viernes, 4 de febrero de 2011

Sayula y Zapotlán: dos ciudades en competencia. "El glorioso pasado de Sayula"

José Guadalupe Isabeles Martínez

Sayula fue, sin titubeos, sometida al juicio y sentencia de su propia historia. Una historia de rechazo histórico hacia el lugar que algún día dio vida al control territorial del imperio español en México, y particularmente en Jalisco. Después de la lucha de Independencia, nadie quiso saber más nada de los vestigios del imperio. La gloria terminó ahí, y parece hoy, seguir pagando sus cuentas.

El presente texto está basado en una transcripción que se realiza mayormente de los puntos más destacables, en consideración de lo que en siglos pasados constituyó y representó la ciudad que hoy conocemos como Sayula, Jalisco. Las líneas surgen del libro que Jaime Olveda escribió y publicó en 1980, Gordiano Guzmán, un cacique del siglo XIX.

Casi desde principios de la Colonia, Sayula fue considerada como la capital económica y administrativa de la provincia de Ávalos. Para finales del siglo XVI, es decir hacia finales de los años de 1500-1599, se había convertido en la sede de importantes familias españolas que muy pronto hicieron de ella una población próspera. Aunque Sayula no fue la única ciudad importante del sur de Jalisco, alcanzó en su momento un periodo de gloria y florecimiento sin iguales.

Hacia 1793 Zapotlán y Sayula gozaban casi de la misma extensión territorial, aunque en este siglo, el XVIII, Sayula se encontró con un crecimiento mayor. ¿A qué se debió que Sayula perdiera importancia?, ¿por qué Zapotlán impuso su hegemonía? Estas son preguntas que Jaime Olveda trata de responder en su obra.

Por aquellos tiempos, ya Sayula contaba con una diputación, que le fue concedida gracias al Real Consulado de Guadalajara, en virtud de su importancia y hegemonía sobre los demás pueblos de la región. Sayula estuvo así, orgullosa de su desarrollo económico, político y administrativo como el más importante de la región. Se hallaban aquí concentrados grandes capitales que se invertían, con buenas posibilidades de éxito, primordialmente en la manufactura y el comercio. Era este lugar el centro distribuidor de productos extranjeros y con mayor dinámica comercial.

En este sitio al sur de la capital jalisciense, se albergaba también al gobierno colonial, y era sede de un abundantísimo acervo documental que mostraba su gran actividad administrativa. Sin embargo, todo sería destruido durante la guerra de Independencia. “Sus anchas calles y sus sólidas casas ubicadas cerca de la plaza principal, revelaban al viajero la riqueza que ahí se concentraba.”

Existían aquí por la última década del siglo XVIII, doce tiendas que distribuían productos traídos de Castilla, de China y de la misma región. Había dentro de la ciudad, fábricas de jabón, tenerías, sombrererías, talleres que elaboraban mantos de algodón, etc. Desde entonces cada sábado ya se instalaba un tianguis muy grande y activo.

El crecimiento que alcanzó Sayula durante la Colonia, se debió principalmente al comercio y la manufactura. La agricultura no pudo desarrollarse igual debido a la abundancia de suelos ensalitrados. Además de que sus tierras habían estado, en su momento, afligidas por las prolongadas sequías. Zapotlán en cambio, gozaba de una importantísima área de oportunidad en este aspecto.

Sayula se antojó así para Guadalajara, como la puerta del comercio del sur. La manufactura se considera como la más antigua y generalizada. Los capitales invertidos en Sayula estaban concentrados casi por completo en el comercio y en la manufactura.

Al sobrevenir la guerra de Independencia, la descapitalización que sufriría por la fuga o pérdida de capitales, repercutiría hondamente en su economía y desarrollo. Desde fines del siglo XVIII, Zapotlán ya rivalizaba con Sayula. Su poder económico se sustentaba especialmente en la agricultura, aprovechando el valle menos salitroso que Sayula, y una extensión más grande de tierra cultivable.

No obstante, al finalizar el siglo XVIII los habitantes de Sayula estaban muy satisfechos del desarrollo alcanzado por su ciudad. La actividad comercial, la entrada y salida de arrieros y el bullicio de los mismos sayulenses, daban a la población un sello especial. La jurisdicción de Sayula contaba con una población de 47,360 individuos; mientras que Zapotlán apenas tenía 21,092 habitantes.

Desde luego, las jurisdicciones comprendían en su interior lo que hoy conocemos como otros municipios. Con el impulso del federalismo, Colima se separó de Jalisco, lo que provocó que algunos lugares como Pihuamo y Tonila se negaran a anexarse a Colima y hayan sido incorporados a Zapotlán, lo que sin duda benefició a su gobierno. Señala Olveda, Zapotlán ya había iniciado una marcha siempre ascendente.

En Sayula se encontraba la Administración de Rentas, a donde convergía el producto de las alcabalas de todas las receptorías de los pueblos del sur. Después de 1810, las condiciones para invertir tanto en la manufactura como en el comercio ya no serían favorables por los constantes amagos de los rebeldes. Y ante el poco atractivo, los dueños de las fortunas empezaron a huir y tras ellos gran parte de la población se fue en busca de mayores seguridades. Zapotlán ofreció los requerimientos necesarios y allí se establecieron muchos de ellos.

