miércoles, 26 de noviembre de 2008

ASÍ LO VIVÍ

“Así lo viví”, de Editorial Grijalbo, es el reciente libro de Luis Carlos Ugalde, ex Presidente del Instituto Federal Electoral (IFE). Actor primordial de los comicios más complejos de la historia del país: los de 2006. Lo tildaron de cómplice, otros como un demócrata.

El IFE es mundialmente reconocido por su calidad en organización y transparencia de elecciones, ha participado en elecciones de distintos países. Cuando invitaron (2006) a Benita Ferrero-Waldner, comisionada de Asuntos Exteriores de la Comisión Europea, respondió: “ir a México a observar sus elecciones, ¿para qué?, el IFE tiene gran prestigio en el mundo, no pensamos… necesario certificar su trabajo” (p. 145).

Omitiendo spots en TV, en 2006 Roberto Madrazo (PRI) gastó en campaña 648 millones de pesos, el PRD de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) 616, Felipe Calderón (PAN) 548. Ibope, empresa contratada por el IFE, líder mundial en medición de audiencia, determinó que AMLO transmitió más tiempo en radio-televisión que ningún candidato. PAN: 275 mil segundos, PRI: 276 mil, PRD: 316 mil. AMLO recibió mayor cobertura periodística, con más de 51 mil menciones, Madrazo 43 mil, y Calderón 39 mil (p. 138).

En julio 2006, se firmó un acuerdo democrático cuyo propósito plasmaba entre otros, respetar el resultado de la elección, atendiendo única y exclusivamente los resultados “oficiales” del IFE. AMLO había dicho que respetaría el resultado así fuera por un voto.

Obrador no respetaría su palabra ni la firma del acuerdo. Televisa, TV Azteca, El Universal… no pudieron anunciar ganador, como ocurrió en Estados Unidos, donde las televisoras anunciaron a Barack Obama como vencedor (antes de que el Colegio Electoral lo hiciera), debido al amplio margen de las votaciones. Aquí no pudo ser, los resultados estaban muy estrechos.

AMLO tenía puntos porcentuales arriba de Calderón, pero se revertirían, tal como lo indicó el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), al cual “siempre” tuvieron acceso exclusivamente los partidos.

Los resultados favorecerían a Calderón, la diferencia entre PRD y PAN quedaría en 0.6% de la votación. Ana Cristina Covarrubias, encuestadora de AMLO, comunicaría que, de acuerdo a “sus” datos, Obrador iba 2.4 puntos arriba (de acuerdo a los números del IFE, era falso). Comenzó la guerra de cifras.

Existió fraude, pero “fraude a la verdad”. El PRD nunca pidió el “voto por voto” de manera “legal”, es decir el Tribunal Electoral exige presentar pruebas fehacientes de alguna irregularidad, pero AMLO nunca lo hizo. Sólo lo exigía en las calles, al calor del desconcierto y la confusión absoluta. De las 130,488 casillas instaladas, sólo presentaron impugnaciones “legales” para 22 mil, el Tribunal Electoral autorizaría contar 11,724.

¿Sabía usted que de las 130,488 casillas, en las que ganó AMLO los errores (irregularidades), fueron mayores que en aquellas donde ganó el PAN (p. 434)? Una elección sigue tres pasos: el conteo rápido (cierre de casillas), el PREP (se toma una muestra de todas las casillas y contabilizan votos), el conteo distrital (conteo de todos los votos).

En una elección tan cerrada, es prudente reservar el resultado final hasta haber contabilizado todos los sufragios. La información es bastante. Le recomiendo adquirir el libro y analizar desde otra perspectiva (una apegada a la legalidad y no a la moral), cada uno de los datos y amenazas que vivió Ugalde.





Fuente.-

UGALDE, LUIS CARLOS. 2008. Así lo viví. Editorial Grijalbo. México.

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