LPL José Isabeles
Una de las aportaciones más valiosas de la periodista canadiense Naomi Klein, es precisamente su obra titulada “La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre” (The Shock Doctrine. The Rise of Disaster Capitalism), libro que puede descargar gratuitamente de Internet. Klein sostiene que “Un estado de shock no es solo lo que nos sucede cuando algo malo pasa, es lo que nos sucede cuando perdemos nuestra narrativa, cuando perdemos nuestra historia, cuando nos desorientamos”, es esta la desgracia que parece atravesar la humanidad.
Lo que nos mantiene orientados, alertas y sin shock, es nuestra historia, así que este periodo de crisis, -multifacética, digo yo-, en que nos encontramos, es un muy buen momento para pensar en la historia, es un buen momento para colocarnos en la larga historia de la lucha humana, sentencia Klein.
En su libro así como en el documental del mismo nombre, la autora narra la historia que ha seguido el mundo desde aquél experimento llamado Chile bajo la dictadura represora del militar Augusto Pinochet. Experimento que tuvo como propósito iniciar a la humanidad toda bajo la ideología del libre mercado, cuyos principios: desregulación y privatizaciones tenían que cumplirse de manera ostensible. Relata el caso de Chile, Argentina, EU –con Reagan-, la Gran Bretaña de Tatcher, la extinta Unión Soviética, Afganistán, Iraq, México desde luego y otros tantos países que fueron sometidos al yugo tirano del capitalismo puro y salvaje.
Klein advierte que el mundo ha sido sometido a las 3 formas distintas de shock que trabajan todas juntas y se refuerzan entre sí, según Klein, éstas son: (1) el shock de la guerra, seguido inmediatamente por la terapia del (2) shock económico (reconstrucción), y ante la resistencia social viene el (3) shock de la imposición (represión). Al mundo, a través de las grandes corporaciones de comunicación occidentales, le han sido impuestas formas de razonamiento y repuesta ajenas a toda lógica, derivando en respuestas y pensamientos infantiles y sin ninguna madurez ante tragedias desproporcionas como se vive hoy en el mundo, y ya no decir de México.
Ante tal alienación del pensamiento crítico e independiente, el individuo evita actuar frente al atraco sistemático de la esfera pública tras las secuelas del desastre, confundido, desorientado, extraviado. La guerra en Afganistán, la invasión en Iraq, y el estado de guerra inobjetable que se libra hoy en México, el crack griego, entre otros ejemplos con clara muestra de ese shock que nos paraliza, que nos inmoviliza y hace huir de toda responsabilidad.
Cuenta Naomi Klein que cuando Franklin Delano Roosevelt (FDR), presidente de EE.UU., fue visitado por algunas organizaciones progresistas o sindicales, y propusieron algunas políticas progresistas que pretendían formaran parte del New Deal, allí estaba el hombre escuchándoles y al final les dice: “Ahora salgan a la calle y háganme hacerlo”. Y lo hicieron.
En 1937, año crucial del New Deal, hubo 4,740 huelgas que duraban en promedio 20 días. En 2007, a diferencia, solo hubo 21 huelgas en Estados Unidos. ¿Gran diferencia? ¿No es claro el shock en que mantienen a la sociedad estadounidense?
Ante lo que parece ser una parálisis generacional, el primer acto sería no permitir que la memoria colectiva sea borrada, declara Klein.
Quizá y ante el quebranto multifacético que atraviesa este mundo, representado en una crisis financiera, económica, laboral, pero sobre todo moral que resulta en la pulverización social y desmembramiento de los sentidos, será el momento histórico de ponerle fin a una dictadura de imposiciones a ultranza, a la era del mercado salvaje, del libre mercado y todas las entelequias que ya vendió por doquier. Sólo así nos iniciaremos todos en la resistencia al shock.
PD. ¿Podrían la Glasnot y la Perestroika tomar lugar en México y en Jalisco con el arribo de gobiernos de izquierda?
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