida hemos vivimos un montaje de una realidad que no es la nuestra.

Alguna vez me dijo Domingo Coss y León (doctor en Historia), que para hablar bien de algo sólo tenía que tomar los elementos indicados, para hacer lo contrario ya sabrá usted. Esto que ocurre es idéntico, si deseamos distorsionar la información se puede hacer, si se quiere enterrar la duda también. “Todo se puede”, recuerde usted que “estamos en México”. Lo único que no se puede hacer es “creer”.

Esto de “aprender a creer” lo dijo Pedro Ferriz de Con, sin duda no es un superhombre, como se pretende que sean los altos mandos del gobierno, lo que sí es que, tiene razón. Tal vez desde que el mestizo o indígena, o sea nosotros, dejamos de creer en nuestros gobiernos, también dejamos de creer en nosotros mismos. Volvamos a creer entonces.

Ahora sí que, “por eso estamos como estamos”, porque para “crear” es necesario “creer” primero. Si no creemos en nosotros, pues entonces de poco vale la vida, de poco vale pensar que algún día México será mejor (diferente), si sólo “lo pensamos” más no lo hacemos.

De nada vale que la selección mexicana de fútbol salga a jugar, si salen derrotados, achicados; de nada sirven estas palabras si antes de terminar ya se las llevó el viento; de nada vale si no aprendemos a creer primero. Porque “si vamos a salir de la penuria actual no es repitiendo que hubo pasado”, como ha dicho Néstor García Canclini, en Diferentes, Desiguales y Desconectados (2004, p. 175), sino arraigándonos en la creencia de que existe futuro, y que de ese futuro podemos ser parte.

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