Luis Donaldo Colosio Murrieta, 17 años de impunidad

José Guadalupe Isabeles Martínez

"Nuestra herencia debe ser puente de exigencia, no de complacencia... sólo los partidos autoritarios pretenden fundar su legitimidad en su herencia. Los partidos democráticos la ganamos diariamente." (Luis Donaldo Colosio Murrieta)

Antes de que termine el día de hoy, no quiero pasar el tiempo sin hacer un comentario sobre el aniversario luctuoso del ex candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta (PRI), acaecido el 23 de marzo pero de 1994. No vamos a cuestionar ni a reflexionar sobre los verdugos, no sólo de su familia sino de todo el país. Pero vale decir que quien le arrebató la vida no es ese individuo que está a punto de salir de la cárcel por "buen comportamiento." No. Los asesinos están en la calle libres y gozando. Dichosos de impunidad.

Desde aquél lúgubre día de 1994, el país parece haber quedado suspendido entre los sueños e ideales, y entre una realidad indescriptible. ¿Cómo pudieron haberle arrancado la vida? ¿Cómo se permitió el PRI asesinar a su propio candidato? ¿Alguien a estas alturas cree que no fue un magnicidio organizacional del partido en el poder? Como diría Karl Marx al referirse a los filósofos de antaño, ellos se había dedicado a entender el mundo, a contemplarlo, pero de lo que se trata ahora es de transformalo. Es de lo que debemos hablar hoy, y las palabras son apenas un recurso para millones de jovenes mexicanos que ya se preparan para dar la pelea.

Es de llamar la atención profundamente dos cosas, por un lado la pobre agenda de los medios de comunicación, y por el otro la estatura política de quien debería enaltecer con orgullo el ideario del sonorense asesinado. Los medios de comunicación hoy, no le dieron, al menos en sus versiones electrónicas (y no dudo ni tantito que ni en los impresos), una difusión al aniversario digna de un hombre. No. Se la pasaron dedicando el día al igual que en televisión, a la fallecida celebridad estadounidense de nombre Elizabeth Taylor (no tengo ni la más remota idea de quién era. ¿Al mexicano de a pie la importará?). Sólo sé que fue una de las "grandes" leyendas de Hollywood. A mi eso no me da de comer, a los medios sí. Colosio, por el contrario, no les mereció mas que apenas una fugaz mención, mientras que a Taylor la dejaron todo el día en sus espacios y a la vista de todos. Ignominioso.

Humberto Moreira, 'líder' nacional del PRI, rememoró el acontecimiento con un discurso de apenas 410 palabras sin ningún sentido ni sustancia. Un partido hoy, cuya página en internet parece privilegiar el culto al máximo dirigente, quien dice llevar los ideales del ex candidato presidencial en un texto que más destella falsedad. Si analizamos el texto con detenimiento, no hubo una única frase de Colosio, no hubo aquellos argumentos esperanzadores ni de autocrítica que tanto enarbolaba el oriundo de Magdalena Kino, Sonora. Fue un discurso protocolario y sin alma. Una declaración obligada por el qué dirán, de un dirigente que ha convertido el diálogo político en clara vulgaridad. El discurso de conmemoración terminó convirtiéndose en un golpeteo político contra el partido en el poder, el PAN. Esta es la estatura política de la que hablamos.

Aquél ex candidato cuyo primer empleo fuera vendedor de periódicos, era un ideal en sí mismo, un ideal que el Estado autoritario y represor -hoy sigue vigente- no podía aceptar. ¿Cómo iban a permitir que alguien viniera a hablarles al tú por tú? ¿Cómo iban a permitir el discurso democratizador como aquél de Carlos Madrazo? ¡¿Cómo?!

Ya lo sentenciaba Colosio Murrieta, él era un hombre que confiaba más en los "hechos" que en las "palabras", un hombre que no sólo empeñaba su palabra sino que terminó empeñando la vida por el país. Un gran mexicano que sabía que la legimitdad política partidista había que ganarla y no esperarla tan sólo de la herencia de la Revolución mexicana.

Ni la Fundación Colosio ni el PRI han sabido dar continuidad a un proyecto nacional. Han estado en el poder para eso, desde gobiernos municipales, estatales, congresos locales, hasta llegar al Congreso de la Unión. No han querido hacerlo porque puede más la soberbia y la mezquindad que el presente y las deudas pasadan con la nación. Han podido más los despropósitos y el cortoplacismo que el México con hambre y sed de justicia. El gatopardismo sigue allí, y amenaza con hacerse gobierno nacional una vez más.

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