LPL
José Isabeles
Los acontecimientos en Venezuela
deberían de llamarnos a todos a la indignación. Estados Unidos, el Banco
Mundial, el FMI, tienen jugosos intereses en Venezuela, y los regímenes de
Nicolás Maduro y Hugo Chávez atropellaron grandes ganancias. Es esta la razón
de que Venezuela sea objeto de un intervencionismo sofisticado pero descarado,
de un boicot económico oculto.
La escasez alimentaria que
viven los venezolanos, es la misma historia que vivieron los chilenos cuando se
alzó la desestabilización extranjera en contra del presidente, Salvador
Allende, uno de los proyectos políticos asociados en la época con el marxismo y
con el régimen soviético. En aquellos años EUA intervino Chile a través de la
CIA, asestó el golpe de Estado que terminó con la muerte de Allende e inició el
ascenso dictatorial con Augusto Pinochet. A los días, los alimentos aparecieron
como por arte de magia y comenzó la represión.
En Venezuela se vive la
doctrina del shock, de la que abunda más Naomi Klein en su libro del mismo
nombre. Se traduce por ejemplo, en huelgas, crisis económica y toda la
maquinaria de propaganda bombardeando a los ciudadanos y en general al mundo,
porque se trata de exhibir el “desastre” del régimen postchavista, y de
legitimar, en lo posible, un golpe de Estado en contra del gobierno. En otras
palabras, con la doctrina del shock se infunde el caos, el miedo, la
desesperación y hasta se desesperanza a un pueblo para solapar cambios de
gobierno, aniquilar grupos políticos y dar el viraje hacia modelos “libres” de
economía, o sea privatizar empresas públicas, reducir el gasto gubernamental y
aumentar los empréstitos para el país que usualmente paga el ciudadano.
Lo ha dicho Rafael Correa
Delgado, ¿qué era Venezuela antes de Hugo Chávez? Chávez comenzó a ver por su
pueblo y transformarlo económica y socialmente. Sepan por ejemplo que Venezuela
es hoy el primer país del mundo con las mayores reservas petroleras, acumula
casi 300 mil millones de barriles comprobados, por encima incluso de Arabia
Saudita (que ni es una democracia y las libertades no son su especialidad), y
también de gas natural. No dude que el acuerdo de disminuir la producción y así
los precios del petróleo, es una medida inducida para afectar en concreto al
financiamiento venezolano, estropeando más su economía. Extrañamente Venezuela
cobró atractivo, y muchos perdemos esa capacidad de indignación, de ver
críticamente lo que pasa, de alzar la voz. Normalizamos la injusticia y
tendemos a permanecer en silencio.
Twitter: @joseisabeles
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