Decir “gracias” en estos momentos, es reflejar un profundo y sincero agradecimiento para el periódico de Sayula, Jalisco: Siete Días. Lo digo con gran tristeza, porque no es que no haya tenido otra opción, pero la de mi renuncia por escrito a Siete Días, fue la mejor y más adecuada a mis principios y creencias, a un asunto de ética y conciencia, pero sobre todo, a que nunca consideré a Siete Días ni persona alguna que lo conforman, como “medios”, sino como fines en sí mismos. Porque ¡basta! de que el ser humano sea tomado una y otra vez como “medio” en esta vida para propósitos personales.
Siete Días me abrió las puertas hace casi tres años, así comencé a escribir. Artículos muy ingenuos y hasta malos eran parte de las impresiones semanales. Hoy se han mejorado, y no con ello digo que sean brillantes, sencillamente que se ha madurado, y esto lo logré en Siete Días. Aunque haya entre los lectores personas buscando desacreditarme (anónimos desde luego), yo agradezco también su crítica, que ha servido para perfeccionar los puntos expresados; pero la verdad es que, en cada texto intento poner a disposición del lector, información o una sentencia que le permita afianzar su propio criterio.
En la vida uno toma partido por algo, decide y asume posturas. Luego tratamos de respetar esas ideas que antes hemos expresado, a veces equivocándonos; otras más buscando aquello que nos permita soportar con argumentos razonables y coherentes nuestros dichos. A veces lo logra uno, pero en ocasiones terminamos contradiciéndonos. Así, yo he forjado una postura crítica hacia la forma de gobierno actual del primer edil Samuel Rivas Peña (PRD), que a veces puede rayar en lo ‘despectivo’ para algunos. El caso es que se ha tratado de comprobarle al sayulense, que con Rivas no había nada nuevo bajo el sol, y que ha sido en todo caso, el mejor de todos los males.
La gota que derramó el vaso, fue un artículo (de dos que publiqué) sobre los policías despedidos. Me interesó el tema, a) por la opacidad con que manejó la decisión el municipio, y b) porque los policías no estaban viendo expresada su voz al respecto. Entrevisté a tres elementos, uno en activo y dos despedidos. Nunca traté de defender delincuentes, si es que lo son. Y de ser así, la autoridad debió encarcelarlos (no simplemente despedirlos), pero no fue así.
El objetivo superlativo fue dar voz al afectado. El sustento son las entrevistas, y si alguien desea saber a quienes entrevisté, sólo tiene que solicitarlo. Lo destacable aquí, es que Siete Días decidió no publicarlo en dos ocasiones continuas, y aquí fue “donde la puerca torció el rabo.” ¿Por qué no se publicó mi artículo, a pesar de que cada colaborador es único responsable de lo que escribe y su comentario no refleja necesariamente el punto de vista del periódico?
Nunca he recibido un centavo de alguien, para escribir artículos enfocados en dañar la imagen de persona o grupo. Presiones para escribir sobre tema determinado, tampoco. Lo que sí, es que cualquiera recibe influencia de personas circundantes, y ello, en su momento, puede dar pie a incluir algún punto de vista ajeno en sus pensamientos. Pero ello es algo tan natural como el que las hojas de los árboles caigan con el viento.
Después de preguntar a Siete Días sobre la razón de lo anterior, recibí una respuesta detallada que no daré a conocer por respeto al semanario. Lo único que puedo decir es que, no pude concebir la imposición como acto válido dentro del periodismo. El actuar de Siete Días para conmigo es multicausal, dado que seguramente se debió a presiones externas –léase persona y/o grupo (s) - e internas del diario. Sin decir nombres (aunque ya se imaginará), mejor saque usted sus propia conclusiones.
La censura es un hecho deleznable y de poco valor, que contribuyen estrictamente al engrandecimiento de la oligarquía que nos gobierna, así como a la involución de la civilización entera. Con profundo pesar y tristeza: muchas gracias Siete Días.
Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles
No hay comentarios:
Publicar un comentario