En el sueño una voz híbrida me inquiría: ¿qué piensas sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo? “Estoy de acuerdo”, esa era, sigue siendo y será mi respuesta, “amén”. No quiero resultar controversial, pues ya tema lo es por sí mismo, pero en una pequeña ciudad como Sayula, Jalisco, donde hay muy por alto la fama de que en el terruño pululan esas personitas que no por diferentes dejan de ser especiales; el tópico puede ser algo incómodo.
La Asamblea Legislativa del Distrito Federal, aprobó con 30 votos a favor, 20 en contra, y 5 abstenciones, que el matrimonio en aquélla metrópoli no será más “la unión libre entre hombre y mujer”, sino que ahora el matrimonio se explicará por “la unión libre entre dos personas”, ello indica que indistintamente del género de los “cónyuges”, más que México entero, la capital del país se convierte en la primera en América Latina, en reconocer con todas las de la ley las uniones entre hombre y mujer y personas del mismo sexo, ambas cosas como un acto igual ante la ley y con plenos derechos, tanto así que tales parejas estarán permitidas para adoptar hijos.
Ya el Estado Vaticano aseveró “no se pronunciarían” al respecto, pues el acontecimiento es un acto meramente local. Sin duda lo es, mas no por ello deja de tener la trascendencia ni relevancia original. Todas las encuestas que se han hecho al respecto, muestran un tajante rechazo a la aprobación, pero ello solamente reitera que nuestra sociedad es aún ampliamente manipulada por valores religiosos de cualquier índole, especialmente del catolicismo; que aún se es intolerante.
México en una generalidad, sigue siendo una sociedad tradicional impregnada de conservadurismo, heredado de la Iglesia Católica luego de tres cientos años, y que aún sigue imponiendo sus voluntades ante un pueblo cada vez menos religioso y más secular, es decir, que las decisiones asumidas, lo son en base a valores individuales, que no se apegan estrictamente a los propios de la religión. Por lo de la adopción, no es que el hijo o hija crezca con un problema de identidad, no forzosamente; tampoco me parece que nuestra sociedad se vaya degenerando, no. Ambas cosas recaen en el fundamento de la educación y formación de los hijos.
Antes, un varón no podía vestir una prenda color rosa, hoy las nuevas generaciones son diferentes, más respetuosas e incluyentes. No defendemos la homosexualidad, tampoco le promovemos, lo que sí aplaudimos, es que se generen espacios y oportunidades para todos los ciudadanos, que la patria abrace a sus hijos todos, que se modernice la mentalidad y con ello el país entero. Porque puede que “los homosexuales no entren al Reino de los Cielos”, como ya lo ha dicho la Iglesia Católica, pero tampoco los pederastas, ni los curas que blanquean dinero. Hoy, México es más libre, aceptando sus responsabilidades, emancipándose paulatinamente del propio yugo del mexicano. Hoy, México es más laico, y como dijeran ya: ¡Viva Juárez!
Correo: joseisabeles@hotmail.com
Opinión Virtual: www.youtube.com/joseisabeles
Ya el Estado Vaticano aseveró “no se pronunciarían” al respecto, pues el acontecimiento es un acto meramente local. Sin duda lo es, mas no por ello deja de tener la trascendencia ni relevancia original. Todas las encuestas que se han hecho al respecto, muestran un tajante rechazo a la aprobación, pero ello solamente reitera que nuestra sociedad es aún ampliamente manipulada por valores religiosos de cualquier índole, especialmente del catolicismo; que aún se es intolerante.
México en una generalidad, sigue siendo una sociedad tradicional impregnada de conservadurismo, heredado de la Iglesia Católica luego de tres cientos años, y que aún sigue imponiendo sus voluntades ante un pueblo cada vez menos religioso y más secular, es decir, que las decisiones asumidas, lo son en base a valores individuales, que no se apegan estrictamente a los propios de la religión. Por lo de la adopción, no es que el hijo o hija crezca con un problema de identidad, no forzosamente; tampoco me parece que nuestra sociedad se vaya degenerando, no. Ambas cosas recaen en el fundamento de la educación y formación de los hijos.
Antes, un varón no podía vestir una prenda color rosa, hoy las nuevas generaciones son diferentes, más respetuosas e incluyentes. No defendemos la homosexualidad, tampoco le promovemos, lo que sí aplaudimos, es que se generen espacios y oportunidades para todos los ciudadanos, que la patria abrace a sus hijos todos, que se modernice la mentalidad y con ello el país entero. Porque puede que “los homosexuales no entren al Reino de los Cielos”, como ya lo ha dicho la Iglesia Católica, pero tampoco los pederastas, ni los curas que blanquean dinero. Hoy, México es más libre, aceptando sus responsabilidades, emancipándose paulatinamente del propio yugo del mexicano. Hoy, México es más laico, y como dijeran ya: ¡Viva Juárez!
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