miércoles, 11 de abril de 2012

Cuando el partido se adapta a su ambiente

Un partido político es un grupo organizado, una asociación orientada hacia objetivos políticos, que busca, mediante su acción, mantener el status quo o cambiar las condiciones sociales, económicas y políticas existentes, manteniendo o conquistando el poder político” (F. Gross)

LPL José Isabeles

Tras el hartazgo público y más ahora en plena parafernalia electoral, se vuelve imperativo recurrir a la Teoría Política con objeto de no quedarnos únicamente con el placer de nuestras conclusiones. Por eso quiero comentar y opinar un poco sobre el clásico de Angelo Panebianco: Modelos de partido (1982. Alianza Universidad, 512 p.). Esta obra sin duda de oro, plantea algunos dilemas en materia de organización partidista, uno de ellos es sobre “la adaptación al ambiente versus predominio”.

Panebianco señala la adaptación al ambiente de los partidos como indicativo de “la naturaleza de la relación entre la organización y su medio”. Se expresa que ciertos ambientes imponen a la organización partidista una estrategia de adaptación, mientras que en otros escenarios se pueden presentar grandes posibilidades de manipulación del entorno.

Se pone de relieve que la tendencia de las organizaciones es a adaptarse “más o menos pasivamente al ambiente en que están insertas”, pero hay otras que “acentúan por el contrario su tendencia a dominar” el propio ambiente, a adaptarlo, digamos, a sus necesidades o caprichos (p. 43).

El ideal en este caso sería que el partido político se adapte al medio -o sea, a nosotros- y a las necesidades circundantes -léase manifestaciones, huelgas, disturbios, crisis políticas, etc.-, donde uno de los fines sea la maduración en el obrar de la plataforma partidista. Este ejemplo lo vemos en Sayula, Jalisco, donde un candidato ha sido registrado por un partido distinto en origen al propio, para competir por la alcaldía.

Ante las crisis partidarias sobreviene la pérdida de cohesión ideológica e inevitablemente la fragmentación del mercado electoral, lo que permite -y ante el descalabro- pensar en opciones externas, ciudadanas y sin aparentes vicios de partido. Y como se ha escrito, las crisis del tipo que sean siempre son positivas, en tanto alientan la reflexión sobre el siguiente paso y sus subsecuentes decisiones.

La crisis multivariable que atraviesa no solo México, sino el mundo, está ahí aunque vastos segmentos poblacionales no le quieran ver. Mas el problema se explica cuando ante tanta precariedad el partido trabaja y con gran fervor para que el medio ambiente nacional esté a su servicio y favores, y no al revés. Se escribe que un partido político que busca maximizar a toda cosa los sufragios, puede ser visto como uno con la intención de dominar su entorno; mientras que otro que solo persigue sobrevivir en los intersticios que dejan los partidos más grandes, se asumirá como un partido que, lejos de manipular su medio ambiente, solo le queda adaptarse a él.

Con esto podemos pensar un poco sobre esta etapa de campañas políticas, donde el PRI con cantidades de recursos económicos -por mencionar uno-, que bien resultan groseras al público, pretende controlar, dominar, y ser dueño de ese conjunto de escenarios que conviven en el ambiente nacional –manipulándole-, lo mismo hace el PAN y el PRD. Aunque hay que hacer la observación de que en ciertos casos al partido no le queda otra que ajustarse él a las necesidades de la colectividad y a las más arraigadas y sinceras causas nacionales.

El candidato presidencial del ala izquierda, Andrés Manuel López Obrador, sabe muy bien que él no puede jugar tal como el PRI, y que a falta de recursos varios, y más valioso todavía, ante la incertidumbre de que no viene muy favorecido en las encuestas en general, el tabasqueño tiene que adaptarse al medio ambiente político y mercado electoral que le envuelve. Así, se adapta el discurso, las formas, propuestas, y hasta la organización del partido se transforma en pro de los gobernados, a falta de poder transformar con recursos propios el entorno. Por eso digo, hay que observar bien la cualidad de adaptabilidad de los partidos y organizaciones políticas, y mejor aún ahora que las campañas nos permiten hacerlo muy bien.

PD. ¿Alguien me puede decir por favorcito, qué ha hecho el señor diputado sayulense, Felipe Hernández Sánchez, en Sayula (y no pido más lugares) para que yo pudiera votar por él? (¿nada?) 

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