Sayula fue el lugar que más padeció los efectos de la guerra de Independencia. Los continuos saqueos de los insurgentes provocaron la paralización del comercio, de las manufacturas y la agricultura. Paralelo a esto, se dio el establecimiento de una feria en Zapotlán desde mediados del siglo XVIII, en el mes de octubre se celebrarían las fiestas que hoy aún tienen vigencia.

Si los talleres elaboradores de tejidos de algodón en Sayula habían tenido éxito durante la Colonia, había sido en parte por la política proteccionista que se practicó. Después de 1821 con el comercio libre, los talleres ya no pudieron seguir compitiendo con la abundancia de géneros que eran introducidos por el Puerto de San Blas.

Aunque Olveda advierte que hay que tomar con ciertas reservas parte de la información, como la relativa a las estadísticas que presenta sobre la producción agrícola, por ejemplo, ya que los datos presentaron ciertas inconsistencias, el caso es que Sayula descendió su población y la decadencia se apreció igual en la producción del agro local. En la Estadística del Estado Libre y Soberano de Jalisco, de 1821 a 1823, ya no se mencionan las casas comerciales de Sayula que atendían productos extranjeros.

En 1824, cambios constitucionales dieron paso a la fragmentación del territorio original de la jurisdicción de Sayula, para crear el Departamento de Zacoalco, separándosele poblaciones como Teocuitatlán, Tizapán el Alto y el propio Zacoalco. Sus ingresos por concepto de contribuciones se vieron disminuidas notablemente. Zapotlán en cambio comenzó a aumentar su recaudación de otros pueblos anexados como Jilotlán de los Dolores.

Los ayuntamientos de Zapotlán no desaprovecharían ninguna oportunidad que les beneficiara. En 1924 enviaron a la comisión de Hacienda del Congreso de Jalisco, un estudio que planteaba si Jilotlán de los Dolores y Tecalitlán debían seguir reconociendo a la receptoría de Colima en relación a sus rentas. Se determinó que sus productos fueran destinados entonces a Zapotlán.

Sayula y Zapotlán fueron elevadas con el título de ciudad en 1824. Mientras otros lugares veían suprimidos su Ayuntamiento por no resultar autosuficientes.

Sayula contaba con un jefe político, al que estaban supeditados los directores de los Departamentos de Zacoalco, Tuxcacuesco y Zapotlán el Grande, ya que Sayula seguía siendo la capital del cuarto Cantón.

Para 1826 Zapotlán había igualado a Sayula en varios renglones. En este año los ingresos recaudados por la primera ciudad ascendían a 1,078 pesos más 3 reales. Mientras que la segunda había obtenido 1,066 pesos. En los años veinte del siglo XIX, Zapotlán ya figuraba como un gran productor de jabón. Ante tan penosa situación en Sayula, en 1828 se solicitó al congreso una licencia para realizar una feria de 9 días al año, cosa que les fue negada. Volvieron a intentarlo en 1867.

Los “capitalistas millonarios” habían huido de Sayula y con ello se dio la paralización del comercio y la industria fabril. La fuga de capitales que significó el inicio de su ruina y decadencia. Sayula había nutrido a las guerrillas insurgentes durante los 11 años de lucha, y posteriormente el equilibrio no pudo ser restablecido, muchos menos el cambio revertido. A raíz de esto, en 1828 la concentración de capitales se dio en Zapotlán. En ese año aparecieron 532 capitalistas en Zapotlán, en Zacoalco 404, y el Sayula apenas quedaban 395.

Parte de la ruina en Sayula se debió a que dentro de su jurisdicción se desarrollaron algunas revueltas que provocaron la paralización de sus varias actividades económicas. Se registraron quiebras y abandono de fincas, propiedades, y la agricultura se volvió de subsistencia. En Zapotlán en cambio, se dio paso a un nuevo periodo de industrialización hacia 1842, al establecerse una compañía de explotación para el gusano de seda.

Posteriormente el cuarto distrito fue dividido en dos partes, Sayula y Zapotlán le encabezaban. Para este tiempo, aunque Sayula contaba con mayor población en general, su cabecera apenas presentaba 9,529 pobladores, en tanto Zapotlán tenía en su cabecera 12,816 habitantes. La economía de Sayula continuó enfocada en las actividades primarias de agricultura y ganadería.

Sayula dejó entonces de ser mencionada como centro comercial importante, ya que fue asociada por mucho tiempo como el “teatro de convulsiones políticas.” En relación a su recaudación, Sayula vio mermados sus ingresos. En 1840 apenas alcanzó 2,563 pesos con 5 reales, y Zapotlán los aumentó a 2,571 pesos con un real. Aunque no era mucha la diferencia, la competencia era clara.

