LPL José Isabeles
Pareciera que hemos alcanzado un punto en la historia en que ya no es posible continuar escondiendo tanta basura debajo de la alfombra, para luego decirle a los demás que todo está bien, que el asunto ha quedado arreglado. El pequeño detalle es que en México ya no se pueden esconder las pésimas decisiones tanto de política exterior como interior, debajo del tapete. Las problemáticas se han abultado y son más que evidentes.
Año tras año nos hacen creer que liberalizar la economía, privatizar y dejar a millones de habitantes a su suerte era lo mejor, que igual que la reforma educativa, esta receta aliviaría los severos contrastes de la nación. Nunca ha funcionado, las prescripciones de la OCDE, FMI y otras instancias supranacionales, no han traído beneficios a la población: el país está sumido en la pobreza y la desigualdad, en el atraso del que nos prometieron salir. Ahora resulta que lo que en Europa son políticas de bienestar social, aquí es “populismo", ¿cómo está eso?
Requerimos un cambio de paradigma, un cambio o reorientación del modelo económico, poniendo al ser humano en el centro de cualquier esfuerzo. El pueblo mexicano ya no merece más el desprecio de su clase gobernante, o ¿hasta cuándo?
El Banco de México, por ejemplo, debe promover el desarrollo, garantizarlo. Es ridículo que sólo cuide la inflación y que ni eso sepa hacer bien. Las reservas internacionales dolarizadas deben ayudar al desarrollo del país y no a la estabilidad de intereses ajenos y del exterior. Banxico debe apoyar a resolver la estratosférica deuda externa (o eterna) de México, que pasó de unos 6 mil millones de dólares en los setenta a más de 100 mil millones en los ochenta.
Los salarios en México se han congelado desde hace unos 2 años, y prácticamente el salario es el mismo que entonces. Ahora pregúntese: ¿vivimos mejor o peor? Usted puede matizar su respuesta, pero ¿por qué no hemos pasado de ser un país manufacturero o un país maquila? Sí, producimos autos, pero sin nuestra propia tecnología (sin transferencia); sí, tenemos petróleo pero mandamos refinar a Texas y compramos más cara la gasolina; sí, exportamos más pero no tenemos soberanía alimentaria... ¿de qué se trata entonces?
Extrañamente nunca el gobierno tiene la responsabilidad rectora del desarrollo y del bienestar, siempre es Donald Trump, la baja del petróleo internacional, la crisis europea o los choques externos de la economía... puros cuentos chinos, ¿no cree? Entre tanto las grandes élites (des)gobernando a su antojo. Y bueno, alguien debería decirles que ya no somos menores de edad y que entendemos cómo durante siglos nos han ultrajado.
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