Secretario General
H. Ayuntamiento Sayula, Jalisco
Como ya lo hemos mencionado en más de una ocasión, para poder resolver un problema el primer paso es reconocerlo, admitir que se tiene, que existe, que se padece, ya que de lo contrario, si se niega, si se rechaza, no se podrán tomar las medidas efectivas para enfrentarlo, para combatirlo, para revertirlo.
En este tenor es como se debe reconocer que a pesar de los esfuerzos, a pesar lo que se ha trabajado por las autoridades de todos los niveles, la inseguridad ha venido creciendo en lo internacional, nacional, estatal y municipal.
Por momentos pareciera que la inseguridad pública se ha convertido en un problema que ha superado con mucho la capacidad de las autoridades y que por lo mismo, se ve imposible de controlarlo.
A nivel federal se ha echado mano de todas las fuerzas de seguridad pública, incluyendo al ejército, cada año se incrementa el presupuesto en seguridad, se legisla y se presentan iniciativas, lineamientos y políticas con las que se pretende combatir la inseguridad.
Sin embargo, nada de eso ha ayudado a que la sociedad sienta y perciba que en realidad la delincuencia ha disminuido y que por lo tanto, la tranquilidad para su persona y familia está garantizada.
Por el contrario, cada día nuestra sociedad siente un clima de inseguridad mayor, el ciudadano de los diferentes estratos sociales no siente tranquilidad en su hogar, mucho menos cuando sale a la calle.
Los hechos violentos y la comisión de delitos se han convertido en la materia de las principales notas de los medios de información. Y es frente a todo esto cuando parece que este grave problema social ha rebasado a las autoridades y a la sociedad misma al grado de que se percibe imposible de revertir, de controlar y de acabar.
Pero con todo y lo anterior, considero que no es así, que todavía estamos a tiempo de evitar un desbordamiento que salga de control total.
El binomio autoridad-sociedad debe mantenerse firme, no puede trabajarse en forma aislada, por el contrario, hoy más que nunca debe existir una estrecha coordinación, comunicación y vinculación entre nuestras autoridades y la sociedad.
Y por parte de las autoridades deben replantearse todas las políticas públicas que en materia de seguridad se han venido implementando en los últimos tiempos.
Un punto que considero fundamental es el fortalecimiento de los cuerpos de seguridad pública de los municipios, en lugar de desaparecerlos y desmantelarlos como pretende el gobierno federal con su iniciativa del mando único policial.
En efecto, por muchas razones, no es conveniente que desaparezcan las policías municipales como se pretende y que en su lugar quienes van a cuidar a los municipios sean policías federales.
Ciertamente si comparamos el desenvolvimiento de un policía municipal con uno estatal o federal encontraremos grandes diferencias en las que se verá que el municipal es el menos preparado, el menos capacitado. Y desde esta óptica pudiera pensarse que entonces sí es justificada la pretendida desaparición de las policías municipales.
Solo que también se debe ver que mientras en el ámbito estatal y federal se destinan grandes presupuestos en capacitación, adiestramiento y salarios, en la mayoría de los municipios el presupuesto es raquítico y no alcanza para cubrir las necesidades básicas, por lo que no pueden fortalecer en equipamiento ni en recurso humano capacitado a sus cuerpos de seguridad.
Pero aún así, un dato contundente es que el 95% de las detenciones que se realizan a nivel nacional, las llevan a cabo las policías municipales, el resto, es decir, el 5% las hacen las demás corporaciones de seguridad.
Está comprobado que la descentralización es mejor que el centralismo, por lo que quitar el servicio de la seguridad pública a los municipios es retroceder, es ir hacia atrás.
Ya en otra ocasión trataremos de abordar este tema de interés sobre la inconveniencia de crear un mando único policial.
En estos momentos lo que quisiera dejar en claro es que más allá de la magnitud de la inseguridad pública, se deben analizar las políticas públicas porque de ahí depende la forma en que se hará frente a la delincuencia, ya que, por ejemplo, si se insiste en el mando único policial, consideramos que se irá al fracaso, pero si se replantea esta intención y en su lugar se decide fortalecer a los municipios como autoridad que está en contacto directo y permanente con la sociedad y que por ende es la que la conocer mejor, se obtendrán resultados más positivos.
Sabemos que la toma de decisiones no es nada fácil y menos en asuntos tan delicados y de gran trascendencia como la seguridad pública, pero aún así, se debe razonar, se debe reflexionar por la sociedad y por las autoridades sobre la forma en que se seguirá combatiendo la delincuencia, atacándola desde sus raíces, desde su causas y no solo en sus efectos como se ha hecho hasta el momento.
En conclusión, se debe trabajar más en la prevención y no solo en la reacción. Se debe enfocar más la atención a las causas reales que crean la inseguridad para darnos cuentas que no es solo con el poder de la fuerza pública como se resolverá de fondo. En fin, por lo pronto la inseguridad sigue siendo un gran talón de Aquiles.
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