viernes, 13 de marzo de 2009

CORRUPTOS, MEDIOCRES Y SINVERGUENZAS


Abraham Lincoln no recibió educación, fue autodidacta, llegó a ser presidente de Estados Unidos; Benito Juárez era un indio zapoteca, sus ambiciones le llevaron a estudiar derecho, y ser presidente de México; Evo Morales, líder cocalero en Bolivia, indígena, no terminó la secundaria, hoy es presidente de Bolivia. Sus ambiciones fueron la patria, la de nuestros funcionarios: actuar como pillos disfrazados.

En www.elsayulense.com, se publicaron los videos de sesión de cabildo, donde el regidor Narciso Ávalos Barajas, sacó de sus prendas, un sobre que le entregó al regidor panista Javier Cantú, mismo que pasó a Andrés Sánchez para inmediatamente quitarlos de la vista con cierto nerviosismo y premura. Se apreció el dinero.

Narciso mencionó que el regidor del partido Verde Ecologista, Oscar López Núñez, acudió a su domicilio a entregarle ese dinero, como la parte que le correspondía del presupuesto ejercido por la pavimentación del fraccionamiento Fovisste (Federico Munguía Cárdenas).

“Aquí está (el sobre)”, dice Ávalos Barajas. “¿Usted se lo entregó?” - “Yo jamás, -contesta López Núñez - jamás se lo entregué yo”. Núñez: “…que ibas a destruirme simple y sencillamente, por la razón de que no acepté tu propuesta de pagarle a alguien 530 mil pesos… me decías que convenciera al presidente porque… [yo] era el más cercano. Y eso… a varios de mis compañeros se los ofreciste....”

“Cuando el presidente me dijo, que simple y sencillamente me dedicara yo a cotizar algunos precios, no concretamente de las obras en las que tú tenías intereses, te sentiste molesto, y los precios están dados… que me vas a golpear, que me vas a acabar… No sé de qué me hablas, yo por qué te iba a dar a ti dinero, en base a qué, qué hiciste qué trabajaste, lo siento compañero pero no te funcionó”. Aseveró López.

Para hacer esas declaraciones se necesita una cosa: valor. Para tener valor es necesario hablar con la verdad, aquí podríamos afirmar que la actitud de Núñez terminó delatándolo. Pero es sólo una hipótesis. Ahora bien, aquello de “…me decías que convenciera al presidente…”, y los demás detalles, originan una segunda hipótesis: ambas partes (al menos en la conversación) están manifestando corrupción. Si el acusado se defiende con ese argumento, seguramente hay mucho más.

No se trata de “asuntos personales”, sino de una administración que desde el inicio estaba podrida (de uno o varios lados), que ya traía consigo actitudes deshonrosas, y personajes contaminados por la avaricia y la ruindad. El hartazgo ha derramado gritos de esperanza, pero no será nunca suficiente con la sola esperanza, tenemos la obligación de participar de la vida política de Sayula, buscar el poder por las vías institucionales, de lo contrario, la mediocridad de las siguientes administraciones será el pan de cada trienio.

Ya es tiempo de aprender de la experiencia y saber que ésta suerte de munícipes de pésima calidad, se han convertido, como hace ver Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad (2007), en “un engranaje de repeticiones irreparables”, que (parafraseándolo) resulta una rueda giratoria que seguirá dando vueltas “hasta la eternidad, de no ser por el desgaste progresivo e irremediable del eje” (pág. 448), o por el “hasta aquí” que los sayulenses decidan ponerle a sus gobernantes mediocres.

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