“Se parecen tanto unos a
otros los partidos, que la única manera de distinguirlos es ponerles un color”
(Rafael Barrett)
LPL
José Isabeles
Tal parece que la imagen de
los partidos políticos en el país está tocando fondo. El desprestigio de
nuestras organizaciones partidistas es significativo. A un año de las
elecciones 2018, pongamos en perspectiva su renovación.
Ya es inaplazable un
revisionismo que surja de dicha organización, en esa medida podríamos pensar en
un proceso natural y derivado de la autocrítica. Es innecesario que el Congreso
les diga a los partidos cómo actuar o que le señalen la reducción de
prerrogativas. La reflexión debe emerger del sistema de partidos mismo, aunque
para muchos es una utopía y no sucederá.
Las candidaturas
independientes han resultado en un buen escaparate, aunque no han tenido el
éxito esperado. En Jalisco tenemos a Pedro Kumamoto como producto independiente,
a nivel nacional son unos 5 en total. Los independientes ya son un referente, y
en contextos específicos pueden llegar a fragmentar el voto e incluso a poner o
replantear la agenda cotidiana.
Ante la necedad de los
partidos de hacer mutis, preferible que la gente sea quien los tome por asalto.
Cuando un partido se renueva, renueva a sus candidatos, su forma de hacer
política y hacer el bien a la sociedad. Una vez esto la competencia en el
sistema político es contundente. Es clave replantearse la visión tradicional de
los partidos: ¿Para qué sirve un partido político?, ¿cuáles son sus fines?, son
preguntas esenciales que deberíamos hacernos en Sayula, Jalisco, donde los
partidos son copia fiel de su actuar a escala nacional.
Los partidos políticos son
instrumentos de la democracia, y como tal, ni una cosa ni la otra desaparecerá,
no en el corto plazo. Mientras haya democracia habrá partidos. Debemos exigir
mayores grados en la calidad. La reinvención del partido como entidad de
interés público, tiene que verse inmersa en un proceso de innovación constante,
ante los nuevos ‘productos' que oferta el mercado político.
Será una proeza
renovarse o morir, aunque en el camino seguirán brotando nuevas organizaciones
que, de facto o no, continuarán cimentando partidos políticos. ¿Hemos pensado
en el Partido de los Independientes? El partido está obligado a modernizarse,
actualizarse. Como ‘producto' de la democracia podría cambiarse el nombre,
replantear su filosofía y principios, lanzar nuevas versiones que satisfagan
las necesidades de sus clientes en sociedad.
Twitter: @joseisabeles
Coreeo: isabelesjose@gmail.com
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