lunes, 18 de octubre de 2010

Nuevo León, el Priato, y ¿la caída?

Por José Guadalupe Isabeles Martínez

No obstante las declaraciones de algunos, la reputación de Monterrey y todo el estado neoleonés no está perdida. Lo que es muy cierto es que, hoy, queda todo por hacer.

En la historia neoleonesa, únicamente ha gobernado ¡un sólo panista!, y ese fue Fernando Canales Clariond, ¡empresario!, que por si fuera poco, no terminó su sexenio por irse a colaborar al gabinete de Vicente Fox. Le dejó el encargo al hoy senador Fernando Elizondo Barragán. Y como versa el dicho, “debut y despedida”, porque el gobierno del estado lo perdieron en 2003. Elizondo intentó recuperarlo en 2009, mas fue imposible.

Mexicanos arriban de otras partes de la República a Nuevo León, dicen que aquí les va mejor. Los empleos por lo general, y atendiendo las reservas del caso, proveen mejores salarios que en otras entidades como Jalisco, México o el DF. Las condiciones de vida son, reitero, en general, mejores. Esto se explica porque esta entidad, es la cuna industrial y empresarial del país.

El ingreso per cápita del neoleonés ronda los 187 mil pesos anuales; mientras que en Jalisco es de 97 mil según el INEGI, pero la verdad es que el indicador no funciona en su totalidad para destacar las condiciones socioeconómicas de la población, ya que gran parte de la riqueza se encuentra concentrada en unos pocos. Al menos da una idea de la economía en el estado.

Lo cierto es que, la desigualdad se aprecia por las calles de la zona metropolitana de Monterrey, por no mencionar las condiciones de pobreza en que viven los habitantes del interior de la entidad. Basta darse una vuelta por el mercado Juárez para percatarse. El valor dinero, convierte a muchos en autómatas y les aliena de los valores que verdaderamente importan.

Nuevo León, pero esencialmente su zona metropolitana que concentra la mayor parte de los habitantes, se ha distinguido por ser una economía pujante aportando un 8% del PIB nacional, y un lugar donde el bienestar, con esfuerzo, se puede lograr.

Hoy, la entidad se encuentra en crisis, en un año se ha convertido en uno de los estados más violentos de todo el país. En este primer año del gobierno priísta de Rodrigo Medina de la Cruz, se han disparado escandalosamente los índices de robo con violencia, secuestros, homicidios y atentados contra la propia comunidad. Muchos lugares se han convertido en pueblos sin ley.

“¡Ya no más promesas, ya no más palabras, ya no más discursos!”, le espetaron los panistas al gobernador Medina de la Cruz, que rendía su primer informe de gobierno en el Congreso, ubicado en la Macroplaza. “Basta de discursos, ¡resultados!”, sentenció el panismo. La cosa es que, el Priato en Nuevo León, no parece dar el ancho.

Ya en Palacio de Gobierno, acompañado de invitados especiales que volaron desde distintas partes del país, el gobernador se festejó en grande. Allí no hubo alharaca ni nada, todo fue aplausos y ovaciones. Luego se justificó por la inseguridad diciendo: “Esta es una guerra que no iniciamos nosotros… que nosotros no trajimos…” También tocó el tema del huracán “Alex”, que efectivamente, terminó por abonar al deterioro. De todos modos, aseveró, “Nuevo León está de pie.”

En medio del festejo priísta, señalan unos a la ineptitud, a las acciones concretas apuntan otros; todo pareció confabularse: más de 30 ¡narcobloqueos!, tuvieron lugar el viernes 15 de octubre pasado de manera fulminante, los regios se vieron desquiciados de nuevo en la megalópolis.

Rodrigo Medina va apenas en su primer año de gobierno, y hay que reconocer, no lo ha hecho pésimo como se le ha acusado de parte del Partido Acción Nacional (PAN). Existen puntos a discusión, como en todo, además de que las condiciones que actualmente privan no necesariamente responden a variables endógenas.

Lo que tiene que reconocer el panismo, es que lo rijosos no les llevará a ninguna otra parte que no sea distanciarse votos, porque a mí ya me empieza a dar “asquito” la radicalización del discurso. La oposición, o sea, el PAN -porque el PRD aquí, ‘no existe’ o no figura, pese a la enorme masa de asalariados-, debe saber capitalizar los desaciertos del Priato neoleonés, sumando inteligentemente para recuperar Nuevo León. Aunque la caída del gobierno parece inminente, en virtud de que Medina parece no poder con el paquete, lo malo para unos y lo bueno para otros, es que esto apenas comienza.

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