jueves, 29 de abril de 2010

Proceso "también miente"



La entrevista que publicó este abril la revista Proceso, en la que aparece en portada Julio Scherer García abrazado por el Mayo Zambada (prófugo de la justicia), narcotraficante perseguido por autoridades mexicanas y norteamericanas, compadre de “El Chapo”, desencadenó una ola de elogios, aplausos, felicitaciones…, así como de repudio, condenas, agravios… Todo hacia Proceso, y desde luego al entrevistador, el fundador del semanario: don Julio.

No pude leer a nadie en Proceso, que reprendiera el hecho insólito. Ni Álvaro Delgado quien comúnmente con su retórica incendiaria y brabucona dispara contra el gobierno federal, y contra el hombre que según él tiene “ensangrentado” al país: Felipe Calderón. Reconozco que ocasionalmente concuerdo con él. De la entrevista, los colaboradores de Proceso favorecen ampliamente a Scherer, tal es el caso de José Gil Ólmos, otros simplemente se fueron por la tangente. Nadie cuestionó. ¿Qué buscaba Scherer? ¿Datos para la captura del capo u otros?, ¿información para las autoridades?, o ¿vender un número más de su revista?

No soy reportero, tampoco especialista, empero sí tengo algo qué decir. Es difícil juzgar, más al no estar en el epicentro del acontecimiento. Scherer es un gran periodista, ni qué decir. Pero, ¿hasta dónde es apropiado que un medio periodístico se entreviste y exponga así como así con un (tristemente) poderoso e influyente narcotraficante? La entrevista no ayuda en nada al gobierno federal, y Proceso se mofa de que ellos se pueden reunir con el mismísimo diablo, y ni quién les diga nada.

Resulta absurdo el suceso, pues la revista asume una postura estrictamente crítica del sistema y la vida nacional (además de ser altamente parcial), sobresaltando la ética, valores y principios del gobierno; contrariamente lo poco o nada ecuánime resulta cuando, mientras enarbolan lo anterior, su fundador desayuna campantemente con un traficante, y peor aún, que Proceso sea hoy portavoz periodístico del narco (¿un títere?), de lo que una vez se quejaba Jenaro Villamil en el Tec de Monterrey.

El gobierno se debe y está obligado por los ciudadanos; Proceso también se debe, pero no está obligado a mucho o nada por éstos. Paradójicamente, el hecho pareciese más una reafirmación de que: con el narco “todo”, con el gobierno “nada”. La “revista es la primera, informa más que todos…”, arguye el capo, pero es una revista que “también miente” (¡!), en palabras de Zambada. La boda de “El Chapo”, de la que Proceso publicó hasta “pormenores”, cosa que “no existió”, es el ejemplo del narcotraficante.

En efecto, el deber periodístico abarca investigar, escudriñar, divulgar; paralelamente su labor conlleva un espíritu de ética y compromiso moral hacia sus lectores. Hay medios altamente objetivos pero estridentemente parciales, se inclinan hacia el radicalismo, retuercen la libertad de expresión como si ésta significara la inexistencia de límites.

Del “justo medio” hablaba Confucio, de la “medianía” Juárez. De esta manera, ante Proceso hay que ponerse de pie y aplaudirle, aunque también hay que reprenderle sus dislates, más aún cuando no sirven de nada, o sea: se desperdicia la oportunidad. Así, preparémonos pues para ver un siguiente número de la revista Proceso con “El Chapo”, el “Mayo” y Scherer abrazados.

Correo: joseisabeles@hotmail.com
Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles

1 comentario:

Anónimo dijo...

TE REFIERES A PROCESO COMO UN MEDIO MUY RADICAL PERO TU TAMBIEN PARECES SERLO, UNA MUESTRA DE ELLO ES ESTE ARTICULO QUE MAS QUE CONTENER UNA REFLEXIONES Y UNA CRITICA CONSTRUCTIVA PARECE SER UNA DERRAMA DE BILIS CONTRA DICHO SEMANARIO

SALUDOS