Pese algunos esfuerzos realizados, la suerte de Sayula parecía no enderezarse. La situación sayulense había alcanzado signos alarmantes de deterioro, y sus peticiones al congreso para sentar nuevos impuestos seguían siendo rechazados. Los documentos oficiales de la Junta Departamental desvelaban lo inevitable:

“Sayula es la capital del 4° Distrito y en otros tiempos fue uno de los pueblos del Departamento de más importancia por su población, comercio y caudales. Hoy está reducido a pobreza y es uno de los lugares que han sufrido más a consecuencia de nuestras revoluciones”

No obstante Sayula no dejaba de ser considerada también como la capital burocrática regional del Jalisco de entonces, tal como Guadalajara, Tepic y Autlán, donde fue designada junto con las anteriores, como la sede de la Junta Directiva de Industria en 1844.

El crecimiento urbano y demográfico alcanzado por Zapotlán hacia 1845, permitió que algunos “ricachones entusiasmados” (terratenientes) del lugar, empujaran en el congreso la construcción de una nueva carretera que conectara Zapotlán con Sayula. Aunque deseaban que el peaje fuera destinado a la educación de Zapotlán, los beneficios se dispusieron al impulso de las vías de comunicación.

Con la Constitución de 1917 los cantones desaparecieron así como los departamentos, lo que puso fin a las aspiraciones separatistas de lugares como Zapotlán, o de problemas por la anexión de territorios o por la reconsideración del estatus legal de otras población, que dadas sus características se exigía al congreso mayores beneficios. Zapotlán por ejemplo, se mostraba renuente a seguir supeditada a Sayula, para el trámite de asuntos varios como los negocios, estos debían llevarse a trámite por medio de la capital del cantón todavía en 1848.

Zapotlán nombra de esta manera una Comisión especial para atender los asuntos relativos a sus peticiones al Congreso de Jalisco. Dadas las características y proporciones que había adquirido en comparación con Sayula, era necesario perseguir y contar con un nuevo estatus legal. Sin embargo ello involucraba más presupuesto que por el momento no se tenía para destinarlo a Zapotlán. Se exigía así “lo que por naturaleza corresponde”, decía el Ayuntamiento de Zapotlán.

Entre la intensa exposición de motivos de Zapotlán al congreso local, se decía que “Zapotlán no puede permanecer sometido como está y sin livertad (sic) para mover los resortes de una máquina social y los que le preparan su futura grandeza.” Era así, que de todas las poblaciones, Zapotlán era la que más hostilidad le profesaba a Sayula, en palabras de Severo Díaz Galindo, quien llegó a señalar que a pesar de la laboriosidad y sus mejores tierras, Zapotlán no lograba opacar la cultura y refinamiento social sayulense (Sayula, su pasado y su porvenir, La Carpeta, 1950).

El esfuerzo realizado por Sayula en el transcurso del siglo XIX, estuvo más orientado a mantener su importancia tradicional, y el de Zapotlán estaba encaminado en cambio a adquirir una mayor jerarquía política. Si bien Zapotlán no consiguió que su territorio fuera elevado a cabecera de cantón en 1849, esto lo lograría en 1856 con el arribo a las estructuras de gobierno en Jalisco de una oleada de liberales. El congreso local concedía a Zapotlán, a fin de frenar las más ambiciosas aspiraciones de los zapotlenses, que incluso llegaron a demostrar el deseo de separarse de Jalisco. Fue entonces que la cabecera adquirió el nombre de Ciudad Guzmán, en reconocimiento a un cacique que por más de 40 años mantuvo el control de la región meridional.

El estancamiento de Sayula no se debió tan sólo a las revueltas, el saqueo o el pillaje que se realizó en modo casi permanente. Sino que también se presentó un deterioro en la política local que impidió su desarrollo. La mala coordinación entre autoridades fue también símbolo del ocaso.

Para muestra los problemas que fueron remitidos al jefe político en Sayula, entre el juez de letras y Claudio Gutiérrez, quien era uno de los capitalistas más acaudalados que intervenía en la administración de la justicia, o en la elección de jefes políticos sin ser parte de su esfera de competencia. Los hechos entre 1829 y 1853. Se sabe que Gutiérrez fue en su momento suplente del diputado José Guadalupe Montenegro.

Gutiérrez ejercía en política para que sus negocios no se vieran afectados. Este fue entonces un claro enfrentamiento entre las autoridades de Sayula. De ahí que el control político y económico de Gutiérrez así como la falta de coordinación entre esfuerzos, en aras de sacar adelante a la ciudad, hayan sido factores que se conjugaron para seguir favoreciendo el estancamiento y su colapso.

El fraude y la corrupción fueron también factores clave para la explicación de por qué Sayula perdió la competencia con Zapotlán. En 1847, Manuel Ramírez, jefe político del 4° Cantón y comandante de la Línea del Sur de Jalisco, fue acusado de desfalco por 1,039.41 pesos, cuando estuvo al frente de la Administración de rentas en el año de 1845. Sus delatores exigían su destitución inmediata. Todos estos factores se sumaron al desprestigio de Sayula, mismo que a la fecha no ha podido recuperar, ni condición de la cual se ha podido levantar.

Bibliografía.-
Olveda, Jaime. (1980). Gordiano Guzmán, un cacique del siglo XIX. Sayula y Zapotlán: dos ciudades en competencia. El glorioso pasado de Sayula. (p. 15-61). México: INAH.

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