José Isabeles
(PIHUAMO, JALISCO).- Quiero dar un agradecimiento a todas las personas que me hicieron favor de enviar sus correos electrónicos, en tanto encontraron en este medio el dar a conocer los atropellos que sufrieron algunas personas y/o familias del municipio de Pihuamo en días pasados.
Tuvimos oportunidad de revisar el Segundo Informe de (des)Gobierno de Felipe de Jesús Mayoral Landín (PRI), Presidente Municipal actual de Pihuamo, y analizando el documento impreso se puede encontrar un informe que no tuvo mucho qué decir, tristemente.
Sin titubeos puedo decir y sostener que es apenas un “recalentado”, un refrito del informe pasado, de aquél del 2011, pues muchas de sus obras del primer informe de gobierno fueron repetidas en este segundo (así como lo lee), la ciudadanía puede verificar el librito anterior impreso y compararlo con el que presentó el alcalde priista en días recientes, a fin de darse cuenta del asunto y la repetición de información que no sirvió más que para “rellenar”.
También quiero tomar una parte de este informe y en palabras del propio Presidente Municipal citar:
“Encontré dialogo en todos los actores sociales, esto nos permitió alcanzar acuerdos”.
Con esto damos inicio a esta nota sobre la represión innegable en Pihuamo por parte de quien desafortunadamente funge como alcalde de la municipalidad, Felipe de Jesús Mayoral Landín.
Entendemos por “represión”, la acción que parte generalmente del poder, y en este caso del poder público legitimado por el voto del elector, para contener, detener, castigar con violencia actuaciones políticas o sociales, y es ahí donde viene a relucir el problema de las 50 viviendas que se están construyendo en el Fraccionamiento Huizachitos II, porque ahí se ha presentado, y aunque lo nieguen, actos lastimosos de represión por parte de las autoridades municipales encabezadas por Mayoral Landín.
Hay que decir que en el mismo Informe se desprende el acuerdo de cabildo número 32, mismo en el cuál se autoriza la participación del Municipio de Pihuamo en el programa de vivienda “Tu casa”, patrocinado a su vez por el gobierno federal, y a través de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
En este caso el Ayuntamiento acepta los costos y partidas presupuestales que le corresponden para la construcción de un total de 50 viviendas en Pihuamo. Esto se puede encontrar en el apartado del informe que tiene que ver con la Secretaria general y la Sindicatura.
A saber, el gobierno federal, el 25 de agosto 2011 emitió 50 certificados de subsidio federal por la cantidad de $53,000 (cincuenta y tres mil pesos) para adquirir cada vivienda.
Dicho programa tiene como fin abatir la pobreza patrimonial de aquellas personas que tienen mayor pobreza y por ende carecen de ingresos económicos, que padecen de alguna discapacidad o que son madres solteras, entre otras causales consideradas según las reglas de operación de este programa.
El Ayuntamiento local es el ejecutor de la obra, y de acuerdo a las reglas de operación, el monto de apoyo será de $53,000 por parte del Gobierno Federal y el Gobierno Municipal apoyará por lo menos con una cantidad igual a aquella de la federación, el beneficiario tendría que aportar un monto por la cantidad de $8,000 como mínimo o $10,600 como máximo.
Para que pudiera aplicar este programa al municipio, se tuvo que entregar una acta de cabildo en la que se autoriza la disponibilidad de recursos para participar en el programa. Esto confirma que el Ayuntamiento de Pihuamo declaró tener recursos, por el simple hecho de que sí los tenía. ¿O a caso mintieron para luego querer sacar provecho de la situación?
El problema de esta política pública, fue el cambio de información hacia los destinatarios, donde el Ayuntamiento simplemente dice que ya “no hay dinero” en las arcas del municipio. ¿Se imagina usted? Ahora resulta que no tenía dinero el Tesoro municipal. ¿Y ahora? ¿Cómo esperaba Mayoral Landín que la gente más pobre adquiera préstamos en casas financieras y/o instituciones bancarias? Pero qué va, si las viviendas ya no serían para ellos, sino ¿para sus cuates y amigos que sí podían financiarse fácilmente y permitir hacer un negociazo lucrando con el menester de otros?
Pareciera que a Felipe Mayoral ya se le olvidaron sus orígenes, ¿es así señor alcalde? A su equipo de trabajo se le olvidó por que están ahí, se les olvidó que son simplemente empleados de todo Pihuamo y no “aprovechadores públicos” como sentenciara el escritor colombiano Fernando Vallejo, recientemente en la FIL Guadalajara.
Es aquí donde existe la inconformidad generalizada de la sociedad de Pihuamo, de estas familias de escasos recursos, las cuales se empezaron a reunir para organizarse y quejarse abiertamente ante las autoridades federales. Pero cuando la autoridad federal se hizo presente en Pihuamo, Felipe Mayoral Landín ordenó a todos sus empleados acallar las manifestaciones sociales, infundiendo el miedo y zozobra.
Sin escrúpulo alguno, Mayoral Landín ordenó a su funcionario Roberto Sánchez Mendoza, actual director de Servicios Municipales, y ex presidente de la Asociación Ganadera de Pihuamo, a que intimidara, amenazara, y reprimiera a los más necesitados a través de actos gansteriles y mafiosos, para que el Ayuntamiento se quitara de escándalos, no pagara la parte que le correspondía, borrándolos de la lista de beneficiarios.
Tanto Felipe Mayoral como el señor Roberto Sánchez Mendoza, cayeron en el ignominioso olvido de que gracias a ellos, los más humildes y llenos de necesidades, estos funcionarios están en el puesto que están.
Hasta el Presidente Municipal comentó públicamente que si no podían, otras personas sí lo podrían hacer.
Se le olvidó también que este tipo de programas es para gente de escasos recursos, si durante toda su vida no habían podido tener una vivienda digna, cómo carambas en unos cuantos meses iban a poder conseguir recursos para cubrir lo que le correspondía al Gobierno Municipal. ¿Cómo? ¡Que alguien nos explique por favor!
El pueblo de Pihuamo rechaza tajantemente la existencia de este tipo de actos gansteriles y de ‘charrismo sindical’ o charrismo oficial, como son las acciones emprendidas por Roberto Sánchez ante la población indefensa de Pihuamo, ante los más desprotegidos ¡qué barbaridad señores! El pueblo no puede tener miedo ante sus autoridades, nunca ante autoridades municipales como ésta (ni ninguna otra) que encabeza Mayoral Landín, que desean instaurar su pequeño reino de absolutismo y oscurantismo.
Entonces, pues, ¿cuáles acuerdos, cuál diálogo y de qué actores sociales habla Mayoral Landín? Vergonzosa llanamente la represión, el miedo, y hostigamiento hacia los que menos se pueden defender, hacia los más pobres. Y yo de ingenuo que pensaba que el totalitarismo como forma de gobierno había desaparecido en el siglo XX y aún lo seguimos viviendo. Pero ojalá y Felipe Mayoral Landín recapacite y deje de emular a Hitler y a Mussolini, convirtiendo a su propia cuna en un campo de concentración como ocurre en Corea del Norte, donde todo está prohibido.
PD. Amigos, feliz año nuevo 2012.
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