lunes, 2 de marzo de 2009

RESAPLANDOR DE POBREZA




El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), establece lineamientos y criterios para identificar, medir la pobreza y presentar informes que originen una mejor configuración de políticas públicas capaces de resolver las carencias de la población. El Informe Ejecutivo de Pobreza México 2007, del CONEVAL, muestra cifras apabullantes.

Tres tipos de pobreza. La alimentaria: “incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria (80 artículos, y en ocasiones algunos servicios)”, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible del hogar. La de capacidades: es cuando ni con todo el ingreso, se puede adquirir la “canasta alimentaria y efectuar gastos necesarios en salud y educación”. Y la de patrimonio: cuando ni con todo el ingreso se puede adquirir “la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud, educación, vestido, vivienda y/o transporte”.

El informe arroja que 47% de los mexicanos viven pobreza patrimonial, y 18.2% se encuentran en pobreza alimentaria, en términos generales no tienen para comer. En el norte las condiciones económico-sociales de los habitantes son mejores: el municipio de Gómez Farías (Chihuahua) y San Pedro Garza García (Nuevo León), presentan índices de pobreza alimentaria casi inexistentes, apenas 0.1% (2005). Son de los municipios más ricos de México. Mientras que San Juan Canuc y Santiago el Pinar (Chiapas), alcanzan la vergüenza nacional: 84% de pobreza alimentaria.

El ingreso neto (promedio) mensual del hogar en pobreza patrimonial es de 3,072 pesos, mientras que el de familias consideradas “no pobres” es de 10,384 pesos. Los tres estados con menor pobreza alimentaria son: Baja California Norte (1.3%), Nuevo León (3.6%), y Baja California Sur (4.7%). En tanto los más pobres son: Chiapas (47%), Guerrero (42%), y Oaxaca (38.1%).

En Jalisco, 735,437 habitantes se encuentran en pobreza alimentaria; 1,162,371 en pobreza de capacidades; y 2,806,567 en pobreza de patrimonio. No obstante, Jalisco tiene un grado de rezago bajo. En Sayula, con 34,755 habitantes en 2005, 16.8% de los sayulenses se encontraban en pobreza alimentaria (tenían apenas para “mal comer”); 26.6% vivían pobreza de capacidades; y 57.2% eran pobres de patrimonio, es decir, aun cuando podían comprar una canasta básica, no tenían posibilidades de cubrir gastos en salud, educación, vestido, vivienda y/o transporte.

Además, 47.08% de los sayulenses no contaban son servicios de salud, y 53.79% de la población mayor de 15 años cuenta con estudios básicos incompletos. Resulta interesante el caso de Zapotlán el Grande, donde de 96,050 habitantes (2005), 15.1% de su población vivía en pobreza alimentaria; 54.7% de patrimonio; y 39.53% de su población no contaba con derecho-habiencia a servicios de salud.

Existen factores determinantes de las condiciones de la población, como lo es el crecimiento demográfico. El reporte “La Situación Demográfica de México 2006” del Consejo Nacional de Población (CONAPO), explica que México ha incrementado su número en 6.5 millones de personas (2000-2006), lo cual refleja un rápido crecimiento de la población.

La pobreza será un freno para el motor de desarrollo, en tanto la política social esté enfocada únicamente en dádivas a cambio de ninguna retribución comunitaria. El sector salud y educativo son plataformas fundamentales para una mayor calidad de vida, pero sí se debe procurar la autodeterminación social, que refleje la participación personal en proyectos comunes que beneficien a todos los individuos.

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