miércoles, 13 de octubre de 2010

Gente que cree en un sueño

Por José Guadalupe Isabeles Martínez

Prefiero entender una causa, que ser monarca en Persia” (Demócrito)

¿Qué vamos a hacer con Sayula?, es una pregunta crucial que yo me he planteado continuamente. Desde luego no he sido el único. Lueguito hay que plantearnos la cuestión: ¿qué vamos a hacer por nuestra gente? Ahora que estoy por terminar la universidad, me vienen montones de preguntas a la mente, muchas de ellas relacionadas con mi regreso a la municipalidad.

Como bien asevera el Lic. Jesús Cantú Escalante, para una televisora local en Monterrey: “la primera responsabilidad es de la autoridad”, ¿para qué?, para muchas cosas. Ver al municipio desde una perspectiva distinta, permite observar las deficiencias en la forma de hacer gobierno; lanzar cuestionamientos y ser parte de los ‘inquisidores’ endemoniados, de lo público, según se dice. Lo preocupante es que, con nuestras recomendaciones a la autoridad, vemos que se hace una única cosa elevada al cubo: nada. ¿…?

Parece mentira que un pueblo chico, de verdad resulte en un infierno grande; que los ayuntamientos se funden por un caudillo y su séquito; que hasta los partidos políticos se hayan convertido ¡aquí mismo!, en n-e-g-o-c-i-o-s familiares, donde se heredan las direcciones de los mismos como en el Partido Acción Nacional (PAN); donde se pretende impulsar a los hijos para candidaturas municipales, como también lo es en el PAN. Unos poquitos se la pasan saqueando las arcas municipales. Cada vez se disocian más los discursos de los hechos.

Comparte el matemático Dr. Sergio Fajardo (quien saltó a la palestra pública desde la academia), ex alcalde de Medellín, capital industrial de Colombia, que lo más bello debe ser para los más humildes, o sea los más pobres. En alusión a que, las puertas de las oportunidades les sean abiertas en verdad. Que el niño más pobre atienda la mejor escuela y tenga las mejores oportunidades. ¿Por qué no?

Y esto es fácil relacionarle con el problema pandilleril en Sayula, que para empezar, deberíamos llamar mejor “área de oportunidad.” Es más factible atender a las nuevas generaciones de nuestras colonias marginadas, a los niñitos que apenas van creciendo, para cortar en una o dos generaciones el problema de raíz.

Desde luego, también hay que subsanar la problemática con los jóvenes que durante años se han hecho más daño que beneficio en dicho contexto. Mucho se puede hacer. Pero hay que intentar evitar que el pandillerismo, como consecuencia de la marginación y falta de oportunidades, siga apareciendo y convirtiéndose en una salida para nuestros hijos.

Una opción es construir (a) bibliotecas comunitarias en cada colonia, pero destinadas a este público que, del Estado no ha recibido la mano; hay que crear (b) centros de aprendizaje equipados con computadoras e Internet especialmente para ellos; (c) centros de lenguaje donde puedan aprender inglés, principalmente la niñez marginada que pasa viendo horas la TV, en el mejor de los casos. Claro que todo sería a cambio de labor social.

¡Oh!, casi lo olvido. También hay que edificar (d) centros culturales donde se enseñe a tocar el violín y el piano a nuestros niños. La cultura es de carácter superlativo. Que todos puedan acceder a lo que ya podemos bautizar como parte del “Municipio de Bienestar.”

Esto puede parecer más puro idealismo, pero vayamos recobrando mejor esa capacidad de soñar, pero ante todo de trabajar juntos. Porque, ¿qué vamos a hacer cuando despertemos una mañana con los Mara Salvatrucha, contribuyendo y abonando al caos?

Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles

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