domingo, 10 de septiembre de 2017

La escuela mexicana como medio de producción

José Isabeles


Cuando vemos con ojos críticos el día a día de la escuela pública mexicana, podemos apreciar, al menos en lo concerniente a la educación básica en el país: preescolar, primaria, secundaria; que priva inevitablemente una cultura de la competencia, y esto mismo va acorde a las exigencias del mercado y coincide desde luego con el modelo económico de libre mercado que tenemos.

De esta manera, la escuela pública mexicana (y también privadas), según sea el caso, reproducen una cultura de competencia, competitividad, o dicho en otras palabras, de quién sabe más, de quién hace más o mejor. ¿Qué tan bueno es esto para la salud de una sociedad? Somos un país occidental, donde lamentablemente los salarios son paupérrimos, y recientemente han entrado un poco a debate en las negociaciones del TLCAN, pero México no quiere abordar ese tema en la mesa, porque es un tema “interno” y de los empresarios, dicen.

Nos comparte Rosa María Torres Hernández, de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), en su obra Paradigmas del currículum (1998), que el currículum institucional puede ser visto como un sistema tecnológico, es decir, los planes y programas de estudio oficiales, tienden a construirse con una visión de productividad, de empresa. Así podemos decir que mucho de lo que importa en la escuela pública es el resultado. En esta corriente teórica del currículum se observa la escuela como un sistema de producción que educa para lograr “eficiencia y control de calidad”. (revista La Vasija, núm. 2, abril-julio 1998, pág. 72)

¿Qué podemos reflexionar? Por una parte, que el modelo educativo también se replantea conforme a las disposiciones del mercado y de los medios de producción (léase FMI, BM, OCDE). De ahí que en parte el maestro eduque con base en competencias, como aquellas características que permitirían al alumno(a) realizar una labor específica. Así funcionan muchas sociedades actuales, pero en la nuestra (con tantas carencias), la competencia se vuelve hasta feroz e inhumana.

En la escuela pública mexicana se enseña a obedecer acatando las reglas, se prepara al alumno para el sistema productivo en el cual se va a insertar. La creatividad, pensar o la espiritualidad, no necesariamente se desarrollan a plenitud, porque el currículum oficial no responde del todo a eso. La enseñanza oficial tiene que innovar, porque no es con leyes o reformas como los resultados serán mejores en este país.


Twitter: @joseisabeles

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