lunes, 15 de mayo de 2017

Lo que callamos los maestros

Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad (Diego Luís Córdoba)

LPL José Isabeles

Hago algunas reflexiones sobre las peripecias del docente mexicano, y a propósito del Día del Maestro. El magisterio en el país ha sido golpeado constantemente, y el gobierno no eleva en los medios de comunicación ni en la realidad, la figura del educador, como sí hace de otras.

Dicen que la reforma educativa solucionará una parte sustancial de los problemas de México, que a decir de los expertos, es la educación uno de los elementos transformadores. Es verdad, pero se sobreexpone al docente ante los medios de comunicación y la sociedad, como el agente único del cambio, lo que es absurdo.

¿Por qué tenemos los grupos más saturados de alumnos de todos los países más industrializados del mundo? Si el gobierno desea calidad educativa debería reducir el número de alumnos, contratar más docentes, construir más escuelas, expulsar a los aviadores (as) que están enquistados en las oficinas de la SEP.

Hay maestros que asisten a 2, 3 o 4 escuelas a la semana para poder plantearse una vida digna, ¿por qué no concentrárseles en una sola escuela? Imposible atender a los alumnos más rezagados, ¿con qué calidad? Si nos comparan con países desarrollados, ¿por qué no garantizar iguales condiciones al magisterio?

Hay una carga administrativa redundante sobre los educadores, papeles y papeles que sin más, justifican el trabajo ante la supervisión escolar, y que no impactan en el aprendizaje de los educandos. Muchas veces estos temas no se discuten en los consejos técnicos escolares porque los directivos se preocupan demasiado por cumplir con una guía, que subrayo, es una guía, desatendiendo a la par las problemáticas más inminentes del centro escolar público.

La suspensión de clases sin justificación, falta de una adecuada gestión escolar, pérdida del poder adquisitivo, carencia de apoyo familiar para hacerse responsable de sus hijos, incertidumbre y acoso laboral, son elementos que agobian a los educadores públicos, que desafortunadamente observan el desvanecimiento de su sindicato como protector ahora de los intereses gubernamentales, privados e incluso supranacionales. ¿Quién defiende hoy (no lucra) a la educación pública en México?


@joseisabeles
Correo: isabelesjose@gmail.com

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