Somos el país que escucha por doquier hasta el cansancio tener “derechos, derechos, derechos…” y que tiene una Comisión Nacional de Derechos Humanos que no sirve para casi nada; pero que no oye por ningún lado tener obligaciones (¡!) como ciudadano, menos pensar en tener una Comisión Nacional de Obligaciones.
Somos el Nuevo León que ocupa el excelso primer lugar en choques automovilísticos a nivel nacional; el Monterrey considerado por John Smith, (CNN Expansión) como la ciudad más machista de México, donde las transnacionales que alberga no cuentan con mujeres en sus altos cargos directivos.
El país de las gasolineras con despachadores, donde te proveen gasolina o aire a la llanta, pero que ni siquiera desciende el conductor para ver cómo se hace aquello; donde sus gasolineras en nada se parecen a las estadounidenses, donde no encuentras alguien poniendo aditivos o limpiando cristales, sino a una persona a la que pagas tu combustible en caja y te habilita la bomba desde una computadora y tú mismo te sirves.
Donde quienes venden periódicos de circulación nacional lo hacen en los semáforos de avenidas, llevándolo hasta la comodidad del automovilista; cuando en EU los periódicos se encuentran colocados en lugares y depósitos específicos donde ingresas tu dinero y puedes acceder a ellos sin intermediarios.
Donde los camiones urbanos son manejados por verdaderos rufianes que cobran personalmente el dinero y dan boletos de papel; donde no te dan ticket si eres estudiante; donde se implementan sistemas de cobro ‘inteligentes’ para pago con tarjeta (Monterrey), pero que ni los dueños transportistas ni choferes están interesados en utilizar; mientras en EU no abordas el camión sino depositas en el cobrador el dinero exacto del pasaje, al que el chofer no tiene acceso. Somos el pasajero que aborda el camión por delante y no desciende por atrás.
El que no cabe de alegría porque ese equipo de soccer que dicen “nos representa”, “¡le ganó a Francia!”, el que paralizó al país en escuelas y lugares de trabajo, pueblos y capitales idolatrando como dioses a Cuauhtémoc Blanco y ‘chícharito’, como si ellos le fueran a dar de comer al país. “¡Ganó México!”, exclaman, y yo me pregunto si de verdad ganó. El México que de buenas a primeras decidió irse al mundial, pero que no decide así cambiar su rol en comunidad. Somos el mexicano anticapitalismo y antiestadounidense pero que tiene cuenta y comparte sus penas en Facebook.
El que goza “hoy y ahora” y no en cinco o diez años porque ello implica sacrificio; el que piensa cómo evadir al fisco y trae puesta una camiseta pirata de México; el que no se hastía diciendo que este país se está yendo a la jodida pero que misteriosamente sigue en él, y lo peor: no hace algo. El del tatuaje de la virgencita de Guadalupe, el de las mandas y peregrinaciones, el que expía sus culpas en un confesionario… ese México somos, el que espera milagros, pero nada de sí.
Correo: joseisabeles@hotmail.com
Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles
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