LPL José Isabeles
Después de 3 sexenios en que el Partido Acción Nacional ha caminado sobre el sendero del “cambio”, aquí en Jalisco, muchos creemos acertado decir que ese sendero ha dejado sembradas las inercias de singulares formas de gobierno, incluso acertamos decir que han hecho posible que las viejas formas de gobierno hayan resurgido y florecido al amparo de un poder hoy conservador. En estos casi 20 años pudieron haberse generado nuevas oportunidades para los habitantes, sí, mas siempre habrá quien al frente de un gobierno pueda dar más.
Cuando el escritor mexicano Enrique Krauze llama a escuchar nuestras conciencias, alejados de los aparatos propagandísticos, promesas, y muy apartados de lo que pudiera ser el interés personalista del ser, nos invita a ver con mayor claridad cuál de las opciones es la que incluso un corazón de patriota elegiría. Si el priista, perredista o panista lo es hasta la muerte, llueva, truene o relampaguee, el punto esencial refleja un gravísimo problema. Hay que cuestionarnos el militar a ciegas y sin reparos en un partido político. Sería muy apremiante distinguir el tipo de partidario que somos. Preferible soportar las grandes causas y de tintes progresistas, aquellas caracterizadas por favorecer y procurar el avance o progresar en la perfección de las formas pero sobre todo de los fondos de la política y el ejercicio público mismo.
Cuando los hombres y mujeres de este Gran Estado, como es Jalisco, actuamos conforme a lo que dicta nuestra conciencia, evitamos que una organización partidista “porque sí”, funja como el poseedor de la verdad, como el gran manipulador. Cada cual en el recinto de su propia alma debe ser capaz de distinguir entre lo bueno y malo. ¿Por qué habría de retornar el PRI a Casa Jalisco? ¿A caso somos incapaces de seguir hacia adelante brindándonos nuevos desafíos?
Guste o no, Enrique Alfaro Ramírez ex alcalde de Tlajomulco ha sabido hacer su trabajo. Son muchas las almas que lentamente se suman al proyecto progresista que hace tiempo lidera Alfaro. Resultan significativas las adhesiones de miembros del PRI a las causas que aglutina el proyecto, sorprendiendo a quienes aún poseen íntegramente la funcionalidad de sus sentidos, mas no de aquellos que permanecen fieles a partidos y proyectos pese a estar encarnados por la injusticia y la inmoralidad.
Poquísimos eran los que tenían fe y esperanza en que un proyecto diferente llegara a gobernar Tlajomulco de Zúñiga. Sucedió. Enrique Alfaro gobernó un municipio a prueba que más tarde resultaría aprobado por prácticamente 100 por ciento de sus habitantes.
Hoy son pocos también los que dan crédito a que la estructura alfarista en Jalisco triunfe en elecciones este próximo 1° de julio y asuma el poder. A cuatro meses de la elección general las cosas en el ánimo de la gente están cambiando.
Con las campañas políticas se viene una vorágine en que la alteración de los sentidos resultará inevitable. El bombardeo de spots, gracia y circo terminarán llevado de aquí para allá las simpatías del elector; como en un tianguis, gritos por aquí, chistes o caras bonitas por allá terminan haciéndonos comprar con un tendero u otro, aunque al final caigamos en la cuenta de que el precio es el más caro.
PD. Que ya andan llorando los panistas aludidos en mi artículo anterior. Y eso que no es más que la verdad, ahora si fueran mentiras…
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