Por: Luis Mario Téllez Ríos.
Estudiante de la Licenciatura en Creación y Desarrollo de Empresas. ITESM, Campus Laguna.
Mientras escribo la presente columna, han transcurrido 5 días de la tercera masacre ocurrida en Torreón en menos de 7 meses. Esta vez, la cifra asciende a 17 fallecidos y por lo menos 18 heridos.
Hasta hace 3 años y medio, Torreón era considerada una ciudad boyante y tranquila, foráneos que establecían su residencia en la llamada Comarca Lagunera expresaban lo felices y tranquilos que se sentían aquí. Buenos empleos, centros comerciales llenos, restaurantes abarrotados, vida nocturna activa. El escuchar de un asalto a mano armada; una novedad. Masacres producto del crimen organizado; impensable.
Hoy, después de 3 años y medio, la Comarca avizora un panorama realmente devastador. Tan sólo en lo que va del año más de 1,000 vehículos han sido robados (la mayoría con uso de violencia), se han perpetrado más de 700 asaltos a negocios y más de 500 a casa-habitación. La cifra de homicidios, que causan aún más conmoción e impacto en la convivencia de la comunidad lagunera, asciende a 214 tan sólo para Torreón y a aproximadamente 350 en la región; estas sin tomar en cuenta los cuerpos que nunca son descubiertos y que por lo tanto no entran en las cifras oficiales.
El 31 de enero del presente año, un comando armado llegó al bar Ferrie y disparó indiscriminadamente contra los asistentes matando a por lo menos 10, sin embargo se cree que la cifra verdadera sea de por lo menos el doble. Después, en mayo, ocurrió otro ataque similar; esta vez contra el bar Juanas dejando un saldo de 8 muertos. El de ayer sería el tercero de su tipo con un saldo de 17 muertos. Es decir, tan sólo en las 3 masacres que ya más bien tienen tinte de terrorismo, al ser inocentes el blanco de los ataques, se tiene un saldo de por lo menos 35 muertos.
Por si lo anterior no fuera ya suficiente para el atribulado Torreón y su área metropolitana, las inversiones de grandes capitales nada más no llegan; ejerciendo aún más presión sobre el ya alto nivel de desempleo en la ciudad que excede en 40% al índice nacional. Se estima que entre 2008 y 2009 tan sólo llegaron 19 millones de dólares en nuevas inversiones.
Y no es por ser pesimista, pero de 2009 a 2010 hubo un incremento de hasta un 24% en la solicitud de apoyos alimentarios a asociaciones de beneficencia. Hoy, se estima que cerca del 10% de los torreonenses viven en pobreza alimentaria.
En medio ambiente, la región también vive una situación crítica al encontrarse en los niveles máximos de contaminación ambiental permitidos debido al uso indiscriminado del auto, a las emisiones de la industria; especialmente la metalúrgica, a los establos y a las ladrilleras. Recientemente, en la visita de Pedro Arrojo, especialista en Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza en España, señaló que la región, donde se crían vacas en un desierto, es un desastre anunciado, por lo que urgió a una transición paulatina a actividades más sustentables en todos los aspectos. Esta recomendación había sido hecha en innumerables ocasiones por ecologistas de la región; la respuesta siempre ha quedado en sólo buenos deseos y promesas.
Así pues, la situación que vive Torreón, considerada la ciudad más importante y desarrollada de la región, es crítica y preocupante, imagínense los municipios conurbados.
No cabe duda que Torreón es una ciudad fallida, existe todo menos paz, tranquilidad y felicidad. Es menester un cambio en la estrategia contra el crimen organizado, de no ser así las masacres no serán eventos mensuales sino tal vez de todos los días.
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